Siempre
que decido ver una película, primero determino quien la ha dirigido, en segundo
lugar de preferencia, el actor o actriz protagonista. Pero en “Maigret et la
jeune morte” (basado en el libro homónimo de Simenon), los dos criterios
jugaron a mi favor. Primero por Patrice Leconte, cineasta francés que me evoca “El
marido de la peluquera” o más reciente “Mi mejor amigo”.
Por
el otro lado es el actor Gérard Depardieu. Un
actor francés nacido el 27 de diciembre de 1948. Veterano actor, reconocido
como uno de los sobresalientes actores franceses de su generación, que ha
interpretado populares papeles entre interlocutores históricos y literarios.
Pero a los dos criterios de selección, se suma un escritor de serie negra [de
mis favoritos], George Simenon. De manera que estamos ante una película que
colma mis ambiciones y la verdad la visioné con muchísimo agrado.
Lo
primero que habría que decir es que la película ofrece un retrato maravilloso
en su ambiente y tono, y placenteramente taciturno del inspector de policía
Maigret, mientras él intenta identificar a una joven víctima de asesinato en la
década de 1950 en París.
En
busca de un posible motivo, Maigret se esfuerza por poner un nombre a una mujer
de provincia, muy joven, hallada muerta con cinco heridas de cuchillo. Así que
con un Gerard Depardieu como el centro de gravedad sistemático en las pesquisas
de un personaje, que, siempre observador, nos hace ver a un inspector y su
trazo a diario de su trabajo.
Leconte
[que por cierto, ya había rodado en 1989. “Monsieur Hire”, basada en otra
novela del mismo autor] pugna por liberarse del modelo de retrato noire actual,
aunque ofrece cierta imagen más amoral y cercana de ciertos personajes. Si bien,
ello tropieza en estos tiempos, donde muchos interlocutores puedan acabar expresando
un vacío modo de vida y sin esa huida de apariencias, al futuro. De todos
modos, sin alejarse de ese modelo de ferocidad en las relaciones humanas, los
personajes se decantan por libre albedrío y miseria.