Esta película es un
drama que se desarrolla durante las 96 horas que conducen al Día D, en la
Segunda Guerra Mundial. El actor Brian Cox interpreta a Winston Churchill con
un convencimiento, que en realidad amerita su interpretación como de las
mejores en su carrera.
Con la metáfora de
Winston caminando a lo largo de la orilla del mar, totalmente vestido e imaginado que las mareas que le llegan a
sus pies, están llenas de sangre; podemos escribir que esta película nos
hablará de un personaje, su liderazgo y sus inquietudes (dudas, interrogantes y
sus crisis personales) antes del famoso Día D.
Respecto al asunto
estrictamente cinematográfico, cabe destacar la composición en cada plano y
cómo cada secuencia pretende no enjuiciar al gran hombre británico, sino que a
través de un relato íntimo, mostrar ese “león enjaulado”, que, en última
instancia, reformulará su ficticias ideas que tenía que afrontar (perdón por el
spoiler: la secuencia de la conversación entre Churchill y el Rey Jorge VI).
Un epígrafe final del filme,
insta que el primer ministro, ha sido el británico más famoso de toda la
Historia. Ninguna tentación pues, al hurgar sus interioridades, tampoco
ambigüedades y cuestiones. Y es que el personaje es como el filme:
condescendiente, y que los encuadres escogidos, la sucesión de planos y
secuencias, amén de los recursos visuales empleados (travellings, encadenados,
la luz, etc.); metódicamente acarician la perfección en cuanto a su grado de
ajuste entre forma y fondo. Para alguien el filme resultará aburrido. ¡A mí me
encanto!
Gonzalo Restrepo
Sánchez
Visite:
www.elcinesinirmaslejos.com.co