La
reciente película de Brat Pitt y George Clooney fue primero a streaming que a
las sala de cine. DE todas formas, este trabajo dirigido por Jon Watts permite
disfrutar de un par de personajes (y actores) que se ven involucrados en lo que
siempre buscan.
Es
revelador que, en “Wolfs”, interpreten a dos ‘facilitadores’, expertos en
limpiar escenas de crímenes sin dejar huella alguna, y además, que se atavían
igual, que rivalizan por el liderazgo de una trabajo absurdo, y a la postre son cuidadosamente
intercambiables.
Para
empezar creería y diría que estamos frente a una comedia negra (género
cinematográfico que se identifica por presentar temas tabú, como la muerte, afrontados
de manera humorística). Nos hallamos pues ante una escenario antagónico a
recordada y personificada por Pitt-Clooney en la agradable saga de ‘Ocean’s
Eleven’, donde hacen gala de una colaboración sublime, colindante a la idea de
un vínculo afectivo no sexual.
En
‘Wolfs’, el encanto está en observar al dúo transformado —a veces— en antagonistas,
y rivalizando por ser el más inteligente, arrojándose miradas de antipatía y donaires
reprobatorios por dondequiera. De alguna manera, Watts —escribe el guion de la película y la dirige—
elabora lo que algunos críticos de cine llaman una pulcra y película buddy cop
(aquella
en la que sus dos protagonistas deben afanarse juntos por solucionar un crimen).
Los protagonistas no son colegas, sino todo lo contrario, y son criminales en
vez de policía, cargando en todo caso en el filme un muerto muy vivo (un joven
personaje, que ya de entrada, nos permite aseverar que habrá una secuela).
Posiblemente
sea emplazar desproporcionadamente a una película que, por otro lado, tiene despejado
que no es más que un solícito pasatiempo y sobre todo el lucimiento de sus dos figuras.
Lo que sí debería haber tenido la cinta, es un cierre que no haga sentirse al auditorio
un poco embaucados por haber visto una película cuyo final vincula con una inmediata
aventura de estos dos lobos ermitaños.