sábado, 7 de junio de 2025

Muere Enzo Staiola, el niño de 'Ladrón de bicicletas', a los 85 años

 

Enzo Staiola, actor conocido por haber dado vida al joven Bruno Ricci en la aclamada cinta de Vittorio De Sica, “Ladrón de bicicletas”, ha muerto a los 85 años de edad. El intérprete falleció el pasado miércoles, 4 de junio, por causas que se desconocen, según informó el diario italiano “La República”.

Staiola, y según recordaba el propio actor en una entrevista concedida en 2023 al citado medio italiano, De Sica lo descubrió un día que regresaba a casa desde la escuela. Ese día, "un señor canoso, muy elegante", se bajó del auto que lo estaba siguiendo y le preguntó su nombre. "Yo me quedé callado. Y me dijo: '¿Pero usted no habla?'. 'No tengo ganas de hablar', le contesté. Mi madre siempre me decía que no fuera demasiado familiar si alguien me paraba...", explicó.

Valga pues la oportunidad para examinar un poco “Ladrón de bicicleta”, por muchas razones. Una, y muy trascendental es que es una obra maestra. Su historia es amarga y literal, plenamente libre de “confabulaciones” y escrita por Cesare Zavattini pensando exclusivamente en la cámara, la película está basada en una novela de Luigi Bartolini, y no es más que la historia de un desprovisto trabajador al que le sustraen su indispensable bicicleta y que turbado intenta encontrarla durante todo un día. Él es un hombre humilde, cartelero, que (quiero o no) debe tener una bicicleta para poder conservar su nuevo trabajo. Él tiene una esposa y un hijo pequeño que dependen de él. Y así, durante un extenso y sombrío domingo, él y su hijo transitan las atiborradas calles de Roma, en busca de esa bici importante que, debemos decirlo, nunca encuentran.

Otorgado un Oscar honorífico en 1949 por la Academia de Hollywood, es una de las mejores películas y una de las piedras angulares del neorrealismo italiano. Una Película sencilla y poderosa pues sobre un hombre que necesita un trabajo. Que esta gallarda historia acabe teniendo la repercusión emocional de una tragedia clásica, puede sonar irracional, pero eso es lo que acontece.

“El ladrón de bicicletas” nos ubica justo ahí, nos consiente sentir lo que resulta ser una experiencia arrolladora con estos personajes (reales, porque no son actores) observados en la pantalla, nos permite concebir la condición del ser humano cuando es casi indescriptible. Pero, también es importante entender que una bicicleta “actúa” en la película como dispositivo de separación, que retorna un entorno sereno en un mar de apariencias e irresoluciones. ¿Quién puede reflexionar sobre lo paradójico del hurto de una bicicleta, quién se escapa a las injusticias? Ahí está el detalle.

Los principios del neorrealismo italiano (al que pertenece el filme de De Sica), es un movimiento que se consolidó, en parte por evidencia ideológica mostrando la realidad de un entonces, y en parte por la insuficiencia y falta de recursos en la posguerra en una Italia a finales de la década de 1940 y principios de la de 1950. Citando a Bazin, es “una nueva forma de la realidad, supuestamente dispersiva, elíptica, errante u oscilante, que opera por bloques y con nexos deliberadamente débiles y acontecimientos flotantes”. Entonces, en vez de incorporar un ambiente ya comprendido, el neorrealismo apuntaba a enfrentarse con la ambigüedad y por ello, algo muy importante, se hacía crónica.