domingo, 7 de mayo de 2023

A Thousand and One (Gran premio del jurado en Sundance 2023)

 



Ganadora del Gran Premio Jurado de Sundance de EE. UU., a mejor película. “A Thousand And One” subraya una historia poco convencional de madre e hijo, en busca un mejor porvenir y redención. Inez (Teyana Taylor) es la fuerza de la naturaleza en esta pieza [ambientada en la década de 1990]. Por otro lado Terry el hijo de Inéz, es el elemento actancial que busca su identidad.

Y cómo todo se desarrolla en la comunidad negra en los Estados Unidos, pues hay momentos de ese mundo por momentos hostil y cargado de irresoluciones, sobre todo cuando los interlocutores son pobres y tienen poca preparación. Este filme es el primer largometraje del guionista y director AV Rockwell, en un relato nada volátil de una relación madre-hijo. Al escribir nada etéreo, tomo como punto de partida a Inez y una cierta arrogancia juvenil de su hijo [adolescente] que despliega a través de una serie de desafíos emocionales, su búsqueda de identidad, hasta convertirse en el elemento importante de la cinta.

Este drama está totalmente habitado por la desazón de la vida misma y las relaciones que allí se entretejen, y dibujan con amor y compasión las fallas de los personajes tanto por sus ilusiones, y esa cualidad humana a la larga en los corazones de los personajes observados, caracteres realzados por la suave partitura de Gary Gunn.

Pero también la película es un relato sobre la maternidad. Y para internarse en ese viaje interior, la causa de una ansiedad profundamente dolorosa, que no es capaz o teme confesar a pesar de los esfuerzos por escuchar y admirar a una mujer que lo da todo en la vida; pues todo no es más que el reflejo de la relación materno filial forjada durante los años, en medio de una invariable actitud de reconvención y a veces ferocidad como únicas herramientas de comunicación.

A modo de conclusión, un retrato de la vida. Esa vida cargada de mentiras y verdades. Unas duelen y otras no. Y esta sensación de aceptación frente a la existencia, de pertenencia de la vida misma, pronto va otorgándole a los modelos actanciales un poquito más de firmeza para continuar la búsqueda de igualdades. Y como dice Inez: “La vida sigue”. “A nadie le importa las mujeres negras”.

Película pues interesante que deja más de un interrogante sobre algunos seres humanos a quienes nos tropezamos en la vida. Y que estaba en el pergamino del destino, muchas veces sin culpa de nadie.




domingo, 30 de abril de 2023

domingo, 23 de abril de 2023

La sentencia (Schächten)

 


Viena 1962, todavía hay nazis por toda la ciudad. Nazis que viven acomodados en una ciudad en todos los sentidos. El sistema político y legal aún está dirigido por ex nazis y una gran parte de la sociedad sigue viviendo atada en el pasado. Sin embargo, la historia gira en torno al joven empresario judío Víctor, testigo de cómo el juicio sobre un criminal nazi contra su familia, falla a favor de él.


Estamos pues ante un filme austriaco dirigido por Thomas Roth y cargado de buena intriga, que nos lleva desde el comienzo por una labrada e interesante intriga [sin saltos imprevistos], manteniendo al habitante de la sala de cine pegado a su butaca. Un verdadero éxito de la ponderación y la objetividad sobre un tema muy peliagudo que, sin duda, hoy día sigue estimulando a diario todo este asunto sobre los alemanes después de la guerra. Además, todos recordamos las ampollas que levantaron los cazadores de nazis en esa época.

De esto habla la película, de ciertos vacíos legales de la Viena de entonces, peligrosas zonas grises que no permiten o no dejan agarrar los transgresores, cuando “no se puede” [claro que sí] mostrar si hubo o no culpa y de cómo una única verdad universal puede ser distorsionada, e interesadamente por una parte de la justicia, llegando a convertirse en ambigua [o falsa] frente a los verdaderos criminales que circundan y habitan la vida de una tranquila ciudad invernal.

Pero todo cambia cuando el joven judío Victor decide llegar a la verdad  [¿la justicia por sus manos?] de todo lo que acontece en una sociedad que va en contra de él, pero sobre todo en contra de su familia, y la falsa inocencia un asesino llamado Gogells. En este sentido, el filme ejecuta un buen relato y otorga cierta complejidad a algunos de sus personajes de forma muy creíble, dotándoles de razonables aristas, para que ninguno de los implicados en la situación dé el perfil de víctima [si bien, sabemos que es así] y por el otro: el asesino.

 


‘Los tres mosqueteros: D’Artagnan’

 

En la historia del cine [y francés] la obra de Alejandro Dumas, nunca ha dejado de estar vigente en las salas de cine y las razones son varias, y que intentaremos descubrir a través de la más reciente adaptación a la pantalla [la primera fue dirigida por Fred Niblo y protagonizada por Douglas Fairbanks, en 1921]. Por lo pronto, recordar a los protagonistas Athos (Vincent Cassel), Porthos (Pio Marmaï) y Aramis (Romain Duris) y D'Artagnan (François Civil) un intrépido joven, es dado por muerto tras intentar salvar a una joven de ser secuestrada.

A la gran obra del escritor Alejandro Dumas le ha tocado la gran suerte de ser favorita en el mundo occidental [igual a los mosqueteros que al Conde de Montecristo]. Y frente a esta realidad, una vez más el cine francés la eleva a una nueva ‘grandeur’ y como una gran superproducción. Lo que se estrena en el planeta es, digamos, la primera mitad, de la película, recordándonos el actual sentimiento de ese síndrome “continuará”. A la par de las miniseries que hay en boga.

Ante una acotación y anécdota literaria, no deja de ser claro quien descubrió primero [si historiador Auguste Maquet o Dumas] las “Memorias de D´Artagnan” (1700), de Gatien de Courtilz de Sandras, la obra que inspiró “Los tres mosqueteros”. De todas formas, lo que si puede dejar claro es que “El vizconde de Braglonne”, una de las novelas favoritas de Oscar Wilde, “Los tres mosqueteros”, y otros trabajos suyos como “La reina Margot”, se muestran al lector como un río impetuoso de palabras, nutrido por esas fuentes en las que la Historia y las leyendas se entrelazan en un tapiz muy tentador para el lector de la época.

Dumas, acuerda recordarlo, se ilustró por su cuenta, leyendo el teatro de Shakespeare y observando las representaciones que de sus obras, disponía y habilitaba la Comédie française en París. Además, y entre las lecturas de Dumas se hallaban las comedias de los dramaturgos franceses Marivaux [“Los sorprendentes efectos de la simpatía”] y Beaumarchais [“Las bodas de Fígaro”], la poética e ideas de Voltaire y las novelas eróticas de Choderlos de Laclos. Entonces ¿Qué es lo que hace que “Los tres mosqueteros” siga galopando en las salas de cine con éxito? La amistad sincera [aunque suene a pleonasmo, ya que de por sí, la amistad debe serlo], la intriga, el ritmo y el aire de trama política, religiosa y bélica que se sigue con interés y, obviamente a su favor, ese aire de entretenida; que le hace bien a la atmósfera sombría de la historia, acompañada de esos rostros icásticos de los mosqueteros.

Sin spoilers se puede contar que todo comienza en el siglo XVII, en Francia. Donde la reina infiel [y patriótica] se entiende con el duque de Buckingham, el archienemigo británico de su esposo, el rey Luis XIII. Un tipo bien intencionado, frágil, de carácter indeciso [encarnado en esta ocasión por Louis Garrel]. Inclusive, cuando se comparte plano con otro personaje, queda claro que la notable compañía con la que podrá contar, va a ser la de su propio reflejo, si bien, no hay espejos en la escena. Además, filme, donde la mujer sobrelleva una y otra vez, los débiles efectos de existir en un mundo que se desmorona, pues nada en él pareciese ser lógico. ¡Ah! Y un rey en manos del cardenal Richelieu, y de un Estado a punto de ceder en una nueva y fratricida ofensiva de religión.

Se compensa entonces que sentado frente a la butaca las dos horas que dura la cinta en su proyección, en este tipo de cine [clásicos de capa y espada, de aventuras y la propia novela], nos lleve de las emociones a acentuar temas que hoy logren gozar de más notabilidad y amistad, más simpatía y lealtad [que patriotismo monárquico]: “todos para uno” que “uno para todos”.

sábado, 15 de abril de 2023

La vida en el silencio

 

Si comunicarnos a través de la música fuera una norma cotidiana, a lo mejor todo sería distinto. En esta oportunidad, la idea básica de esta película es ver como un padre [músico] descubre que con la música de Chaikovski puede entablar comunicación con su hijo autista. Sobre el tema del autismo el cine tiene grandes ejemplos y filmes muy interesantes.

El cine latinoamericano no ha sido muy prolífico en este tema, pero a través de esta película mexicana del cineasta Rodrigo Arnaz, deja una enternecedora cinta. Si bien, algo de cliché en algunos momentos de la diégesis; lo que no ocurre precisamente con la música que acompaña las escenas. Un relato pues expectante en cierta forma, pero con una mirada aturdida por parte del padre del niño autista, que es muy probable que no terminemos de concebir en toda su magnitud hasta bien avanzada la película; en el sentido de encontrar un callejón con salida a todas sus angustias [equiparándose por momentos, con los de su músico favorito Chaikovski].

A través de una cimentación sonora envolvente, “La vida en silencio” consigue además que “el paisaje urbano”, y otros personajes alrededor del padre del niño autista; sea lo de menos, pese a que puedan parecer una amenaza real, frente a unos precisamente interlocutores por momentos rigurosos. Poco a poco, a pesar que todo [el amor y hasta el mismo desafecto] se va colando entre las grietas de una cotidianidad, también, va paso a paso distanciada de todo.

La verdadera victoria de esta película, es la turbación [y hasta el desconcierto] que llega a trasferir la pantalla para tocar a las espectadoras. Que este abatimiento, casi general, con la que todos [acompañando en nuestra imaginación o no, el destino de los personajes] logramos sentirnos referidos [si bien no es el vocablo más exacto]; cuando coexista una cierta desobediencia de querer romper la rutina, a pesar de ciertos momentos antes de llegar a “ese final” [en cierto modo existencial]: todo es posible resignificar y dar nueva vida.

viernes, 14 de abril de 2023

París, Distrito 13

 

Este tipo de cine lo podríamos clasificar como un cine sobre nuestras relaciones emocionales. En un prodigioso giro en su carrera como cineasta [tras un atípico western como “Los hermanos Sisters”], Jacques Audiard se involucra en el drama. Ambienta en el Distrito 13, de París, va de seres a quienes la vida les parece no ser tan angustiosa. Y es que Émilie, Camille,  Nora y Amber. Son tres chicas y un chico, donde el sexo parece ser lo que importa.

Habitada por la singularidad de clases sociales y nacionalidades, no dejan de ser inquilinos que se deslucen de varias maneras, en sus agujeros habitacionales, disipados a la larga por la dificultad del "verdadero amar". La soledad y su interinidad [a lo mejor de una generación] se visualiza a través de una cámara sobria, en un sublime blanco y negro y una admirable banda sonora [del joven prodigio electrónico Rone].

A medio camino de Woody y Allen [por aquellos de personajes neuróticos], la película resulta meritoria, y Audiard, con el guion de Léa Mysius y Céline Sciamma], se compromete a un cine con alta dosis de no dejar de lado, las ofuscaciones sexuales y hasta psicosociales cuando se es joven. La juventud y sus ahíncos parecen [pregunto] no quedar ya muy lejos.

Los cuatro protagonistas del filme lidian contra muchas cosas: la sexualidad, la economía, raza, origen, hábito, y al mismo tiempo, contra una vida virtual y mediatizada [teléfonos celulares, las apps como Tinder y el porno online]. Por lo demás, eso sí, reitero: la película sortea [sin ambages] cierto tipo de corduras y moralismos a la hora de plasmar cómo la tecnología ha transfigurado el romanticismo, y en general hace gala de un desparpajo, simpatía, calidez, y una sensualidad que repercuten en la obra de su director.

jueves, 13 de abril de 2023

Empire of Light

 

Este filme de Mendes, ambientado en una ciudad costera inglesa a comienzos de la década de 1980, es una intensa y enternecedora historia sobre el vínculo humano y la magia del cine. Pero por otro lado, toca el tema del racismo con vigor y sin estereotipos, aunque, pareciese que sí. La pregunta es sí, el filme [Mendes es el guionista],  a modo de prólogo en su primer tercio: ¿pretende amplificar la impresión de distancia del [o los] personajes (Hilary, Stephen, Dorlan, Norman) con respecto a los hechos de la vida misma o lo que verdaderamente busca, es situar de manifiesto la naturaleza melancólica del relato?

Creería que lo último. Y las razones no sobran. También la película, puede ser considerada como un autorretrato íntimo, porque el sexo y la intimidad en el que la protagonista desarrolla su vida, tiene una influencia constante en su evolución psicológica, como no podía ser de otra manera. De este modo, la sociedad en la que vive durante su infancia, juventud y madurez [nos enteramos a través del diálogo], aparece reflejada como un elemento de una importancia determinante en su vida adulta, y filtrada por supuesto a través de la subjetividad de Hilary.

Respecto al tema del cine, su melodrama interno, que se funde con la melancolía de la cinefilia del pasado [la premier de Carros de fuego no es solo uno de los momentos centrales de la película —Hilary  recita antes de la proyección del filme frente a los espectadores, el poema  “Los deseos del corazón”]. Justificando el ejercicio de vida y nostalgia propuesto con su acostumbrada habilidad de estilo por Mendes, que, sin embargo, por otro lado, disipa la idea un poco, cuando ambiciona ennoblecer su obra en la búsqueda social de los años más convulsivos del thatcherismo.  

Cuando casi en la escena final, Hilary decide que le proyecten en la sala vacía un filme. Al ver [ella y nosotros] las imágenes de “Being There”, con Peter Sellers; nos deja sin alentó y no solo cinéfilo. Reflexión final: Todos tenemos que enfrentarnos a la vida, bien seamos protagonistas [en carne y hueso] como habitantes de las salas de cine, y por supuesto los que vimos durante la proyección.