miércoles, 27 de diciembre de 2023

Aquaman and The Lost Kingdom

Siendo breve: más de lo mismo. Un filme flojo que invita a admirar los efectos visuales y su diseño. Respecto a la trama de la cinta, Black Manta, que aún no ha podido vengar la muerte de su predecesor a manos de Aquaman, sigue empeñado en la tentativa y no se detendrá ante nada para quitarlo de en medio.

Cargado el guion de Deus ex machina, no hay más remedio que seguir las acciones de los personajes, conociendo de antemano quién ganará a quien. Otra sensación que nos queda es la de algunos escenarios ya observados en otros filmes del género. Esa flotable y poco volátil lienzo mágico de personajes, locaciones y enfrentamientos, prorrogan un perfil atemporal que no se rompe frente a una banda sonora, siendo la música la relación motora con la actualidad y nuestro presente y futuro.

Para el director no es un escueto aderezo gratis, la jerarquía de la música, es capital para concebir los significados de la película, sin ir más lejos, todo ese ejercito de personajes bajo el agua haciéndolos armonizar en un mismo valor de conocimiento y conducta. Por momentos, todo lo observado bajo el agua, con matices nada sobrenaturales, pero de pronto, un sentido laberíntico.

Respecto a la fotografía, su director Don Burgess lleva a cabo un trabajo de iluminación extraordinario. Una luz que sin moverse de un lado a otro del encuadre circula en el carácter anímica de los protagonistas. Hay “Aquaman” para rato, lo importante son los guiones que se escriban, y ofrezcan pareceres bien estimulantes a las intrigas de la trama. Claro que sin llegar a evocar otras películas (algo bien difícil, pero se puede).

Para concluir este breve análisis, no olvidar el espectador que el género fantástico tiene muchas cosas imprevisibles. Al respecto González Requena (2007) afirma: “[…] en el núcleo mismo de la estructura del relato mítico tiene lugar sucesos no sólo maravillosos, sino también incomprensibles: sucesos que escapan, por tanto, a toda verosimilitud y a toda previsibilidad —a toda otra previsibilidad que la que el mito garantizaba con su misma existencia. O todavía en otros términos: que quiebran todas las hipótesis previsibles, que no responden a ninguna inferencia razonable distinta de la que el mito mismo funda con su existencia”. “Aquaman” es un ejemplo de ello.