domingo, 19 de octubre de 2025

La mujer del camarote 10

Con un poco de Patricia Highsmith, Agatha Christie, este thriller que estaba encaminado a brillar, en el tercio final se desmorona. De todas formas y atendiendo ciertas características y analogía del desarrollo de la trama, Muerte en el Nilo” (1978), con Bette Davis y Maggie Smith intercambiando crueles afrentas y Angela Lansbury o “The last of Sheila” (1973), escrita por Anthony Perkins y Stephen Sondheim y con la inmensa Dyan Cannon como doble de la cínica super agente del Hollywood, Sue Mengers. Pues nada que hacer, aunque pudo haber logrado mucho, si la trama no se desboca al final.


Si bien, todo gira en torno a un asesinato como buen thriller, todo gira alrededor de Keira Knightley (interpreta a Laura “Lo” Blackwood), una autorizada periodista de investigación londinense traumatizada por el asesinato de una mujer que permitió a hablar con ella para exteriorizarle un caso de defraudación de fondos de una ONG. Parece simple, pero en los dos primeros tercios de la cinta todo parecía bien interesante. Dónde estuvo en problema. Creería que en el punto de vista (y las relaciones de saber entre narrador y espectador). De todas formas, la narración no parte desde el punto de vista de la periodista y que a lo mejor hubiera sido lo más factible dada la intriga de la trama.

Y por mucho que pugnemos cuál es el dispositivo cardinal, básico, de la expresión cinematográfica —seguramente el tiempo (intrínseco) de cada plano, a lo mejor la capacidad dialéctica del montaje, tal vez la costura concreta de los espacios, o quizá ninguna de estas ideas—, podemos acordar que si algo es decididamente fatal para el cine descriptivo es la nula gestión del punto de vista. De todas formas, “la propuesta de François Jost, a partir de Genette, para separar la focalización (saber) de la ocularización (visión) y auricularización (sonido), con ser oportuna y, desde nuestra perspectiva, más que correcta, generaba una grieta por la que han ido penetrando algunas contradicciones: lo que para Genette era un todo indesligable, se parcializaba y etiquetaba de manera diferente al aplicarlo al audiovisual” (Álvarez, 2013, p. 30).

Asi que “La mujer del camarote 10” o su director Simón Stone, debió tener más cuidado en este tipo de historias, sobre todo si es thriller, pues llegar hasta el final sin perder las focalizaciones pertinentes, además son tantos personajes que por momentos creemos que algunos están demás.