domingo, 23 de abril de 2023

La sentencia (Schächten)

 


Viena 1962, todavía hay nazis por toda la ciudad. Nazis que viven acomodados en una ciudad en todos los sentidos. El sistema político y legal aún está dirigido por ex nazis y una gran parte de la sociedad sigue viviendo atada en el pasado. Sin embargo, la historia gira en torno al joven empresario judío Víctor, testigo de cómo el juicio sobre un criminal nazi contra su familia, falla a favor de él.


Estamos pues ante un filme austriaco dirigido por Thomas Roth y cargado de buena intriga, que nos lleva desde el comienzo por una labrada e interesante intriga [sin saltos imprevistos], manteniendo al habitante de la sala de cine pegado a su butaca. Un verdadero éxito de la ponderación y la objetividad sobre un tema muy peliagudo que, sin duda, hoy día sigue estimulando a diario todo este asunto sobre los alemanes después de la guerra. Además, todos recordamos las ampollas que levantaron los cazadores de nazis en esa época.

De esto habla la película, de ciertos vacíos legales de la Viena de entonces, peligrosas zonas grises que no permiten o no dejan agarrar los transgresores, cuando “no se puede” [claro que sí] mostrar si hubo o no culpa y de cómo una única verdad universal puede ser distorsionada, e interesadamente por una parte de la justicia, llegando a convertirse en ambigua [o falsa] frente a los verdaderos criminales que circundan y habitan la vida de una tranquila ciudad invernal.

Pero todo cambia cuando el joven judío Victor decide llegar a la verdad  [¿la justicia por sus manos?] de todo lo que acontece en una sociedad que va en contra de él, pero sobre todo en contra de su familia, y la falsa inocencia un asesino llamado Gogells. En este sentido, el filme ejecuta un buen relato y otorga cierta complejidad a algunos de sus personajes de forma muy creíble, dotándoles de razonables aristas, para que ninguno de los implicados en la situación dé el perfil de víctima [si bien, sabemos que es así] y por el otro: el asesino.