El cine de terror nunca pasará de moda y existen muchas
razones para sustentar tal aseveración. Desde 1931, cuando la
Universal produjo al mundo versiones de la literatura británica, el cine de
horror (Drácula, Frankenstein, etc.) ha
servido como fructífera “caja de resonancias” a los miedos o angustias
psicosociales. Para Stephen King, el terror tiene libertad en los
presupuestos y no necesariamente con esas estrellas del Hollywood que deban
llegar vivas a la última escena final de un filme.
El
filme que nos ocupa tiene muchas formas de ser abordado, pero, primero habría
que escribir que tiene una rigurosa actuación en la actriz Danielle Deadwyler
(como Ramona) aportando algo de profundidad a este thriller de Blumhouse (“Wolf
Man”), que, por lo demás, mantiene una atmósfera espeluznante, atiborrada de
terror psicológico familiares y una gran cantidad de sustos. ¡Bueno! Todo empieza como una granja
aislada en la Georgia rural se convierte en un campo de batalla para una madre apesadumbrada
y sus dos hijos en este horror familiar y episódicamente efectivo (me refiero a
las escenas).
Y
digo todo esto porque una vez aparece una misteriosa mujer, todo se vuelve una
pesadilla para Ramona. Y ahí arranca verdaderamente el filme. De
hecho, cuando “esa mujer cubierta toda con un manto negro”, comienza a hacer
sentir su presencia todo parece un infierno. Y es que su trauma inexpresivo del
padecimiento, la culpa y el sufrimiento fraguan su tenebrosa sombra sobre la
familia, y Ramona la desafía a una especie de ajuste de cuentas personal.
Algo
interesante en el filme son los momentos menos exagerados, pero, que resultan
ser son los más impactantes, ya que indaga la consternación desleal de la resignación
de los padres, tanto para una adulta que se siente incapaz —o inclusive reacia—
a ayudarse a sí misma o a cualquier otra persona. Un aspecto que fortifica la
trama de este filme en su género es el que no haya electricidad y que los teléfonos celulares estén sin cargar
(un artificio provocador). Por otro lado, el guion, de Sam Stefanak marcha bien
cuando nos da espacio para respirar. Y no escribo más porque es contar la
película, que siento cubre las expectativas hasta del más exigente cuando de
thriller psicológico se trata.