sábado, 13 de julio de 2013

LA MEJOR OFERTA



Hay dos frases que a mi juicio develan lo que Tornatore nos quiere decir en su reciente película “La mejor oferta”: ¿Cómo es estar casado? Es como una subasta, nunca sabes si es la mejor oferta. La otra frase es: Las emociones son como las obras de arte. Pueden falsificarse y pasar, pero son falsas. ¿Crees que el amor se puede falsificar?

Esto es realmente lo que ocurre entre un hombre llamado Virgil Oldman (Geoffrey Rush), enamorado de la belleza femenina a través de la pintura, y, el objeto de su deseo: Silvia Hoeks, una joven y bella mujer en carne y hueso. Ahora, todo eso ocurre en un áurea de misterio bien sazonada por la música de Morricone y un guión con un ritmo propio de los mejores dramas de suspenso.

Si bien la historia se desarrolla en medio del arte, no es una película sobre ello; es más bien cómo los ojos de un subastador de obras de arte, encuentra que la belleza es a veces un bien esquivo. Sobre todo cuando uno es viejo y ella es joven. Aunque bien vale la pena recordar el válido pensamiento garciamarquiano de : “La edad del hombre son los años de la mujer que ama”. Claro que dicha mujer no sea una obra de arte para repetir la historia de Virgil.

Gonzalo Restrepo Sánchez

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