Este
tipo de cine lo podríamos clasificar como un cine sobre nuestras relaciones
emocionales. En un prodigioso giro en su carrera como cineasta [tras un atípico
western como “Los hermanos Sisters”], Jacques Audiard se involucra en el drama.
Ambienta en el Distrito 13, de París, va de seres a quienes la vida les parece
no ser tan angustiosa. Y es que Émilie, Camille, Nora y Amber. Son tres chicas y un chico,
donde el sexo parece ser lo que importa.
A
medio camino de Woody y Allen [por aquellos de personajes neuróticos], la película
resulta meritoria, y Audiard, con el guion de Léa Mysius y Céline Sciamma], se compromete
a un cine con alta dosis de no dejar de lado,
las ofuscaciones sexuales y hasta psicosociales cuando se es joven. La juventud
y sus ahíncos parecen [pregunto] no quedar ya muy lejos.
Los
cuatro protagonistas del filme lidian contra muchas cosas: la sexualidad, la
economía, raza, origen, hábito, y al mismo tiempo, contra una vida virtual y
mediatizada [teléfonos celulares, las apps como Tinder y el porno online].
Por
lo demás, eso sí, reitero: la película sortea [sin ambages] cierto tipo de corduras
y moralismos a la hora de plasmar cómo la tecnología ha transfigurado el
romanticismo, y en general hace gala de un desparpajo, simpatía, calidez, y una
sensualidad que repercuten en la obra de su director.