domingo, 23 de julio de 2023

Pepe Cáceres

 


Aunque un poco ya lejana desde su estreno, no quiero dejar pasar la cinta colombiana “Pepe Cáceres”, de Sebastián Eslava [dirigida y protagonizada por su propio hijo] y Camilo Molano Parra. En términos generales un buen filme, donde las escenas de matar al toro son bien resueltas con las elipsis. Si bien, es una película para homenajear al más famoso torero colombiano, se pudiese pensar que un poco demasiado tarde, teniendo en cuenta que la tauromaquia casi esta desparecida en Colombia

Este biopic se resuelve cinematográficamente hablando a través de un guion sim complicaciones, diálogos sencillos y una ambientación de una época con rigor. ¿Por qué no funcionó en la taquilla? Pues son esos insondables destinos de todo filme colombiano en este país, donde si bien existe una buena cinefilia, la industria del cine colombiano no tiene una ruta clara en su nivel de distribución y exhibición.

Eslava, que ha participado en las series “Paraíso Travel”, “Narcos” y “Mala Yerba” y a que pronto veremos en la película de acción “Freelance”, dirigida por Pierre Morel —y protagonizada por John Cena y Alison Brie—, logra un emotivo y amoroso rol personificando a su padre, un hombre testarudo, machista [muy de la época colombiana que le tocó vivir al torero colombiano], arrogante y obstinado en convertirse en una leyenda de la tauromaquia.

Pero la cinta cae en una serie de clichés muy propios del biopic, que la alejan de cierta originalidad en lo que refiere al relato cinematográfico. El cine colombiano es dado al biopic, quizá por la necesidad de más guionistas que afinen este tipo de cine. Además la sola figura de un personaje famoso no avala que el espectador se halle frente a una película biográfica o ‘biopic’, porque casi siempre se vincula a los elementos del género drama.

Además, Scott Tobías, editor del portal The Dissolve plantea que “una película necesita tener un personaje en conflicto que desarrolle un drama. Un elemento que cinematográficamente sea relevante”. Para concluir, “Pepe Cáceres”, es un filme sencillo, hecho sin prisa y que quede en la posteridad un personaje que fue querido por un gran sector de la población colombiana.


“Oppenheimer”

 

Con un “Oscar” casi que adelantado diría sin exageración alguna, el actor Cillian Murphy (que fue el psicótico Espantapájaros en el primer Batman de Christopher Nolan) protagoniza “Oppenheimer”, del mismo director. Cinta que relata la historia del físico estadounidense Julius Robert Oppenheimer, famoso por ser el creador de la bomba atómica. La cinta está basada en el libro —ganador del Premio Pulitzer— “Prometeo americano: El triunfo y la tragedia de J. Robert Oppenheimer” de Kai Bird y Martin J. Sherwin. Lo primero que se me ocurre decir, y queriendo acercarme a las declaraciones del cineasta Paul Schrader (“Taxi driver”, 1976, “La última tentación de Cristo, 1988) es la mejor y más importante película de este siglo. 

Y lo digo sin exageración alguna. El cineasta Nolan ha procurado en su narrativa un tono equilibrado a la manera y forma en que se ha desarrollado la radiografía de un personaje sorprendente —portada en la revista “Time”—. Un protagonista que en el actor Murphy, su mirada, su expresión y sus aspavientos nos entrega toda una psicología de un científico. Y por otro lado, el asunto de la física cuántica. En el albor del siglo XX, ya estaba dispuesto que la luz del sol y las estrellas tenían su principio en algún tipo de energía atómica. En 1899, el geólogo americano Thomas Chrowder Chamberlin concluía que los átomos eran “depósitos de enormes energías”. Durante las cuatro primeras décadas del siglo XX las bombas atómicas solo se localizaban en las páginas de algunas revistas y algunas novelas del género, a modo de “La liberación mundial” (1914), de H.G. Wells, o “La Tierra permanece” (1949), de George A. Stewart. Desde entonces, la ciencia-ficción ha permanecido muy identificada con la amenaza de un holocausto nuclear.

Una de las primeras cosas que salta a la vista en esta cinta, es cómo el director Christopher Nolan produce una narrativa tan personal, no solo en su desahogo visual, sino asimismo en su propuesta dramática arropada por una música acorde a su ritmo sobre una historia del pasado, pero cargada de la zozobra e incertidumbres de nuestros días sobre estos temas de guerras nucleares. Con una cámara firme, el cineasta Nolan nos arrastra al otro lado de “la estación” (metafóricamente hablando) desde y donde podemos vislumbrar al ser humano través de un plano o contraplano, sin que sea un simple encuadre.

Tres horas de duración que no se sienten ni fastidian por dos razones. El asunto moral que se plantea en diversos planos de la vida misma: el profesional y personal en Julius Robert Oppenheimer —judío de nacimiento y de afinidad hacia el comunismo—, y sobre todo que una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial e iniciada la Guerra Fría, la rivalidad de los Estados Unidos con la Unión Soviética tuvo como repercusión la caza de brujas contra los supuestos comunistas —el denominado macartismo—. La otra razón: la relacionada con la bomba atómica, las dudas y las derivaciones morales y éticas que proyecta toda esta exploración en la física cuántica.

Cuando Oppenheimer pasó a liderar al conjunto de científicos, en el Proyecto Manhattan ubicado en el desierto de Nuevo México, que desembocó en el lanzamiento de la bomba atómica; nos imbuimos más en el asunto del personaje de marras al lado del resto de personalidades científicas. Para un conocedor [o no] de este asunto: Strauss (memorable Robert Downey Jr.). Además, del general Groves (Matt Damon), y los científicos que lo acompañaron, hasta el mismísimo Albert Einstein (Tom Conti) son personajes que permiten observar y confrontar los motivos en la mente de Oppenheimer —con un gran acierto y relevancia en el guion.

Al insistir en la función narrativa de la que escribía al comienzo de este artículo, se mueve con extraordinario rigor —a pesar de la gran cantidad de información que se ofrece—, en los ámbitos de la física cuántica, por supuesto la política, la protección nacional, y con mucha claridad cinematográfica (Nolan utiliza el blanco y negro y el color en sus saltos del presente al pasado). Asimismo unos diálogos que impulsan a seguir viendo esta obra maestra. En este sentido de la gramática cinematográfica y ante la ausencia de una linealidad narrativa, el montaje a modo de intriga —acumulativa—, plantea un tono de thriller, para que el habitante a la sala de cine no aparte la mirada de la pantalla.

La película deja muchas ideas rondando en la mente sobre la guerra y el mismo ser humano frente a ella. En este sumario de resubjetivación, la globalización económica —y cultural— debe conceder sobre todo a las nuevas generaciones con varias fuentes y narrativas epistemológicas. La idea es que esta diversidad de narrativas y sentidos epistemológicos, deben marcar en los jóvenes el inicio de un proceso de transformación moral mediante el cual se busca rehacer la imparcialidad. Y eso nos deja como corolario “Oppenheimer”, de Christopher Nolan. Porque quizás el cine sea —por encima de todo lo demás—, una originaria idea de recordar o representar las ofuscaciones de épocas pretéritas que jamás resurgirán más allá de pedazos episódicos o de los aparentes ensueños traídos por lo que siempre recordaré como el celuloide.

 


lunes, 17 de julio de 2023

MISIÓN IMPOSIBLE SENTENCIA MORTAL, PARTE 1

Al haber tenido la oportunidad de haber toda la saga de “Misión imposible” tanto en cine como en televisión, debo confesar y respecto a la más reciente entrega de la saga, que es la mejor  de todas las películas sobre Ethan y los líos en que me mete. Sin lugar a dudas, el guion saca adelante la película, que fue escrita y dirigida por el mismo cineasta. Y otro aspecto a destacar son los personajes. Tiene y dentro de su construcción menos ligereza a los tic de siempre y lucen para nada estrambóticos.

Un pues filme pues que pesa a sus casi tres hora (que no fatigan ni desentonan) es una película de acción a tope que por algunos momentos se da la licencia de inquietar al espectador. Cruise por otro lado brinda cierta madurez a su personaje (de pronto por la edad del actor), pero encierra pensamiento y acción más comedida en medio de los altercados de todo tipo. La cuestión es que  a hombros de sus «misiones imposibles», está logrando de manera instintiva la cima hacia la que señala cierta lógica en el guion: reproducir y fraccionar —a voluntad—, las disposiciones de la imagen más allá de los límites tópicos del espacio, el tiempo y el movimiento. La Entidad cinematográfica es indispensablemente eso, una potencia imponente, dominante y perdurable de la que no puede escapar Ethan Hunt ni sus camaradas de aventuras. Constantemente atenta al presente, “Misión imposible” topa ahora la Inteligencia Artificial, como tantas otras creaciones recientes de cine y plataformas.

No hay mucho qué en el sentido de no cometer spoilers, pero es evidente que la película se esfuerza por mostrar realidades y paisajes que contribuyen a dar suntuosidad a un argumento que elude ya el tema del enemigo corriente del occidente y que todo espectador conoce hasta la saciedad. La película en un final abierto (y todo unas benditas llevas), deja todas las emociones intactas. Qué bien por el director y guionista McQuarrie, que parece haberte tomado el pulso a un personaje y trama que por ahora, tiene todas las de ganar. 

jueves, 6 de julio de 2023

My Neighbor Adolf

 


Con financiamiento de Israel, Polonia y Colombia, “My vecino Adolfo” es un interesante filme que en clave de comedia nos propone la idea de las apariencias y la percepción de la realidad con bas en nuestro propio pasado y una reflexión final. ¿Es posible ser amigo de alguien que alguna vez fue tu enemigo? Años antes, Malek Polsky (Hayman) se sentó frente a Hitler en un Campeonato Mundial de Ajedrez en Berlín. Malek Jura que reconocería "esos ojos azules" en cualquier lugar, y ahora un vecino parece ser (está super convencido Malek) de que no hay duda que es Hitler (el actor Udo Kier). A partir de su sospecha se viene una serie de pesquisas que nos llevan en un excelente guion a una suposición que mantiene el interés de la cinta.



Lo interesante además de esta comedia, es que Malek diseña una serie de estrategias para probar su teoría y engañar a este nuevo vecino sospechoso (Kier), que se hace llamar "Herman Herzog", para que revele su pasado secreto. Pero por ser precisamente un guion del que no debe decirse mucho para que el lector vaya entusiasmo a ver el filme, hay un dato curioso sobre el actor Kier.

Esta no es la primera vez que Udo Kier caracteriza a alguien que podría ser Adolf Hitler. En el cortometraje de media hora de 2002 “Mrs. Meitlemeihr”, Kier expone cómo Hitler podría intentar de esconderse en Londres, si hubiera subsistido a la guerra, disfrazándose de mujer. También se le puede ver en la sátira intencionadamente pretenciosa. "Iron Sky". Y en la próxima segunda temporada de "Hunters" de Amazon Prime, Kier aparece como el criminal de guerra más notorio del mundo.

En fin que el asunto no deja de ser cómico a la postre revelándose alguno que otro gag, pues lo importante para Malek es vengarse de alguna forma. A veces, "Mi vecino Adolf" nos aleja del tono melodramático del que su director (Leon Prudovsky) y es cuando aparecen ciertos clichés y gags, como cuando Polsky busca venganza tratando de orinar en el auto de Herzog (solo que su vejiga no le lo permite, fracasando su plan). A través de sus pesquisas y después de leer sobre las peculiaridades determinantes de Hitler, Polsky decide verificar si Herzog tiene solo un testículo, como supuestamente hizo Hitler.

Qué nada estamos ante un filme bien entretenido, que deja buen sabor de boca en el sentido de que a veces nuestra realidad no es más que ciertas obstinaciones. Por lo demás la fotografía, música y ambiente del filme, permiten aseverar de pronto cierta parquedad, pero es que a veces nuestros protagonistas son así.


Stars at Noon

 


Gran Premio del Jurado (ex aequo) en el festival de cine de Cannes 2022,   “Las estrellas al mediodía”  es el reciente film de Claire Denis, que se desarrolla en Nicaragua en plena época electoral. Así que la cineasta y en un contexto de violencia, mafia e incertidumbre; la protagonista es una joven americana —periodista sin acreditar— y debe recuperar su pasaporte y salir del país.


“Stars at Noon”, adaptación de una novela de Denis Johnson, es una obra sobre la ímpetu amoroso, y sobre el avidez alegórica de mostrar los cuerpos. Como “Una mujer en África”, la cineasta indaga un cosmos situado en un territorio y un punto en tensión por el que recorren una serie de interlocutores que se conciben extraños. En esta oportunidad Denis parte de dos señales. La primera, es la de situarse en la Nicaragua actual —la revalidación de Ortega en el poder—. Y la segunda: pasión romántica, donde la falsedad  se muestra con tanta fuerza, como se podría haberlo hecho. Stars at Noon” es en esencia, la ocasión para aprisionar hasta el más imperceptible detalle del cuerpo de su actriz.

Si bien los actores principales [Margaret Qualley y Joe Alwyn] que encarnan a sus personajes se les observa química actoral. Y actualizando la novela de 1984 del difunto Denis Johnson "The Stars at Noon" al presente [entiéndase el Covid] el filme se articula a través del melodrama por momentos, y el sentido de afán en los roles principales. Durante dos horas, la cineasta erige a través de los primeros planos, un formidable tapiz con los ojos, las manos y el cuerpo íntegro de Qualley. De su figura depende todo el dispositivo dramático, en torno a una trama que podría ser entendida a flor de piel, frente a la idea erótica y en tantísimos sentidos.

Claire Denis envuelve el espíritu caótico a veces observado en la cinta y desmonta la intensidad que lo erótico y el thriller han ido edificando. ¡Qué nada! Que hay que volver a las películas de Claire. Personajes donde el peso insufrible de quien sabe que su cuerpo jamás será su propio feudo y que, por lo tanto, debe ser recuperado. Apuesto por ello.


lunes, 3 de julio de 2023

Memorias de París

 

El 13 de noviembre de 2015 es una fecha conocida con enorme dolor por los habitantes de París —y del mundo entero—, debido a los múltiples atentados islamistas pasados, de forma paralela, en diferentes puntos de la capital francesa. Así que la directora francesa Alice Winocour en “Memorias de París”, desde un matiz visual (y vehemente) diferente, ambiciona reflejar las heridas [todavía recientes], de esos actos de terrorismo y horror en Europa. La protagonista de esta historia es Mía (Virginie Efira) que advertirá cómo su cosmos de seguridad se desmorona por completo después de salir incólume [físicamente] de uno de las agresiones en una brasserie.

A partir de ese momento, el largometraje [estrenado en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes], toma su vertiente y la identidad anterior  de Mía fracturada, nos sumerge en un asunto de indagación interior en el que la redención mental de los hechos, alcanzará un valor fundamental, así como la necesidad de conllevar el dolor con las restantes víctimas del vil atentado.  En otros términos se podría escribir que Winocour indaga los límites de la memoria particular y colectiva, combinando el thriller detectivesco, el terror psicológico y el drama.

Lo que en manos de un(a) malo(a) director(a) hubiera conseguido confluir en un melodrama a grandes pinceladas es, en manos de la directora francesa un esforzado ejercicio de gramática cinematográfica. Salpicada de unos parlamentos transparentes y bien escritos, rápidos en ocasiones, y finamente lenta en otros. La película esgrime el tiempo como era de esperar en alguien que sabe determinar con tanta precisión el movimiento de su vida. Se abre y se despoja como una flor de ofrendas rotas, y de pronto, renace en un plano a través de un espejo [la vida misma].

domingo, 2 de julio de 2023

“Chevalier: Pasión y Libertad”

 

Gracias a la guionista Stefani Robinson y al director Stephen Williams (“Watchmen”), podemos estar al tanto a una de esas estampas fidedignas que habrían transformado todo: Joseph Bolonge, un probo violinista, genio músico, lujoso esgrimista y devoto protector de los derechos del hombre durante la Revolución Francesa. Así que “Chevalier: Pasión y Libertad”, es un biopic [convencional] pero bastante conmovedor y eficaz.

Y digo convencional, ya que el guion así lo transcribe, dejando a un lado, y un poco, ciertas normas menos clichés. Además, los diálogos poseen ese carisma hacia una serie de personajes agradables y no tanto. En todas formas el trabajo del histrión mete en cintura a un personaje carismático. ¿Pero quien es él? Joseph Bolonge (Kelvin Harrison Jr.), hijo ilegítimo de un reputado caballero francés y su esclava [de origen afrodescendiente], está viviendo un instante espectacular en su vida: acaba de ser nombrado Chevalier de Saint-Georges por la reina María Antonieta (Lucy Boynton).

Pero el asunto toma ritmo cuando Joseph se reencuentra con su madre (Ronke Adekoluejo) a quién no ve desde los seis años. Y por otro lado, una pudiente mujer acepta invertir su primera ópera, con la cual aguarda ganar la posición de Director de la Gran Ópera de París [donde en alguna oportunidad asistí]. El corazón de la historia pues está en la actuación de Kelvin Harrison Jr. como Joseph Bolonge pues entrega una interpretación llena de visos y mantos de complicación.

“Chevalier: Pasión y Libertad” es un biopic habitual, si bien, no busca transformar el género, se admite fresca al demandar a una imagen histórica cómo Joseph Bolonge, un individuo borrado por encargo de Napoleón luego de tomar el poder y restablecer la servidumbre en todo el Imperio y sus colonias. Buena película que no dejo de recomendar.