lunes, 9 de octubre de 2023

“En corps”, del cineasta francés Cédric Klapisch

 

Lo primero que habría que decir este filme francés es que el desempeño actoral y la distinción de la puesta en escena, al igual que unos diálogos resplandecientes, conducen a esta comedia a un altura de atributos artísticos que vibra y rememora en parte el cine de Woody Allen. Todo sumado a un mensaje de como levantarse de ciertas caídas que nos permiten reflexionar sobre qué es lo que realmente vale la pena en nuestra vida emocional.


 “En corps”, del cineasta francés Cédric Klapisch, no es que sea una idea original (el cine lo ha mostrado en más de una oportunidad y en diferentes escenarios). Y, sin embargo, algo hay que recalcar una narrativa sencilla y de una manera natural e incuestionablemente divertida. Eso es lo que Klapisch ha hecho en su filme, y con una presencia importante e importante, como la seductora actuación central de Marion Barbeau —bailarina principal del ballet de la Ópera de París— y que logra un maravilloso debut dramático. Su roll es evidente está influenciado por su trabajo diario —esencialmente en las escenas en las que lucha con su esguince y sus secuelas—. Esta es una actuación completa de su parte que apoya a transfigurar lo que podría haber sido una trivialidad a lo mejor en algo mágicamente terminante.

“En corps” no está forzosamente atiborrada de un argumento impactante e insospechado. Con el buen guión de Klapisch y el coguionista Santiago Amigorena pueden seguir escribiendo a cuatro manos este tipo de historias musicales y de bailarines.  Y es que a “En corps” no le falta sutileza, y todo está compensado con pura artesanía, arrojo y profesionalismo. Klapisch siempre ha sido un cineasta de mis complacencias.

De manera que estamos ante una historia sencilla en su manera de entender el sentido de superación (hasta de los traumas). Pero no deja de brillar en su esencia más pura y es la relacionada con la danza como un elemento de vida. Un marco de referencia con esta forma de arte, que se puede considerar y equiparar tanto de la hermosura de los performances como el trabajo enormemente severo y punzante que envuelve crear algo sin supuestos de voluntad.