viernes, 14 de abril de 2023

París, Distrito 13

 

Este tipo de cine lo podríamos clasificar como un cine sobre nuestras relaciones emocionales. En un prodigioso giro en su carrera como cineasta [tras un atípico western como “Los hermanos Sisters”], Jacques Audiard se involucra en el drama. Ambienta en el Distrito 13, de París, va de seres a quienes la vida les parece no ser tan angustiosa. Y es que Émilie, Camille,  Nora y Amber. Son tres chicas y un chico, donde el sexo parece ser lo que importa.

Habitada por la singularidad de clases sociales y nacionalidades, no dejan de ser inquilinos que se deslucen de varias maneras, en sus agujeros habitacionales, disipados a la larga por la dificultad del "verdadero amar". La soledad y su interinidad [a lo mejor de una generación] se visualiza a través de una cámara sobria, en un sublime blanco y negro y una admirable banda sonora [del joven prodigio electrónico Rone].

A medio camino de Woody y Allen [por aquellos de personajes neuróticos], la película resulta meritoria, y Audiard, con el guion de Léa Mysius y Céline Sciamma], se compromete a un cine con alta dosis de no dejar de lado, las ofuscaciones sexuales y hasta psicosociales cuando se es joven. La juventud y sus ahíncos parecen [pregunto] no quedar ya muy lejos.

Los cuatro protagonistas del filme lidian contra muchas cosas: la sexualidad, la economía, raza, origen, hábito, y al mismo tiempo, contra una vida virtual y mediatizada [teléfonos celulares, las apps como Tinder y el porno online]. Por lo demás, eso sí, reitero: la película sortea [sin ambages] cierto tipo de corduras y moralismos a la hora de plasmar cómo la tecnología ha transfigurado el romanticismo, y en general hace gala de un desparpajo, simpatía, calidez, y una sensualidad que repercuten en la obra de su director.