Este filme parte del año 1944 y narra la historia
real de Florence Foster Jenkins, una mujer que, al heredar la fortuna de su
padre, pudo consumir su sueño de estudiar para ser soprano. El problema ante
todo el mundo, era que carecía de talento, pero la gente acudía a sus recitales
para comprobar si de verdad era tan mala cantante como decían los críticos.
Visto así el asunto, este drama comedia, nada tiene
que reprochar a un personaje (excelente caracterización de Meryl Streep) que
buscando su felicidad sin herir a nadie,
más de uno de sus oyentes tuvo el momento de felicidad. No de burla, pues la burla en
esta oportunidad se omite a la intensa idea de conseguir lo que uno se propone
(mensaje a los espectadores), y es que en la vida hay que "tener esa clase de cojones".
Filme altamente recomendado que genera la hilaridad,
nunca la burla. Pues la burla no acontece por las razones de una mujer cuerda e
inteligente, sino porque en la vida (como en el cine), o al revés, debemos reírnos
de nosotros y de nuestras debilidades en nuestro fuero interior. Además, todo sazonado
con la música (y es que vida sin la música es un error, como señalara el filósofo
Nietzsche). “Un par de notas malas se perdonan, pero sin sentimiento no”, lo
dijo Beethoven.