viernes, 21 de octubre de 2022

Black Adam

 


Llega a la cartelera local “Black Adam”, un film blockbuster cuyo único fin es entretener un fin de semana y salir de todos los problemas. Un trabajo derivado de los cómic y superhéroes, que va a recaudar y con creces su inversión, pues es al margen de todo, es un guion bien elaborado, y tiene además un diseño visual cargado de imaginación y exactitud, y con un despliegue de una colorimetría arrolladora. Y de la acción trepidante, ni hablar.


Black Adam  es Dwayne Johnson [el ex luchador de la ya lejana “The Rock”] y está construido en una escala totalmente incomparable a la de todos los demás en el universo de DC. Pero permítame un poco de spolier. Cansados ​​de vivir en un estado de opresión, un grupo de rebeldes liderados por Adrianna (Sarah Shahi) buscan una corona legendaria hecha de Eternium. Y si bien es una película independiente dirigida por supuesto hacia los adolescentes, desde el inicio de la proyección, su comienzo deja entrever qué va a pasar más adelante.

 “Black Adam” es pues básicamente un ser inexpugnable, cuyo surgimiento de un aislamiento de 5000 años, hará entrever su carácter, contando además, con la intervención de emergencia por parte de la “Sociedad de la Justicia de América”, o JSA, que envía a cuatro glorificados para contener la situación en Kahndaq, el país ficticio casi egipcio donde se desarrolla la película: Hawkman (Aldis Hodge, brusco), Atom Smasher (Noah Centineo), Cyclone (Quintessa Swindell) y Doctor Fate (Pierce Brossnan).

Si “Black Adam” exhibe mucha más acción que la mayoría de los filmes de DC, aglutinando en su exposición una serie de escenarios que de una forma u otra evocan a mi entender, una secuencia [al comienzo] similar a “Tomb Raider” en la que Adrianna y tres compinches buscan una cueva. Igualmente existen otros guiños cinéfilos que no contaré y que de seguro usted descubrirá.

Con un aspecto completamente pesado, [alto, cuello grueso, “duro de tumbar”], Johnson no solo levita, sino que las balas rebotan en su cuerpo. El director de la película, el español Collet-Serra, se observa ha estudiado todo, basando su estilo visual en los trucos favoritos de películas más originales. Las razones serían múltiples. Una a mi entender y desde la cinefilia, no tomarse en serio las películas que se derivan de historietas y de dispositivos negligentes.

Llegados a este punto se hace necesario contextualizar algunos conceptos, como el de narrativa transmedia. De Prada (2020) afirma: “acuñado en 1991 por la académica Marsha Kinder de la Universidad del Sur de California, aunque popularizado por Henry Jenkins en su obra Convergence Culture: La cultura de la convergencia de los medios de comunicación. Para Jenkins el transmedia es la suma de la estrategia de la industria y las tácticas de los usuarios o el resultado de la tensión entre el canon y el fandom. Son en resumen aquellas ficciones que trascienden su medio, por ejemplo del cine al cómic o del cómic al cine, creando un corpus narrativo complementario y permeable. La narrativa transmedia se nutre de las creaciones de autores que trabajan en un medio determinado, llamado nave nodriza por Jenkins” (p17).

Para finalizar con “Black Adam”, una presentación debidamente excelsa, donde el imaginario del espectador saldrá gratamente complacido tras dos horas y algo más de proyección. La idea de un superhumano que lucha por su pueblo abrumado, asimismo es sólida y un reto atrayente para los superhéroes moderados. Es posible que “Black Adam” no mejore su mundo, pero muestra el potencial para sacudir el Universo DC en formas que aún pueden tener éxito al unir compendios y corpus dispares.


sábado, 15 de octubre de 2022

Maigret et la jeune morte (2022)

 

Siempre que decido ver una película, primero determino quien la ha dirigido, en segundo lugar de preferencia, el actor o actriz protagonista. Pero en “Maigret et la jeune morte” (basado en el libro homónimo de Simenon), los dos criterios jugaron a mi favor. Primero por Patrice Leconte, cineasta francés que me evoca “El marido de la peluquera” o más reciente “Mi mejor amigo”.


Por el otro lado es el actor Gérard Depardieu. Un actor francés nacido el 27 de diciembre de 1948. Veterano actor, reconocido como uno de los sobresalientes actores franceses de su generación, que ha interpretado populares papeles entre interlocutores históricos y literarios. Pero a los dos criterios de selección, se suma un escritor de serie negra [de mis favoritos], George Simenon. De manera que estamos ante una película que colma mis ambiciones y la verdad la visioné con muchísimo agrado.

Lo primero que habría que decir es que la película ofrece un retrato maravilloso en su ambiente y tono, y placenteramente taciturno del inspector de policía Maigret, mientras él intenta identificar a una joven víctima de asesinato en la década de 1950 en París.

En busca de un posible motivo, Maigret se esfuerza por poner un nombre a una mujer de provincia, muy joven, hallada muerta con cinco heridas de cuchillo. Así que con un Gerard Depardieu como el centro de gravedad sistemático en las pesquisas de un personaje, que, siempre observador, nos hace ver a un inspector y su trazo a diario de su trabajo.

Leconte [que por cierto, ya había rodado en 1989. “Monsieur Hire”, basada en otra novela del mismo autor] pugna por liberarse del modelo de retrato noire actual, aunque ofrece cierta imagen más amoral y cercana de ciertos personajes. Si bien, ello tropieza en estos tiempos, donde muchos interlocutores puedan acabar expresando un vacío modo de vida y sin esa huida de apariencias, al futuro. De todos modos, sin alejarse de ese modelo de ferocidad en las relaciones humanas, los personajes se decantan por libre albedrío y miseria.

 

viernes, 14 de octubre de 2022

Prey [Predator: La presa]

 

Seis años después de su debut como director con “10 Cloverfield Lane” (2016), Dan Trachtenberg está de regreso en el ejercicio de los spin-off. En esta ocasión el director realiza “Predador-la presa” (2022), que a decir verdad es la mejor de toda la saga de “Predador”, desde aquel primer filme (1987) dirigido por John McTiernan  y protagonizado por Arnold Schwarzenegger. En definitiva, una secuela condesciende y puntual, donde el exiguo factor sorpresa, se reemplaza con una correcta puesta en escena que pide a gritos su proyección en pantalla grande y que habría sido un blockbuster.


La historia arranca en septiembre de 1719, donde una chica aborigen comanche (Naru) se verá enfrentada a un alíen. Nada que inventar. Uno de los cambios más medulares respecto a las anteriores películas, es justamente el del protagonismo de una mujer. Con un guion que lo bordea todo (intriga, personajes, situaciones de acción, etc.); La adolescente terca y valerosa (Amper Midthunder) desempeña con creces en su papel, una labor atiborrada de pujanza y bendición), resuelta a convertirse en una gran cazadora; lidiando contra el desdén  de todos los hombres.

Ante la ausencia de excesivos diálogos, permite que experiencia visual nos deleite en una aventura de corte histórico, que muestra con detalle los rituales de caza de los aborígenes. Conforme la historia avanza, nos percatamos de los excesivos riesgos de una tribu, y otros hombres a la caza del endemoniado ser extraterrestre. Volviendo a la puesta en escena, con una cámara que funciona como un dron apresurado que persigue a los héroes por los recovecos de un frio y elegante paisaje y sin ángulos absurdos, nada de lo observado es un despropósito. Todo funciona: la variación entre secuencias de ritmo más acompasado y aquellas otras, de mayor adrenalina. Qué nada. Una buena película donde el tiempo ni se siente.

jueves, 13 de octubre de 2022

Pinocho (la versión 2022)

 

Mi revisión oportuna y necesaria de “Pinocho”, obedece a variadas razones de este buen filme del 2022. Zemeckis, quien coescribió el guión con Chris Weitz, ha establecido una versión de Pinocho que es una gran aventura [mágica] que la familia en definitiva gozará, y tal vez inclusive: se enamorará. Sin embargo, el clásico original de Disney de 1940 es formidable, no solo porque no hubo sucedáneo para la animación clásica [dibujada a mano], aunque con la era digital, si bien, los efectos especiales aquí está a pedir de boca y espectaculares, sino por ser la primera cinta cargada de los buenos sentimientos de un niño de madera.


Los fanáticos del libro infantil original de Carlo Collodi de 1883 posiblemente jamás pensaron en película animada de Disney como su adaptación definitiva, sino más bien como una interpretación bien hecha que exigió muchas anuencias creativas [usted las verá y no voy a cometer spoiler alguno]. El reto al que se han enfrentado ulteriormente otras adaptaciones cinematográficas del personaje, es que el material de origen de Collodi requiere de recursos enormes para hacer ecuanimidad a su espectáculo y comportamiento, así como a un interlocutor [mentirosillo] mucho más atractivo para congregar a toda la familia y cinéfilos.

Tal como está escrito, si Pinocho es un atrevido egoísta y que necesita una dosis de obediencia, en esta ocasión es el niño más deseoso de conocer el mundo; pues acaba de ser inventado por su padre [un Tom Hanks, que convence por supuesto]. Padre e hijo pues en esta oportunidad, se ganan la simpatía de adultos y no tanto, para una producción que ha sido maltratada en general por la crítica especializada.

Otra razón importante es que a través del Pinocho, el elemento inocencia al enfrentar los disparates de la vida misma; dejan la sabiduría del buen comportamiento. Un Pinocho pues [que puede ser cualquier niño inocente hoy día] que tiene que decidir en “su sabiduría” el correcto camino a seguir. En este devenir de su conducta, el amigo fiel es importante, y a través de Pepe grillo, las circunstancias de amistad y ayuda, presentan el paradigma de tener siempre, cuando se requiera, la mano amiga y bondadosa.

En la vida siempre la amistad y el buen comportamiento van unidos de la mano, para que en cualquier aventura [la de enfrentare a la vida] no tenga siempre sabor amargo. Consideremos la afirmación de Aristóteles en el sentido de que “sólo lo que es bueno es digno de amor [loable]. Lo que es malo no es digno de amor, y no debe ser amado”. Ser amigo de una persona, involucra ayudarla a promover sus fines. Solo si mi amigo es virtuoso, disfrutaré la garantía de que sus fines son valiosos y dignos de ser promovidos.

Las escenas con monstruos y malas personas del filme, pueden estremecer a los niños pequeños, Sin embargo, la película de Zemeckis la ubica en contextos fáciles de entender por las mentes infantiles. Esta película compensará a niños y padres por una animación vigorosa, ágiles números musicales, un magnífico diseño de producción, y un final que indemniza el dispositivo de aventura de la historia original.

The Most Beautiful Boy in the World

 

No estoy escribiendo nada nuevo si subrayo que “Muerte en Venencia” es una película de culto por muchas razones. Para Visconti, el Von Aschenbach [Dick Bogarde] de Thomas Mann no es un sujeto perseverante y por razones más bien de tipo de personalidad. Enamorado de un niño, se contiene en el umbral de esa fogosidad y no la trasfiere (tampoco es su objetivo). Visconti [un homosexual convencido] en esta cinta pues al plantear la belleza y su contemplación [de igual valor en la obra de Mann], recuerda a Hegel sobre el arte: “es el medio gracias al cual el hombre exterioriza lo que es”.

Pero ante la actitud contemplativa de Tadzio, Visconti también deja en su película “Muerte en Venecia” el aroma sobre la belleza muy próximo a Aristóteles. Pero en el documental sueco, la belleza (y dada la vejez del actor que encarnó a Tadzio) y al llegar al punto de vista según Descartes, los realizadores del documental y en lo personal, miramos la belleza como “producto del orden y exactitud de la razón, completamente alejado de lo sensible (los sentidos son engañosos), y creado por la res cogitans” y al margen por supuesto de lo homosexual.

Entonces el documental sueco hoy a analizar me permite ahondar más en el concepto de belleza. Si bien, lo bello y lo bueno son emociones disímiles, ambos coinciden en que proyectan ser universales e ineludibles. La visión de la belleza es en Kant un concepto que supera la relación con lo fenoménico. Lo bello es aquello que agrada sin interés alguno. El desinterés es la circunstancia de eventualidad de la experiencia estética. La belleza sería una de las categorías de la estética vista como trascendental (creación del sujeto desde la razón).

Dentro de la estética trascendental las condiciones de tiempo y espacio están por supuesto dentro del mundo fenoménico, pero son universos del sujeto, que decreta el escenario desde la cognición. La tentativa kantiana de instituir la belleza como categoría es partir de “la realidad sensible”, erigida por la razón, y tratar de ser la máxima aseveración de la razón sobre la realidad (universal y necesaria).

martes, 11 de octubre de 2022

Die Wannseekonferenz (La conferencia)

 

El término Verantwortlichkeit, el símil alemán que en nuestra lengua es responsabilidad. Es utilizado una sola vez en los escritos kantianos. Para hallarlo hay que acudir a “La metafísica de las costumbres” (1797). En el texto, se define Gewissenhaftigkeit, como, la «concienciación» [habría que plantearlo así en castellano para expresar esa escrupulosidad propia de toda conciencia moral]. Pero que a través de los personajes observados en la película, no existe, y solo el habitante de la sala de cine sé que la tiene.

Sería bueno precisar que la escritora alemana Hannah Arendt en “Eichmann en Jerusalén”, ensayo sobre el juicio del criminal de guerra nazi Adolf Eichmann, y acerca las causas que permitieron el Holocausto; que durante las preguntas de la policía israelí una vez detenido, alguien le cuestionó sobre su idea de acabar con los judíos, ya que todo era inútil, habita cuenta que el destino de ellos ya estaba trazado.  La respuesta de alguna manera se pueda hallar en esta película que está basada precisamente en hechos reales y es cuando el 20 de enero de 1942, dizque apreciables representantes [líderes de las Schutzstaffel (SS)] del régimen nazi alemán, se congregaron en una villa de Berlín-Wannsee para una “tertulia” que pasó a la historia como “la Conferencia de Wannsee”, en la que se concluyó el crimen sistemático de 11 millones de judíos [a la postre fueron seis], pero expresa el horror de esa parte de la historia alemana.

Si hay algo que logra esta película [a través de los rostros de los actores], es trasferir la asombrosa frialdad con la que [ellos], el partido nazi solventó sus políticas de aniquilación de los judíos. La verdad me cuesta creer que el ser humano haya llegado a ese punto tan soez. De todas formas, la “Conferencia de Wannsee”, es una prueba incuestionable de la exacta planificación con la que se puntualizó el Holocausto. La verdad ¡qué tristeza!

En lo estrictamente cinematográfico, la puesta en escena de “La conferencia” es un poco tozuda [largos parlamentos en plano y contraplano igualmente largos], pero un espontáneo ajuste de la escrupulosidad criminal de esa “conferencia siniestra” en la que nunca se cuestionó la carnicería [ y perdone que sea así de claro], pero sí se discutieron a modo de formulismos burocráticos; el envío de las mártires a los campos de exterminio y su incineración ulterior en hornos bosquejados claramente para las cremaciones.

Al observar con detenimiento la conversación entre los jefes nazis, las dificultades que surgieron nunca estuvieron relacionadas con ningún sentimiento de pesar y cargo de conciencia [se habló de costos]. ¿Qué hubo diferencias? Sí, pero con la intención nada moral de subir eslabones posteriores para una “meritocrática” dentro del régimen. Aquí el asunto es sin embargo, que si bien las palabras «culpa» y «responsabilidad» no se disipan demasiado en las mentes nazis, y que Kant identificó en el “opus postumum” con la razón ético-práctica y auto legisladora. De todos modos, este asunto filosófico, nos invita a la ética, donde como espectadores sí compone conceptos claves de la reflexión moral.

Hitler fue la cara más visible del horror, la insignia oscura que subsistió en la Historia. A decir verdad, su “figura” estuvo amparada por una maquinaria inhumana, donde la animadversión, era esa pócima potente desperdigada por un aparato de propaganda que logró la confabulación de una gran parte de la sociedad alemana sin conciencia moral.. De hecho, según el Kant de la “Metafísica de las costumbres” (1797), y parafraseando su sentencia: «el ser consciente de un “tribunal interno” dentro del hombre —tribunal ante el cual sus ideologías vienen a excusarse o culparse recíprocamente—, compone la sabiduría moral».

 

sábado, 8 de octubre de 2022

BLONDE

 


Si conoce la biofilmografía de Monroe, pues seguro hablará bien del filme. Y es que todo comienza con una Marilyn niña [o Norma Jeane Baker] en  1933, cuando se enfrenta a la imagen fotográfica de un padre al que nunca vio, y en ese preciso instante ella y su madre pareciese que no se llevan muy bien. La niñez de Norma Jean debe ser descrita con el nervio de una infanta que teme a su madre, con la crisis de los traumas que la sellaron de por vida, y con un alma que dibuja el lloroso y desencajado gesto de una cara infantil.


Basada en la novela de Joyce Carol Oates (2000), y a pesar de estar ideada con base en acontecimientos reales y ficticios. Hoy Andrew Dominik la adapta al cine y se pregunta qué implicaba esa “distancia” entre ambas [madre-hija]. Para tener una respuesta nada supuesta. La directora Dominik nos sumerge de lleno en los instantes más privados de la biografía de la actriz.

Con un primer acto dedicado a la infancia y un segundo tramo volcado a las luces y sombras de su primera juventud, orbitando alrededor del affaire con Charlie Chaplin Jr. (Xavier Samuel) y Edward G. Robinson (Evan Williams), es la recta final de la película la más difícil de digerir. Topamos ya a una Marilyn perturbada, que no hace más que recoger, una y otra vez, aquellas adversidades que prometió no volver a tropezar.

Esa mujer convencida de su propio estado fallido como hija y como esposa (de Joe DiMaggio [Bobby Cannavale], y de Arthur Miller [Adrien Brody]), pero sobre todo como madre [los abortos que sufre a lo largo de toda su vida], son de las experiencias más íntimas y dolorosas que se habrán vivido jamás en una sala de proyección y de personaje alguno. Marilyn sufrió mucho y creo que de nada le valieron tanto reconocimiento sobre su filmografía.

Y es que para una “desesperación desesperada” del personaje, la cubana Ana de Armas logra transfigurar en toda una presencia física y espiritual, a través de un rostro y una mirada; ese eco acallado de la furia y el desgarre que corre por dentro de la vida misma de una actriz en el infortunio y reitero a pesar de los aplausos. Historia y personaje corporalmente repugnante, moralmente obscena, controvertible inclusive en algunos de sus pasajes más escandalosos: si nos adentramos en las casi tres horas de una biografía no autorizada, donde soy un convencido de que, admitiremos además, ser víctimas limítrofes de una violencia fastidiosa e importuna.

En lo técnico, “Blonde” avanza encadenando imágenes en blanco y negro y en color, cambiando de formato y de ancho de pantalla y girando entre los tiempos con viveza. Para esa amalgama estética, confusa y discordante, la puesta en escena es brillante acompasada además, por una música extradiegética excelente. La disposición con que la cámara exalta, a través del uso del desenfoque y de la inclinación más cercana posible al rostro de la protagonista, el hermetismo a veces de ella, tenazmente cercada por los miedos y ofuscaciones que han tomado el control de su vida. Marilyn llega al alma

La fotografía de Eric Gautier, apoya un hermoso rostro cargado de emociones, y cuyos diálogos por otro lado, parece estar ocultando sus miedos y es la única manera de sentirlo y apreciarlo cinematográficamente hablando. A pesar de unos diálogos cargados de rabia y desespero. Marilyn nunca tuvo derecho lamentablemente a su propia historia. Y como ella misma dice: "Marilyn solo existe en la pantalla" [se refería a la otra vida que siempre ambicionó vivir].