lunes, 3 de julio de 2023

Memorias de París

 

El 13 de noviembre de 2015 es una fecha conocida con enorme dolor por los habitantes de París —y del mundo entero—, debido a los múltiples atentados islamistas pasados, de forma paralela, en diferentes puntos de la capital francesa. Así que la directora francesa Alice Winocour en “Memorias de París”, desde un matiz visual (y vehemente) diferente, ambiciona reflejar las heridas [todavía recientes], de esos actos de terrorismo y horror en Europa. La protagonista de esta historia es Mía (Virginie Efira) que advertirá cómo su cosmos de seguridad se desmorona por completo después de salir incólume [físicamente] de uno de las agresiones en una brasserie.

A partir de ese momento, el largometraje [estrenado en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes], toma su vertiente y la identidad anterior  de Mía fracturada, nos sumerge en un asunto de indagación interior en el que la redención mental de los hechos, alcanzará un valor fundamental, así como la necesidad de conllevar el dolor con las restantes víctimas del vil atentado.  En otros términos se podría escribir que Winocour indaga los límites de la memoria particular y colectiva, combinando el thriller detectivesco, el terror psicológico y el drama.

Lo que en manos de un(a) malo(a) director(a) hubiera conseguido confluir en un melodrama a grandes pinceladas es, en manos de la directora francesa un esforzado ejercicio de gramática cinematográfica. Salpicada de unos parlamentos transparentes y bien escritos, rápidos en ocasiones, y finamente lenta en otros. La película esgrime el tiempo como era de esperar en alguien que sabe determinar con tanta precisión el movimiento de su vida. Se abre y se despoja como una flor de ofrendas rotas, y de pronto, renace en un plano a través de un espejo [la vida misma].