jueves, 19 de enero de 2017
Frantz
Si en mejores momentos del
drama cinematográfico son aquellos en los que no hay nada que decir (en el cine
abundan los ejemplos, aunque de pronto más en los filmes de los años treintas),
qué duda cabe que en esta extraordinaria película de “Frantz”, François Ozon se inspira en ello y
con una elegante escritura visual, adapta una obra de Maurice Rostand, a la vez
que regresa a la cinta de Lubitsch “Remordimiento”.
Y es que la historia en este
caso específico, nos “habla” con acento y estilo cinematográfico (rodada en
blanco y negro) del sentimiento de culpa de un soldado francés que mató en la
trinchera a un ser que consideraba en su interior —por ventura— mucho más allá
de lo insospechable.
De manera que esta historia,
luce algo (o muy) íntima si tenemos en cuenta que los personajes ejes de la
historia: la novia del difunto, Anna —que la radiante Paula Beer interpreta en delicados
sentimientos—, Adrien (Pierre Niney) y Frantz (Anton von Lucke) añaden “dejar
ver sus pecados”, con algo de enigma, delicadeza y desgarro (que no descaro).
martes, 17 de enero de 2017
Hacksaw Ridge
Hay
que quitarse el sombrero a Mel Gibson en esta nueva película de carácter bélico
donde no decae su interés en ningún momento, para hablar de, no solo un hombre
llamado Desmond Doss (un Andrew Garfield que lo caracteriza a la perfección) y su infinita fortaleza en Dios y bondad hacia
los demás, sino a la larga una metáfora para estos tiempos en que vivimos,
donde bien valdría la pena (sin ego alguno), tener la fortaleza “salvar” más de
una vida de tanto en contra para un buen sentir a Dios (una guerra es ir en
contra de Él).
Pero
al margen de esta condición religiosa de mi parte, qué duda cabe que estamos
ante una cinta cargada de buen criterio cinematográfico y de un realismo si se
quiere extremo, para acentuar con mayúscula la construcción de secuencias con
rigor para no poner en tela de juicio a Dios ni a Doss (su saber religioso y
sus ideologías —como objetor de conciencia—no le frenaron la idea de embarcarse
en ayudar a su país como médico).
Este
es un filme para elogiarlo desde todo punto de vista. Pero de pronto lo que más
puede llegar al corazón de todo espectador sobre el personaje Doss, donde Gibson
recrea su infancia, adolescencia, su enamoramiento juvenil y un pasado nebuloso
que vivió a causa de un padre alcohólico (hundido por recuerdos de un conflicto
bélico mundial), es una condición de “elegido” para salvar vidas, pero si lo
quiere ver más crudo, el valor de enfrentar tanta “bala y bomba” (entienda la
metáfora).
Gonzalo Restrepo Sánchez
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viernes, 13 de enero de 2017
MOONLIGHT (¿La sorpresa en los "Globo de Oro"?)
Barry Jenkins es un
desconocido cineasta, que en esta oportunidad examina la vida de los jóvenes
gays negros en entornos sociales difíciles adscritos a la vida social
norteamericana. Pero no es una reflexión sobre lo social en el mundo gay, es
una puesta en escena donde la vida interior del personaje (sin guiño a película
alguna parecida) marca el derrotero de descubrirse a sí mismo, y es que, el
cineasta esquivando con sabiduría los chiches de autodescubrimiento en este
tipo de personajes homosexuales, logra acertar en el interés por la historia.
Lo válido y observable en la
cinta y sobre todo en el personaje principal en ese camino de la búsqueda de
identidad —de pronto con algunos simbolismos—
no es precisamente el rechazo de la gente o no; es una condición a la
incomprensión de su madre, sus demonios interiores y sus contemporáneos a su
alrededor. Todo para señalar que su condición gay no bifurca en nada ajeno a su
realidad, sino los conflictos de un personaje (o sociedad) en medio de una
sociedad (o individuos) como la afroamericana, que es considerada desde siempre
por algunos como conservadora. Esto si tenemos en cuenta que antes de la Guerra
Civil (1860-1865) los esclavos africanos del sur de los Estados Unidos vivían
en una sociedad cristiana.
Pero bueno, una película
seria, que con una cámara firme y serena, plantea en su ideología un
"cosmos" como la vida gay, que no pertenece a una sola raza y que
como seres humanos que somos todos a la larga, la vida es así, y, en este caso
de la raza negra, sin la dicotomía que se establece entre la tradición
espiritual africana y los actuales modelos materialistas de interpretar la
significación cultural de ellos.
Gonzalo Restrepo Sánchez
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jueves, 12 de enero de 2017
FLORENCE FOSTER JENKINS
Este filme parte del año 1944 y narra la historia
real de Florence Foster Jenkins, una mujer que, al heredar la fortuna de su
padre, pudo consumir su sueño de estudiar para ser soprano. El problema ante
todo el mundo, era que carecía de talento, pero la gente acudía a sus recitales
para comprobar si de verdad era tan mala cantante como decían los críticos.
Visto así el asunto, este drama comedia, nada tiene
que reprochar a un personaje (excelente caracterización de Meryl Streep) que
buscando su felicidad sin herir a nadie,
más de uno de sus oyentes tuvo el momento de felicidad. No de burla, pues la burla en
esta oportunidad se omite a la intensa idea de conseguir lo que uno se propone
(mensaje a los espectadores), y es que en la vida hay que "tener esa clase de cojones".
Filme altamente recomendado que genera la hilaridad,
nunca la burla. Pues la burla no acontece por las razones de una mujer cuerda e
inteligente, sino porque en la vida (como en el cine), o al revés, debemos reírnos
de nosotros y de nuestras debilidades en nuestro fuero interior. Además, todo sazonado
con la música (y es que vida sin la música es un error, como señalara el filósofo
Nietzsche). “Un par de notas malas se perdonan, pero sin sentimiento no”, lo
dijo Beethoven.
Gonzalo Restrepo Sánchez
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martes, 10 de enero de 2017
Elle (a propósito del Globo de Oro de Isabelle Huppert)
Verhoven arranca este
interesante thriller con la violación (elíptica) de Michelle (Huppert). A
partir de este momento comienza una historia de cómo dicha mujer ¿se enfrentará
de nuevo al violador? Para ello el cineasta recorre todos los aspectos de una
cotidianidad en aparente sosiego de una mujer para llevarnos de la mano de una valiente como Michelle a alguien que acecha sin ser visto.
Verhoven se sale con la
suya, pues el elemento clave en casi toda la intriga es el asesino omnisciente
(hasta cierto punto) y una Michelle con ganas de ¿intentar eludir el asunto? Todo será posible en la medida en que la mujer consigue a través de sus “instintos
básicos” (parafraseando al emblemático filme de Paul Verhoven) resistir una vez
más a su transgresor "omnisciente". Visto así el asunto, de pronto,
un drama intenso por momentos.
De manera que violencia
y pasión al mejor estilo de Verhoven, nos lleva por los recovecos del alma de
un violador y una mujer, no por su cuerpo trasgredido, sino de su interés por
enterrar para siempre un trauma infantil que la llevó precisamente a enfrentar
su realidad. Y de eso trata también este filme; una Michelle por retomar una
vida tranquila.
Gonzalo Restrepo
Sánchez
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martes, 3 de enero de 2017
Café Society
La primera
que surge quizás es que en planos sencillos en su encuadre, y tras presentar a
una familia judía, un joven llamado Bobby aparece en las oficinas de un magnate
productor de Hollywood (todo como metáfora del futuro), buen principio para hablar de las oportunidades
cargadas de incertidumbre aunque no parezca.
De manera que
todo esto para llevarnos de la mano del joven Bobby al encuentro de uno mismo con el amor, un encuentro nada fácil cuando el feliz encanto está cubierto por otras cosas. Filme crónica pues que en la frase: "La vida es una comedia escrita por un sádico", entendemos la intención de todo y un aroma, de pronto, a lo "Manhattan" del mismo cineasta.
Gonzalo Restrepo Sánchez
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jueves, 29 de diciembre de 2016
LA LA LAND
Ya en el cine todo se ha contado, lo
único que permanece abierto y renovable es la forma de contar. Y en este
sentido es lo que le ocurre a la película “La la land” (no le extrañe si arrasa
con los “Globo de Oro” y los “Oscars”). Una historia de amor y anhelos entre
dos jóvenes, Sebastián y Mia; donde precisamente los deseos superan al amor,
sin que el amor pierda su esencia en la pareja que se ama, ya que nada se deja
a la improvisación.
Y no solo eso, y es que
esta historia con dos finales (si se quiere ver así), diseña en su discurso que
los sueños (cargados de muchas frustraciones) abordan la vida y que el devenir
de la misma los consolida y no en los momentos que a veces deseamos. Historia
pues que cargada de muchos guiños cinéfilos (títulos de filmes, locaciones, actores y evocaciones al musical americano), algunos planos secuencia
excepcionales, el jazz (como el arte de la improvisación) y unos jóvenes “rebeldes
(con ellos mismos) sin causa”, confieren un mensaje de persistir con talento en
lo que se desea, aun en ese amor enamorado de cualquier pareja.
Sin ser una historia pues de segundas oportunidades y con un poderoso
arranque, el cineasta Damien Chazelle nos narra una historia de anhelos
que mirados en lontananza, dejan la sensación de alegría y de aquel amor que
siempre fue y será, y que además, no en vano, la vida vale reamente la pena
vivirla. No importa que caminemos hacia delante sin volver a mirar atrás. Un
buen mensaje para estos tiempos de pobreza espiritual en que viven muchos
jóvenes (y no tan jóvenes).
Gonzalo Restrepo
Sánchez
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