Este
filme colombiano de Hans Fresen presenta historia de una chica llamada
Cristina, en busca de su propia vida emocional. Con hijo, esposo y todo lo que
debe tener una chica de bien, parece no ser suficiente para tener claridad
emocional sobre su vida misma. Y es que este filme al ser una co-producción con
Argentina, pareciese que se ubican algunos elementos estéticos acordes a cierto
roll social.
Además,
una trama de intersubjetividades que se desdobla y examina en todos los
espacios: valores y símbolos cotidianos; mostrando la vida íntima, ajustando, situando
y exhibiendo ciertos significados sobre la vida. En este sentido el cineasta colombiano
a través de su punto de vista, nos impone toda esta estela de asuntos y
percepciones en la realidad de la vida y la relación en pareja, en un ritmo que
a veces cede a una cámara inquieta.
No
percibimos el mundo que habitamos, más bien habitamos el mundo que percibimos
en función no sólo de ciertas capacidades fisiológicas, sino también del trabajo
de comprensión de o Real. Habitamos en nuestras representaciones del mundo
(Rojas, 2012, p. 258)
El
cine intimista (poco usual en el cine colombiano) atesora la disposición
moderna de enfrentar al peso impasible de lo cotidiano, y asimismo, conserva la
reivindicación de llegar más allá [de hacer visible lo real], pero ahora,
gracias a un tipo de sujeto [capaz de hacerlo], se entrega a la auto
reflexividad, es decir a la experiencia libre de cualquier atasco o presión
externa, y lo consigue sin ambigüedad.
En
este plano, el cine intimista de “Cristina”, promete una objeción: se “habla”
desde una perspectiva de extenuación y la vez restablece la ficción romántica
de un absoluto. A la larga una idea conservadora, como fiador de una verdad, la
realidad del individuo.