martes, 18 de noviembre de 2025

UN FANTASMA EN LA BATALLA

 

La película “Un fantasma en la batalla”, representa el regreso al cine después de casi ocho años de Agustín Díaz Yanes. Un filme que es una muestra de cómo sea hace precisamente un trabajo extraordinario. Pero Díaz Yanes se cuida de no caer en la pura exploración de los hechos y prefiere hacer una película poética (desde su título y que haya aliados en esas canciones italianas y en la interpretación de Susana Abaitua). Con base en Elina Liikanen (2012) podríamos crear tres modos de personificar literariamente el pasado: el vivencial, el reconstructivo y el contestatario. Estos tres horizontes caminan de más a menos en la ilusión mimética y horizonte de sabiduría y, de menos más, en cuanto al trayecto que sitúa a los espectadores (y lectores) en la correspondencia con lo contado.

“Un fantasma en la batalla” con un guion elaborado a base de penetrantes recursos de ese “cine de espías”, con una fotografía y un uso de la imagen de archivo que pone nombres y apellidos a las víctimas de ETA durante aquellos años del terror. Este es pues un thriller de espías que retrata con insondable garbo y perspicacia el desarme de los zulos del sur de Francia que los infiltrados de la policía causaron a lo largo de la década de los 90.

Bien cabría en estas pocas líneas, destacar el trabajo de la actriz española Susana Abaitua, ofreciendo al espectador el personaje de un “topo” y la certeza de una verdad y conciencia para permanecer sentado sin decir palabra alguna sobre su butaca. Somos lo que recordamos, pero además y de manera notoria, lo que olvidamos. Cuando esta maniobra es estimulada, nutre una identidad disfrazada pues: “[…] quien es capaz de traer a la memoria lo que otros no recuerdan es tan solo un fantasma; del pasado solo se rememora lo que de él queda vivo en la conciencia del grupo” (Benjamin,1989).

“Un fantasma en la batalla” es una obra abierta y claramente política, establiendo en una donada voluntad por mostrar a una audiencia no solo un conjunto de tesis sobre lo observado en una España y una época. Por otra parte cabría el panegírico de un filme que acopia el testigo de los maestros del “film noir” (Ray, Lang, Siodmack o Preminger) para edificar un thriller que incorpora encanto y reflexión crítica. En verdad, este influjo de los clásicos del “cine negro” no solamente se halla en la eventualidad última que alienta todo el conjunto, sino también, de una manera más concreta, en el uso de una serie de recursos (la música, entre otros) como andamio de los sucesivos acontecimientos a través de los cuales avanza la trama.