Lo
primero que habría que decir este filme francés es que el desempeño actoral y la distinción de la puesta en
escena, al igual que unos diálogos resplandecientes, conducen a esta comedia a
un altura de atributos artísticos que vibra y rememora en parte el cine de
Woody Allen. Todo sumado a un mensaje de como levantarse de ciertas caídas que
nos permiten reflexionar sobre qué es lo que realmente vale la pena en nuestra
vida emocional.
“En corps”, del
cineasta francés Cédric Klapisch, no es que sea una idea original (el cine lo
ha mostrado en más de una oportunidad y en diferentes escenarios). Y, sin
embargo, algo hay que recalcar una narrativa sencilla y de una manera natural e
incuestionablemente divertida. Eso es lo que Klapisch ha hecho en su filme, y
con una presencia importante e importante, como la seductora actuación central
de Marion Barbeau —bailarina principal del ballet de la Ópera de París— y que
logra un maravilloso debut dramático. Su roll es evidente está influenciado por su trabajo
diario —esencialmente en las escenas en las que lucha con su esguince y sus secuelas—.
Esta es una actuación completa de su parte que apoya a transfigurar lo que
podría haber sido una trivialidad a lo mejor en algo mágicamente terminante.
“En corps” no está forzosamente atiborrada de un
argumento impactante e insospechado. Con el buen guión de Klapisch y el coguionista
Santiago Amigorena pueden seguir escribiendo a cuatro manos este tipo de
historias musicales y de bailarines. Y
es que a “En corps” no le falta sutileza, y todo está compensado con pura
artesanía, arrojo y profesionalismo. Klapisch siempre ha sido un cineasta de mis
complacencias.
De manera que estamos ante una historia sencilla en su
manera de entender el sentido de superación (hasta de los traumas). Pero no
deja de brillar en su esencia más pura y es la relacionada con la danza como un
elemento de vida. Un marco de referencia con esta forma de arte, que se
puede considerar y equiparar tanto de la hermosura de los performances como el
trabajo enormemente severo y punzante que envuelve crear algo sin supuestos de voluntad.