miércoles, 4 de octubre de 2023

El sol del futuro, de Nanni Moretti

 


Moretti le ha divertido jugar con cierto ironía en una película tan atiborrada de homenajes al cine, a los principios, pero sobre todo quizá a la nostálgica y sus respectivas apariencias y ofuscaciones. El italiano Moretti conquistó la “Palma de Oro” gracias a ‘La habitación del hijo’ (2001), pero la cinta que mejor ilustra su carrera es ‘Caro diario’ (1993), filme equidistante en un cineasta hipocondriaco caracterizado por él mismo. Desde entonces, ha retomado a ese ‘alter ego’, paralelamente desde detrás y delante de la cámara, en varias oportunidades: en ‘Abril’ (1998) destacó su vena política —como en el filme que hoy nos ocupa—, en ‘Mia Madre’ puso el reflector en su vida familiar.

Si bien, en “El sol del futuro”, observamos a un cineasta sumergido en el rodaje de una película sobre el comunismo en la Italia de los años 50, por su desenvoltura en las escenas observadas, es la placidez del cine. Y Moretti en un acto instintivo lo plasma con formidable ironía y garbo en este su reciente filme, pero por otro lado, quizá tan hondamente afligido que, como suele ser frecuente en él, Moretti se dice a sí mismo —con todo su ideario—, ese soliloquio tan personal en el que desmigaja lo social, lo introspectivo, lo político (la evocación además, del filme “San Michele aveva un gallo” de los hermanos Taviani) y por supuesto lo cinematográfico —hay varios guiños cinematográficos.

Cabría señalar en estas primeras consideraciones que el cineasta recurre a su 'alter ego' —el Giovanni de la pantalla—. Un director de cine ocurrente, perspicaz, que divulga su filosofía en cada frase y que tiene una aptitud especial para arrasarlo todo, su matrimonio, la relación con su hija, y sus aspiraciones como director de cine dentro de la industria. Aquí vale la pena recordar de la cinta (perdón por el spoiler) cuando interrumpe una escena cargada de violencia que está rodándose, y más adelante llama a Scorsese para preguntarle cuanto ha cambiado la violencia desde “Taxi driver” hasta ahora. Para este cronista, esta es la mejor escena del filme puesto que relaciona e incorpora la “verdad” del cine con la verdad de cada uno de los participantes de la cinta a rodarse, y por supuesto de los espectadores.

El debate continúa con su esposa que es la productora —la sublime, frecuente y vehemente de su cine Margherita Buy—. También en este contexto de idas y venidas sobre la moral y otros asuntos en el cine, los diálogos que evocan al cineasta Casavettes (en el primer tercio del filme) pronosticando por supuesto lo que alguna vez leí: “el cine no es el reflejo de la realidad, sino la realidad de ese reflejo” (Godard).

Algunas ideas a modo de conclusión: el cineasta italiano demuestra en ‘El sol del futuro’ pretender hacer una especie de catálogo de su vida, su obra, las bandas sonoras de su vida y sus convencimientos. Una aproximación muy personal a la autoficción, la sensibilidad y el surrealismo. Una buena película pues llega a la fibra de todo espectador amante del cine.