A las más de dos horas que dura la película, nos presenta
de lado y lado (seres humanos y simios o viceversa), la meditación que siempre
hay alguien que tiene que asediar la vida, e inventar los inconvenientes (donde
antes no los había). Asimismo vale la pena rescatar de los hechos, más que a
través de las imágenes —apoyado en el lujoso trabajo fotográfico de Michael
Seresin, y amén de la pulcrísima banda sonora de Michael Giacchino—, el retrato
sincero con uno mismo.
Si
bien para esta película es mejor evitar el “spoiler” (contar asuntos de la
trama), Matt Reeves elige muy bien cuál es el tipo de guerra quiere simbolizar
en la pantalla. La guerra que plantea esta película no es la de los simios
contra los humanos o viceversa. “La Guerra del Planeta de los Simios” es la
guerra de César. La batalla de este personaje (igual que a cualquier ser
humano), es la que uno libra consigo mismo todos los días. La vida es combate,
guerra perenne, lucha y arrojo para lograr la meta. Y esto, lo queramos o no;
nos guste o nos disguste; nos demos o no cuenta de ello. El hombre (y para este
caso el simio César) es por naturaleza un ser combatiente: Nace con una misión
combativa y cumple su destino batallando, venciendo dificultades, resistencias
y fuerzas enemigas. Vivir es combatir.
En
este contexto, el simio César aduce a formar parte de la solución de los
problemas para evitar situaciones que puedan conducir a un caos (ya que él es
el líder de su grupo). De manera que esta nueva cinta de la saga, pienso que
está más próxima a "El planeta de los simios" (1968), ya que el punto de su fabulación se planta sobre el destino y
la conciencia de un ser viviente y guerrero como César. Vivere militare est,
“el vivir es guerrear”, sentencia Séneca en una de sus cartas. "Nuestro
corazón es un continuo campo de batalla", proclama San Agustín, el cual habla
con insistencia de la "guerra interior" y de la "pugna dentro de
ti" (pugna intra te ipsum).
De todas formas, el espectador sale
satisfecho, pues más en los simios que en los humanos, nos deja a personajes con mucha empatía. De
manera pues que estas míticas distopías, tiene tela para rato. Y es que todo el
éxito (de pronto) está en que el que idealiza: el público. Película pues
recomendable en la medida en que usted haya visto las que le preceden, ya que
la degustará más. ¡Claro! Que para todo público menos para niños.
Gonzalo Restrepo Sánchez
www.elcinesinirmaslejos.com.co