domingo, 9 de abril de 2023

Living (por la senda de Kurosawa)

 


Adaptación en inglés del guion 'Ikiru' (1952), de Kazuo Ishiguro, Akira Kurosawa. El asunto va de un veterano funcionario llamado Williams, cuando ya “la vida” no es prioridad. En este sentido, el director Oliver Hermanus adapta el guión del novelista Kazuo Ishiguro sobre la propia cinta del japonés y el resultado es  realmente fascinante.

Si la película de Kurosawa discurre en el Japón contemporáneo, Ishiguro introduce la historia del funcionario Williams [al que da vida Bill Nighy, de forma Magistral] a una Inglaterra justo después de la guerra, en un tono, fotografía y música que abraza lo más íntimo. De todas formas, al final quedaremos hablando si la vida bien vale la pena vivirla. En lo personal y por lo que observamos, pensaría que sí. Pero qué es la vida. Qué vas a hacer en el momento cuando el Creador te llame.

Sea cual sea el “mundo posible” que se cree, que se plantee para la historia personal [como decía Tolkien], esa historia no solo es consecuente; tiene mucho de autenticidad, y forma parte de las circunstancias, si bien, aquí el significado de “vida” y “realidad” han hecho por momentos trozos la tipificación y filiación de facticidad y hechos, con los que a menudo negociamos con nosotros mismos.

La película en este sentido expuesto, contrasta [si bien no es el vocablo más exacto] imágenes del protagonista, antes y después de la noticia sobre sus pocos años de vida, con su entorno y algunos acompañantes. Un filme entonces que sin melancolía, alecciona  que sin tristeza, con la que todas [compartiendo o no el destino de los interlocutores] podemos sentirnos identificadas, pueda coexistir con una cierta indocilidad de querer existir a pesar de conocer el final. Que, aunque sea a través de imágenes y gestos que suelen estar presentes en un tipo de cine intimista [que empieza a agotarse], se nos muestre que es posible resignificarlas y darles una nueva vida.  Todo vale la pena vivirlo [“Ya no hay tiempo para enfadarse”].




Terezin

 

Este es un filme  italiano del cineasta italiano  Gabriele Guidi, múltiples lecturas. Desde lo que supuso el mismo gueto de Terezin (reunió entre los judíos deportados a un gran número de compositores, pintores, escultores, poetas y escritores, alma y corazón de la cultura centroeuropea de la época). Pero también [y es la historia], a niños jugando al fútbol, pintando acuarelas, haciendo partidas de ajedrez. Así salían los judíos en la película que rodó para las SS Kurt Gerron, semanas antes de ser enviado a la cámara de gas. Al final de la II Guerra Mundial, cuando el Ejército Rojo liberó el primer campo de exterminio, los nazis rodaron el documental, cuyo título era sobre el campo de concentración de Terezín (Theresienstadt) [solo se ha encontrado un tercio del metraje]. La idea era mostrar que el ambiente de sus prisioneros era tranquilo e idílico.

Pero mi punto de vista en este análisis, es la música y sobre los músicos allí en el gueto. Y es que cuando Victor Hugo sentencia: “la música expresa lo que no puede ser dicho y aquello sobre lo que es imposible permanecer en silencio”, Estamos ante un cinta amorosa, en medio de las dificultades de sus personajes protagonistas. Y es que la música de los maestros [y aun la extradiegética] siempre permite que la vida sea más placentera.

Y es que la arquitectura emocional de la película no es que ponga en segundo plano otros aspectos de la película como tal, es que la psicología del lugar-música nos hace deliberar en esos simulados universos labrados por los alemanes [si bien, los maestros de música se sentían felices frente a ello] para falsear la realidad verdadera de los presos judíos.

Esto conlleva a la reflexión de como la música cambia la naturaleza fílmica, en una disgregación de realidades y libertades, esas que quisieron [ocultar] mostrar los alemanes como la placidez de un sitio, donde el libre albedrío brilla precisamente por su ausencia. De manera que el cineasta Guidi en una puesta en escena sobria, sin saltos en un relato cargado más bien de deseos del alma, señala “las pisadas” que el mismo paso del tiempo no ha podido borrar dejando sin más, eso sí: el eco de la vida.

Excelente película pues que debería ser de obligada visión, por todas las enseñanzas que deja. Esos dos mundos contrapuestos, el del pasado que se quiere dejar atrás [la prisión], y el del futuro incierto [la música que se eleva a los cielos] al que se enfrentan los personajes [Antonio y su amada compañera]: son siempre ejemplos de las grietas de la historia de la vida misma.

viernes, 7 de abril de 2023

Marlowe, de Neil Jordan

 

Varias consideraciones en primer lugar, Con Marlowe, el actor Liam Neeson se pone en la piel de, posiblemente el personaje del cine negro más icónico de todos los tiempos en su historia. Los textos del escritor Raymond Chandler eran muy preferidos en Tinseltown en los años cuarenta, con Dick Powell (“Murder My Sweet”), y el actor Humphrey Bogart (en “The Big Sleep”) caracterizando ambos a Philip Marlowe durante la era del cine negro. En los años del neo-noir de los años setenta, el personaje volvió a estar de moda, con Robert Mitchum interpretando a un Marlowe mayor en “Farewell My Lovely” y una nueva versión de “The Big Sleep”. En contraste, Elliot Gould interpretó a un Marlowe joven y despreocupado en “The Long Good bye”, de Robert Altman.

El director Neil Jordan (“Mona Lisa” y “The Crying Game”, es el director encargado para mostrarnos al personaje en pleno siglo XXI. La película está basada en una novela reciente, “The Black-Eyed Blonde” de John Banville. La premisa, en esta oportunidad, no varía mucho en el sentido de que el detective [adusto, serio y solitario] es contratado para resolver una desaparición por una mujer. Con algo de remembranza a “El halcón Maltés”, estamos ante una buena película en lo general.

Si algo caracteriza a este de historias es su guion, y unos diálogos claros en la búsqueda de personajes perdidos. Entre ellos una  femme fatale en la piel de la actriz Diane Kruger. Sin una evidencia paranoica del fin del mundo, y la parquedad de aprender a sobrevivir, por parte de una serie de personajes; Marlowe construye al arquetipo perfecto del género. En este punto, y sin la excepción de los primeros diálogos del guion, la premisa es intachable: la progresión dramática no se desinfla para nada.

Película pues sencilla en su puesta en escena, y un ingrediente principal: la paciencia. Al observar que también el cine está dentro del cine [sobre todo al final del metraje con otra reminiscencia a lo “White  Heat” y el inolvidable James Gagney]. La psicología del lugar nos hace cavilar en crear pasados a lo mejor creíamos irreproducibles. Porque quizás el cine sea, por encima de todo lo demás, esa originaria idea de rememorar o trascribir espejismos de periodos remotos más allá de fragmentos episódicos de ese difunto espíritu del celuloide.



jueves, 6 de abril de 2023

The Outfit

 

“La verdadera perfección es imposible”

“El sastre la mafia” es una historia que arranca en1956, y tiene todas las características del filme noir y thriller moderno. Cuando la voz en off de un sastre, señalando las partes y forma de una confección de un traje, parece ir delineando también una trama, a través de unos gángsters (muy poco duchos, al parecer como Ritchie). Muy pronto identificamos que la película está cargada de diálogos muy teatrales, pocos escenarios y personajes. En este sentido, el director de la película, Graham Moore nos embute unos personajes, y que en el devenir de sus diálogos, los vamos consintiendo y sobre todo, con sus referidas intenciones. En medio de elementos decorativos como los trajes que corta el refinado, impasible y arquetípicamente inglés protagonista [un Mark Rylance enorme en su interpretación], estamos ante un buen filme.

Moore ha dicho que la idea de "The Outfit" [o “El sastre de la mafia”] germinó al leer un informe de que la primitiva evidencia grabada recopilada por los federales en un caso de crimen organizado, fue tomada de unos micrófonos ocultos colocados en una sastrería de Chicago. Si bien, esta película no es una recreación de ese episodio, el dato arrojó la imaginación de Moore [coescribió este guion con Johnathan McClain) y envió a unos personajes por una tortuosa calzada de manipulación y juegos mentales.

Si la historia tiene un arranca lento en apariencia, con una puesta en escena fina y certera, un estilo teatral estupendo, y una utilización del suspense de primera mano. Todo germina, de ese lúgubre taller de Burling, donde la parte trasera de su tienda, funciona como un punto de encuentro para la mafia irlandesa, dirigida por el principal cliente de Burling, Roy Boyle [Simon Russell Beale], que ha establecido un buzón de correo dedicado a consignar y recobrar comunicaciones clandestinas.

Los planos de la artesanía finamente detallada del cineasta, se acompaña a veces, de una suave voz en off. En lugar de tener tiempo y espacio para posarse con alguna pauta de golpe emocional, cada pieza del acertijo de la historia de fondo [la posible participación de Outfit, el respetado sindicato del crimen creado por el difunto Al Capone], se acomoda ágilmente a esa máquina de rápido movimiento que es el cine. Si bien, puede acelerar las cosas al principio, asegura [el cine] que casi cada gramo de humanidad observado, termina al servicio de algo emocional [“Un sastre siempre escucha, pero no habla” (Madame Lafontiane)].

lunes, 3 de abril de 2023

"Indiana Jones and the Dial of Destiny" tendrá su presentación mundial en la nueva edición del Festival de Cannes del 16 al 27 de mayo

 

El prestigioso certamen de cine comienza a develar su grilla, luego de que la semana pasada anunciara que la nueva cinta de Martin Scorsese, 'Killers of the Flower Moon', será parte de la partida.

La quinta entrega del legendario aventurero protagonizado por Harrison Ford es dirigida por James Mangold ("Logan. Wolverine" y "Johnny & June: Pasión y locura") tendrá una función estelar el 18 de mayo. El elenco de la película lo completan Phoebe Waller-Bridge, Antonio Banderas, John Rhys-Davies, Toby Jones, Boyd Holbrook, Ethann Isidore y Mads Mikkelsen.

Esta no es la primera vez que el expedicionario Jones llega a La Croisette. En 2008 ya fue parte del certamen "Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal", dirigida por Steven Spielberg, productor ejecutivo de esta nueva entrega de la saga.

“En 1995, tuve el honor de venir a Cannes con mi primera película, "Heavy", como parte de La Quincena de los Directores. Veintiocho años después, estoy orgulloso de regresar con una película un poco más grande. ¡Mis legendarios colaboradores y yo estamos muy emocionados de compartir con ustedes una nueva y última aventura de Indiana Jones!”, declaró en un comunicado Mangold. Fuente: https://www.diariojornada.com.ar/

Cine colombiano: "Cristina" de Hans Fresen

Este filme colombiano de Hans Fresen presenta historia de una chica llamada Cristina, en busca de su propia vida emocional. Con hijo, esposo y todo lo que debe tener una chica de bien, parece no ser suficiente para tener claridad emocional sobre su vida misma. Y es que este filme al ser una co-producción con Argentina, pareciese que se ubican algunos elementos estéticos acordes a cierto roll social.

Además, una trama de intersubjetividades que se desdobla y examina en todos los espacios: valores y símbolos cotidianos; mostrando la vida íntima, ajustando, situando y exhibiendo ciertos significados sobre la vida. En este sentido el cineasta colombiano a través de su punto de vista, nos impone toda esta estela de asuntos y percepciones en la realidad de la vida y la relación en pareja, en un ritmo que a veces cede a una cámara inquieta.

No percibimos el mundo que habitamos, más bien habitamos el mundo que percibimos en función no sólo de ciertas capacidades fisiológicas, sino también del trabajo de comprensión de o Real. Habitamos en nuestras representaciones del mundo (Rojas, 2012, p. 258)

El cine intimista (poco usual en el cine colombiano) atesora la disposición moderna de enfrentar al peso impasible de lo cotidiano, y asimismo, conserva la reivindicación de llegar más allá [de hacer visible lo real], pero ahora, gracias a un tipo de sujeto [capaz de hacerlo], se entrega a la auto reflexividad, es decir a la experiencia libre de cualquier atasco o presión externa, y lo consigue sin ambigüedad.

En este plano, el cine intimista de “Cristina”, promete una objeción: se “habla” desde una perspectiva de extenuación y la vez restablece la ficción romántica de un absoluto. A la larga una idea conservadora, como fiador de una verdad, la realidad del individuo.