domingo, 24 de septiembre de 2017

Zinemaldia, versión No. 65, arranca con la nueva película de Wim Wenders

La 65ª edición del Festival de San Sebastián arranca este viernes con dos grandes nombres del panorama internacional: Wim Wenders y Aki Kaurismäki. El primero inaugura el certamen con la proyección de su nuevo filme, Inmersión, una historia protagonizada por Alicia Vikander y James McAvoy en la que la primera va al rescate del segundo, secuestrado en Somalia por terroristas yihadistas. El filme se verá tras la gala inaugural, en la que se entregará también el Premio Fipresci de la crítica internacional al cineasta finlandés por Al otro lado de la esperanza, el último trabajo de Kaurismäki. 



La actriz Leticia Dolera y la presentadora de televisión Anne Igartiburu serán las encargadas de conducir la gala, que se celebrará a partir de las nueve de la noche. En ella, algunos de los cineastas que formarán parte de la programación del festival presentarán las películas y proyectos y el Jurado Oficial de esta edición, presidido por el actor John Malkovich, hará una breve intervención, como recoge la agencia Europa Press. Durante esta edición del Zinemaldia, que concluirá el 30 de septiembre, se hará entrega de tres Premios Donostia, que recogerán los actores Ricardo Darín y Monica Bellucci y la directora francesa Agnès Varda.



Además de los tres Premios Donostia, visitarán el festival figuras del cine como el actor James Franco, que competirá por la Concha de Oro con su película The disaster artist; Glenn Close, que clausurará la sección con La buena esposa; o Alicia Vikander, para promocionar la mencionada Inmersión. Además, pisarán la alfombra roja Javier Bardem y Penélope Cruz, que asistirán a la clausura de la sección con Loving Pablo, que retrata la historia de amor entre el narcotraficante colombiano Pablo Escobar (el propio Bardem) y la periodista Virginia Vallejo (Cruz). 

Entre las películas españolas que lucharán por la Concha de Oro, se encuentran El autor, de Manuel Martín Cuenca, Handia, de Aitor Arregi y Jon Garaño —un nuevo trabajo, en euskera, de los creadores de Loreak—, y La vida y nada más, de Antonio Méndez Esparza. En la Sección oficial, pero fuera de competición, está también La peste, de Alberto Rodríguez (La isla mínima, Grupo 7), la primera serie en entrar por la puerta grande del certamen. También podrá verse El secreto de Marrowbone, de Sergio G. Sánchez, y Morir, de Fernando Franco, dentro de las proyecciones especiales. 

Además, en el marco del festival, el actor Antonio Banderasrecibirá este sábado el Premio Nacional de Cinematografía de manos del ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo, durante un acto que tendrá lugar en el Edificio Tabakalera de San Sebastián.

Sección oficial de Zinemaldia

Inmersión, de Wim Wenders. Alemania-Francia-España
La buena esposa, de Björn Runge. Suecia-Reino Unido
Alanis, de Anahí Berneri. Argentina
Beyond words, de Urszula Antoniak. Polonia-Países Bajos
Der hauptmann / The captain, de Robert Schwentke. Alemania-Francia-Polonia
El autor, de Manuel Martín Cuenca. España-México
Handia, de Aitor Arregi y Jon Garaño. España
La douleur / Memoir of pain, de Emmanuel Finkiel. Francia
El león duerme esta noche, de Nobuhiro Suwa. Francia-Japón
Le sens de la fête / C'est la vie, de Olivier Nakache y Éric Toledano. Francia
Licht, de Barbara Albert. Austria-Alemania
La vida y nada más, de Antonio Méndez Esparza. España-EEUU
Love me not, de Alexandros Avranas. Grecia-Francia
Ni juge, ni soumise / So help me god, de Jean Libon e Yves Hinant. Francia-Bélgica
Pororoca, de Constantin Popescu. Rumanía-Francia
Soldatii. Poveste din Ferentari / Soldiers. Story from Ferentari, de Ivana Mladenovic. Rumanía-Serbia-Bélgica
Sollers point, de Matthew Porterfield. EEUU-Francia
The disaster artist, de James Franco. EEUU
Una especie de familia, de Diego Lerman. Argentina-Brasil-Polonia-Francia
La peste, de Alberto Rodríguez. España (Fuera de competición)
El secreto de Marrowbone, de Sergio G. Sánchez. España (Fuera de concurso)
Au revoir là-haut / See you up there, de Albert Dupontel. Francia (Proyecciones especiales)
Morir, de Fernando Franco. España (Proyecciones especiales)
Uchiage Hanabi, shita kara miruka? Yoko kara miruka? / Fireworks, should wee see it from the side or the bottom?, de Akiyuki Shinbo y Nobuyuki Takeuchi. Japón (Proyecciones especiales)
Las maravillas del mar, de Jean-Michel Cousteau y Jean-Jacques Mantello. Reino Unido-Francia (Proyecciones especiales)
 https://www.infolibre.es

sábado, 23 de septiembre de 2017

Ali and Nino



Desde que vi “Far north”, de Asif Kapadia, he procurado no perder de vista a este cineasta, de exquisita gramática cinematográfica. En esta oportunidad, su reciente filme así lo ratifica. Los cuidadosos encuadres y la fotografía confieren a esta historia su intimismo y su espectacularidad, ya que si bien nos muestra la relación amorosa de dos jóvenes (la una para el otro) a pesar de sus diferencias culturales y religiosas, también nos propone a través de la unión de estos dos seres humanos, la libertad de una Azerbaiyán a comienzos del siglo XX.


De manera que estamos ante un filme basado en un hecho real (que dividirá las opiniones, por supuesto) y que a través de un melodrama histórico, de pronto el plano romántico por un lado y el asunto político por otro (dos ideas sin hilos conductores emocionales: me refiero a esa “áurea” que tienen los buenos filmes), no permitan al espectador más desprevenido, encender el “juego” necesario para vincularse emocionalmente a lo que ve.

De manera que estamos ante una obra un tanto compleja, pues en la ideología del filme, falta un poco más de ímpeto emocional en asuntos relacionados con el devenir del ser humano (a pesar de su trasfondo político). Es algo así como conocer a una mujer hermosa y espectacular, pero que cuando uno se sienta al lado de ella  para saber frente a quien estoy sentado, no pasa nada (es hueca). Y perdón por las mujeres bellas que suscitan la turbación verdadera (usted me entiende).

Gonzalo Restrepo Sánchez

Visite: www.elcinesinirmaslejos.com.co

viernes, 22 de septiembre de 2017

Churchill




Esta película es un drama que se desarrolla durante las 96 horas que conducen al Día D, en la Segunda Guerra Mundial. El actor Brian Cox interpreta a Winston Churchill con un convencimiento, que en realidad amerita su interpretación como de las mejores en su carrera.


Con la metáfora de Winston caminando a lo largo de la orilla del mar, totalmente vestido  e imaginado que las mareas que le llegan a sus pies, están llenas de sangre; podemos escribir que esta película nos hablará de un personaje, su liderazgo y sus inquietudes (dudas, interrogantes y sus crisis personales) antes del famoso Día D.
Respecto al asunto estrictamente cinematográfico, cabe destacar la composición en cada plano y cómo cada secuencia pretende no enjuiciar al gran hombre británico, sino que a través de un relato íntimo, mostrar ese “león enjaulado”, que, en última instancia, reformulará su ficticias ideas que tenía que afrontar (perdón por el spoiler: la secuencia de la conversación entre Churchill y el Rey Jorge VI).

Un epígrafe final del filme, insta que el primer ministro, ha sido el británico más famoso de toda la Historia. Ninguna tentación pues, al hurgar sus interioridades, tampoco ambigüedades y cuestiones. Y es que el personaje es como el filme: condescendiente, y que los encuadres escogidos, la sucesión de planos y secuencias, amén de los recursos visuales empleados (travellings, encadenados, la luz, etc.); metódicamente acarician la perfección en cuanto a su grado de ajuste entre forma y fondo. Para alguien el filme resultará aburrido. ¡A mí me encanto!

Gonzalo Restrepo Sánchez
Visite: www.elcinesinirmaslejos.com.co





domingo, 17 de septiembre de 2017

Era o Hotel Cambridge


La brasileña Eliane Caffé ha compuesto un híbrido sobre la situación de una ciudad de como Sao Paulo (y que  la vecina Caracas no anda muy lejos). Y es una vez más este documental (altamente recomendado por su oportunidad  fiel a una realidad que, en este caso, está situada en Brasil) toca la idea ya consabida del cineasta francés Godard: “El cine no es el reflejo de la realidad, sino la realidad de ese reflejo”.


Y es que película con cámara firme, nos muestra como la pobreza y la abyección ronda en cualquier lado de nuestro continente. La micro sociedad que representa el relato del filme brasilero, donde a pesar de su condición homogénea de okupas en un universo al margen del denominado establecimiento o de una sociedad establecida, lo marginal o exclusión social asimismo germinan otros estratos (o al menos están a punto de brotar, entre brasileños y extranjeros).
El vocablo okupa es en sí un signo lanzado por la prensa, una palabra ambigua que trata de separar, de excluir de la ciudadanía “normal” y regulada a  personas llamadas “habitantes de la calle”. Al vocablo okupa se le atribuye todo un colección de retratos y conductas insanas: punkis, drogadictos, vagos, sucios, outsiders, agitadores, nigromantes, y toda una serie de epítetos que Kristeva enuncia en sus textos sobre la verdadera abyección y excusión social.
Filme pues crudo y a veces violento que nos muestra esos desalojos  (como el del Hotel Cambridge) a un tipo de seres humanos, que si bien se han tomado un edificio, es cierto también que en esos grupos responden (con justa ira) a la violencia del Estado, pero habría que examinar que la violencia de los okupas es puramente simbólica y defensiva, una rebeldía sincera de los jóvenes explotados de la denominada urbe capitalista.
 Gonzalo Restrepo Sánchez
Visite: www.elcinesinirmaslejos.com.co

miércoles, 13 de septiembre de 2017

The Dark Tower



Sin resultar un tópico usual sobre la lucha entre el bien y el mal, de entrada puede considerarse un buen arranque la trama de “La torre oscura”.  Y es que ante el trasfondo de una solemne torre que protege el universo; alguien llamado "el hombre de negro". Un Roland, solitario y quizá maldito, que conoce a Jake, un chico de Nueva York. Son los personajes (y otros) sobre quienes se plantea la verosimilitud de esta historia apocalíptica.


Si bien la película resulta ser un híbrido entre un «western» y ribetes galácticos, la película es un viaje o mejor un sueño (perdón por el spoiler, sobre las visiones de un destino amenazador que angustian los espejismos de alguien como Jake Chambers —Tom Taylor—) a un mundo extraño y alejado que pueblan pistoleros negros, un encrespado villano (McConaughey) y otros seres extraños.

Las anteriores podrán ser las premisas de lo reciente de Stephen King (quien debuto para el cine con la adaptación de «Carrie». Además evocamos de su mente prodigiosa, títulos como «El resplandor», «La zona muerta», «Cujo», «Misery», «It» y «Dolores Claiborne» entre otros). De manera pues que este reciente King si bien entusiasma a sus seguidores; es más o menos lo que el director danés Nikolaj Arcel  a través de «The Dark Tower», concibe: entrelazar elementos de los libros publicados por el escritor y fraccionar toda su mitología lo suficiente como para agradarnos más.

Gonzalo Restrepo Sánchez
Visite: www.elcinesinirmaslejos.com.co






martes, 5 de septiembre de 2017

90 AÑOS DEL FILME "EL CANTOR DEL JAZZ"



La música y el cine siempre han conservado una estrecha relación. Desde las primitivas películas, en las que las melodías eran el único recurso sonoro que se utilizaba para reforzar el significado de la interpretación de los actores, hasta hoy día, en el que una notable cantidad de producciones musicales solo se diseñan como una acción más dentro del método estratégico de lanzamiento y mercadeo de algunas obras cinematográficas.
Y es que después de más de cien años desde la aparición del cinematógrafo (proyector de imágenes no sonoro) y algunos menos desde la aparición del sonoro (1926-1927 según otros autores), el cine podría seguir considerándose un arte de nuestro tiempo, ya que se trata de un “procedimiento técnico que permite al hombre asir un aspecto del mundo: el dinamismo La música en el cine, o cómo una relación simbiótica puede llegar a ser parasitaria.  de la realidad visible”(GUBERN 1993:9).
Como explicaría Charles Chaplin: “El arte cinematográfico se parece a la música más que a cualquier otro arte”. Asimismo, la analogía entre la música y el cine es (y valga la pena ser reiterativo) esencial al nacimiento de éste, puesto que aunque se designara ‘cine mudo’, desde los cobertizos donde se proyectaba el cinematógrafo de los hermanos Lumière, siempre se acompañó de efectos sonoros. El narrador, que se encargaba de explicar y enfatizar ciertos momentos del filme, era un elemento más de la representación que se debía tener en cuenta. A veces, para vigorizar la función de esparcimiento de las primeras proyecciones fílmicas, asimismo se podía topar una persona sentada frente al piano, para entretener la velada e insistir en unos instantes del relato que precisaban un toque extra de dramatismo.
  
De todas formas, bien vale la pena  traer a colación en su noventa aniversario a la película “El cantor de jazz” (“The Jazz Singer”). Dirigida por Alan Crosland en 1927, se estrenó el 6 de octubre de dicho año en el cine Warner Bros. en Nueva York. Primero fue una obra musical para teatro del autor estadounidense Samson Raphaelson, estrenada en Broadway en 1925 y protagonizada por el actor y cantante George Jessel. Este iba a ser el protagonista también del filme, pero las rígidas condiciones salariales que pedía no fueron aceptadas y fue Al Jolson quien obtuvo el papel y quien se pintara de negro, pues en aquella época los personajes negros en el teatro estadounidense eran encarnados por actores blancos pintados. Blancos y negros no podían mezclarse.
De todas las canciones, Blue Skies (música y letra de Irving Berlin) es, sin duda, la más recordada. De hecho, ya era un éxito bien conocido por muchos espectadores. Berlin la había compuesto en 1926 para el musical de Richard Rodgers y Lorenz Hart Betsy, estrenado ese mismo año.
“El cantor de jazz” cuenta la fábula de una familia judía ultra ortodoxa en la que el padre, el Rabino Rabinowitz, quiere que su único hijo continúe la tradición familiar y se convierta en la quinta generación de rabinos. No obstante, el personaje de marras lo que realmente quería era convertirse en un cantante de jazz. Así que hoy rememoramos a este emblemático filme de la historia del cine universal. ¡Enhorabuena para el cine! ¡Qué viva la música! (¡Y el cine, por supuesto!).


martes, 22 de agosto de 2017

LA GUERRA DEL PLANETA DE LOS SIMIOS


A las más de dos horas que dura la película, nos presenta de lado y lado (seres humanos y simios o viceversa), la meditación que siempre hay alguien que tiene que asediar la vida, e inventar los inconvenientes (donde antes no los había). Asimismo vale la pena rescatar de los hechos, más que a través de las imágenes —apoyado en el lujoso trabajo fotográfico de Michael Seresin, y amén de la pulcrísima banda sonora de Michael Giacchino—, el retrato sincero con uno mismo.


Si bien para esta película es mejor evitar el “spoiler” (contar asuntos de la trama), Matt Reeves elige muy bien cuál es el tipo de guerra quiere simbolizar en la pantalla. La guerra que plantea esta película no es la de los simios contra los humanos o viceversa. “La Guerra del Planeta de los Simios” es la guerra de César. La batalla de este personaje (igual que a cualquier ser humano), es la que uno libra consigo mismo todos los días. La vida es combate, guerra perenne, lucha y arrojo para lograr la meta. Y esto, lo queramos o no; nos guste o nos disguste; nos demos o no cuenta de ello. El hombre (y para este caso el simio César) es por naturaleza un ser combatiente: Nace con una misión combativa y cumple su destino batallando, venciendo dificultades, resistencias y fuerzas enemigas. Vivir es combatir.

En este contexto, el simio César aduce a formar parte de la solución de los problemas para evitar situaciones que puedan conducir a un caos (ya que él es el líder de su grupo). De manera que esta nueva cinta de la saga, pienso que está más próxima a "El planeta de los simios" (1968), ya que el punto de su fabulación se planta sobre el destino y la conciencia de un ser viviente y guerrero como César. Vivere militare est, “el vivir es guerrear”, sentencia Séneca en una de sus cartas. "Nuestro corazón es un continuo campo de batalla", proclama San Agustín, el cual habla con insistencia de la "guerra interior" y de la "pugna dentro de ti" (pugna intra te ipsum).



De todas formas, el espectador sale satisfecho, pues más en los simios  que en los humanos,  nos deja a personajes con mucha empatía. De manera pues que estas míticas distopías, tiene tela para rato. Y es que todo el éxito (de pronto) está en que el que idealiza: el público. Película pues recomendable en la medida en que usted haya visto las que le preceden, ya que la degustará más. ¡Claro! Que para todo público menos para niños.
Gonzalo Restrepo Sánchez
www.elcinesinirmaslejos.com.co