miércoles, 23 de abril de 2025

La mujer de las sombras



El cine de terror nunca pasará de moda y existen muchas razones para sustentar tal aseveración. Desde 1931, cuando la Universal produjo al mundo versiones de la literatura británica, el cine de horror (Drácula, Frankenstein, etc.)  ha servido como fructífera “caja de resonancias” a los miedos o angustias psicosociales. Para Stephen King, el terror tiene libertad en los presupuestos y no necesariamente con esas estrellas del Hollywood que deban llegar vivas a la última escena final de un filme.




El filme que nos ocupa tiene muchas formas de ser abordado, pero, primero habría que escribir que tiene una rigurosa actuación en la actriz Danielle Deadwyler (como Ramona) aportando algo de profundidad a este thriller de Blumhouse (“Wolf Man”), que, por lo demás, mantiene una atmósfera espeluznante, atiborrada de terror psicológico familiares y una gran cantidad de sustos. ¡Bueno! Todo empieza como una granja aislada en la Georgia rural se convierte en un campo de batalla para una madre apesadumbrada y sus dos hijos en este horror familiar y episódicamente efectivo (me refiero a las escenas).

Y digo todo esto porque una vez aparece una misteriosa mujer, todo se vuelve una pesadilla para Ramona. Y ahí arranca verdaderamente el filme. De hecho, cuando “esa mujer cubierta toda con un manto negro”, comienza a hacer sentir su presencia todo parece un infierno. Y es que su trauma inexpresivo del padecimiento, la culpa y el sufrimiento fraguan su tenebrosa sombra sobre la familia, y Ramona la desafía a una especie de ajuste de cuentas personal.

Algo interesante en el filme son los momentos menos exagerados, pero, que resultan ser son los más impactantes, ya que indaga la consternación desleal de la resignación de los padres, tanto para una adulta que se siente incapaz —o inclusive reacia— a ayudarse a sí misma o a cualquier otra persona. Un aspecto que fortifica la trama de este filme en su género es el que no haya electricidad y que los teléfonos celulares estén sin cargar (un artificio provocador). Por otro lado, el guion, de Sam Stefanak marcha bien cuando nos da espacio para respirar. Y no escribo más porque es contar la película, que siento cubre las expectativas hasta del más exigente cuando de thriller psicológico se trata.