“Sisi
y yo” de la directora Frauke Finsterwalder está contada absolutamente desde el
punto de vista de su dama de honor llamada Irma, una solterona húngara que escolta
a Sisi durante los últimos cuatro años de su vida, y se muestra como una figura
entretenida, desvaída y agobiada hasta cierto punto, y dispuesta a deslices e injusticias.
Así
que la condesa Irma Gräfin Sztáray de Sztára et Nagymihály, teje una fábula que
nos brinda una mirada (hasta irreverente) a la extravagancia de los poderosos,
y a las limitaciones que supone una vida así, ante la mirada del espectador.
De
metraje excesivo a mi parecer, la cinta “Sisi & I” muestra
a la Emperatriz sintiéndose supremamente atrapada por la obcecación y los recelos
que infunde en los demás. Por otro lado, la sumisión casi sensiblera de Irma,
se vuelve tan asfixiante para ella como las pretensiones cada vez más posesivas
de su hasta separado marido (el cineasta Markus Schleinzer).
Estamos
pues ante un filme eminentemente para las salas de cine europeas, aunque las
referencias visuales abundan en gran medida a la trilogía firmada por Ernst
Marischka –Sissi (1955), Sissi emperatriz (Sissi, die junge Kaiserin, 1956) y
El destino de Sissi (Sissi - Schicksalsjahre einer Kaiserin, 1957) —.
Se
puede concluir y a modo de reiteración que en esta (y básicamente) buena película,
que “Sisi & I”, rasga la abstracción desde una narrativa básica, ya que la representación
de dicha narrativa aportada por la dama de compañía de la emperatriz, la
condesa Irma Sztáray (encarnada por una magnífica Sandra Hüller).
Ya
en las primeras secuencias, con la exposición y pautas por parte de la madre de
la insigne y joven protagonista, se instituyen las bases del filme: un punto de
vista satirizada, y por instantes ridícula, de la monarquía europea de finales
del siglo XIX; la del Imperio Austro-Húngaro.