“La verdadera perfección es imposible”
“El sastre la mafia” es una historia que arranca en1956,
y tiene todas las características del filme noir y thriller moderno. Cuando la voz
en off de un sastre, señalando las partes y forma de una confección de un
traje, parece ir delineando también una trama, a través de unos gángsters (muy
poco duchos, al parecer como Ritchie). Muy pronto identificamos que la película
está cargada de diálogos muy teatrales, pocos escenarios y personajes. En este
sentido, el director de la película, Graham Moore
nos
embute unos personajes,
y que en el devenir de sus diálogos, los vamos consintiendo y sobre todo, con
sus referidas intenciones. En medio de elementos decorativos como los trajes
que corta el refinado, impasible y arquetípicamente inglés protagonista [un
Mark Rylance enorme en su interpretación], estamos ante un buen filme.
Moore ha dicho que la idea de "The Outfit" [o
“El sastre de la mafia”] germinó al leer un informe de que la primitiva
evidencia grabada recopilada por los federales en un caso de crimen organizado,
fue tomada de unos micrófonos ocultos colocados en una sastrería de Chicago. Si
bien, esta película no es una recreación de ese episodio, el dato arrojó la
imaginación de Moore [coescribió este guion con Johnathan McClain) y envió a
unos personajes por una tortuosa calzada de manipulación y juegos mentales.
Si la historia tiene un arranca lento en apariencia, con
una puesta en escena fina y certera, un estilo teatral estupendo, y una utilización del
suspense de primera mano. Todo germina, de ese lúgubre taller de Burling, donde
la parte trasera de su tienda, funciona como un punto de encuentro para la
mafia irlandesa, dirigida por el principal cliente de Burling, Roy Boyle [Simon
Russell Beale], que ha establecido un buzón de correo dedicado a consignar y recobrar
comunicaciones clandestinas.
Los planos de la artesanía finamente detallada del
cineasta, se acompaña a veces, de una suave voz en off.
En lugar de tener tiempo y
espacio para posarse con alguna pauta de golpe emocional, cada pieza del acertijo
de la historia de fondo [la posible participación de Outfit, el respetado
sindicato del crimen creado por el difunto Al Capone], se acomoda ágilmente a
esa máquina de rápido movimiento que es el cine. Si bien, puede acelerar las
cosas al principio, asegura [el cine] que casi cada gramo de humanidad
observado, termina al servicio de algo emocional [“Un sastre siempre escucha, pero
no habla” (Madame Lafontiane)].