Desde que vi “Far north”, de Asif Kapadia, he procurado no perder de vista a este cineasta, de exquisita gramática cinematográfica. En esta oportunidad, su reciente filme así lo ratifica. Los cuidadosos encuadres y la fotografía confieren a esta historia su intimismo y su espectacularidad, ya que si bien nos muestra la relación amorosa de dos jóvenes (la una para el otro) a pesar de sus diferencias culturales y religiosas, también nos propone a través de la unión de estos dos seres humanos, la libertad de una Azerbaiyán a comienzos del siglo XX.
De manera que estamos
ante un filme basado en un hecho real (que dividirá las opiniones, por
supuesto) y que a través de un melodrama histórico, de pronto el plano
romántico por un lado y el asunto político por otro (dos ideas sin hilos conductores
emocionales: me refiero a esa “áurea” que tienen los buenos filmes), no
permitan al espectador más desprevenido, encender el “juego” necesario para
vincularse emocionalmente a lo que ve.
De manera que estamos
ante una obra un tanto compleja, pues en la ideología del filme, falta un poco
más de ímpeto emocional en asuntos relacionados con el devenir del ser humano
(a pesar de su trasfondo político). Es algo así como conocer a una mujer
hermosa y espectacular, pero que cuando uno se sienta al lado de ella para saber frente a quien estoy sentado, no
pasa nada (es hueca). Y perdón por las mujeres bellas que suscitan la turbación
verdadera (usted me entiende).
Gonzalo Restrepo
Sánchez
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