Viena 1962, todavía hay nazis por toda la ciudad.
Nazis que viven acomodados en una ciudad en todos los sentidos. El sistema
político y legal aún está dirigido por ex nazis y una gran parte de la sociedad
sigue viviendo atada en el pasado. Sin embargo, la historia gira en torno al
joven empresario judío Víctor, testigo de cómo el juicio sobre un criminal nazi
contra su familia, falla a favor de él.
De esto habla la película, de ciertos vacíos legales de la Viena de entonces, peligrosas zonas grises que no permiten o no dejan agarrar los transgresores, cuando “no se puede” [claro que sí] mostrar si hubo o no culpa y de cómo una única verdad universal puede ser distorsionada, e interesadamente por una parte de la justicia, llegando a convertirse en ambigua [o falsa] frente a los verdaderos criminales que circundan y habitan la vida de una tranquila ciudad invernal.
Pero todo cambia cuando el joven judío Victor decide llegar
a la verdad [¿la justicia por sus
manos?] de todo lo que acontece en una sociedad que va en contra de él, pero
sobre todo en contra de su familia, y la falsa inocencia un asesino llamado
Gogells. En este sentido, el filme ejecuta un buen relato y otorga cierta complejidad
a algunos de sus personajes de forma muy creíble, dotándoles de razonables
aristas, para que ninguno de los implicados en la situación dé el perfil de
víctima [si bien, sabemos que es así] y por el otro: el asesino.