Basada en la novela semi autobiográfica “Filió” de Leopold Tyrmand, la película polaca “Filip” y dirigida por Michal Kwiecinski nos traslada al año 1943, sumergiéndonos en una historia de aguante y desagravio en pleno corazón de la Alemania nazi.
La trama sigue a un joven judío polaco, atrevido y
abusador, quien oculta un trauma particular detrás de su sonrisa mordaz, al ser
asesinada su futura esposa (no cometeré spoiler alguno). Lo válido desde el
punto de vista de atención al público, es como vengará su muerte. Y es que
después de escapar del gueto de Varsovia —y ocultar sus orígenes judíos—, toma
una nueva identidad francesa y empieza a trabajar como camarero en un suntuoso
hotel en Frankfurt, lo que le ofrece la ocasión de llevar a cabo su propio
desagravio.
De venganzas y hasta personales está lleno el cine
(“Kill Bill” Quentin Tarantino). Pero quizá resulto un poco curioso para el
cine, la manera como decide vengarse Filip. Además que por su juventud le puede
permitir tal acción. De todas formas estamos ante un guion bien estructurado,
sin prisa en el personaje (que sale bien librado).
En esto de la venganza (aunque entendamos que puede
tener razón su decisión) en la película resulta válido e intrigante de alguna
forma, ya que todas aquellas personas mujeres en quienes “se vengó”, hasta qué
punto y siendo alemanas les es permitido la amistad con un judío.
Y esto puede ser el argumento a favor de una trama,
que tiene su ritmo ascendente y que nunca tenemos en mente si Filip será o no
descubierto, Y aquí el personaje no se siente en un infierno ante tal actitud,
sino que se acrecienta más, pues sabe que es un símbolo de venganza, aunque no
descartemos el sentimiento de culpa.
Y es que desde el punto de vista psicológico estos
criterios de venganza, conllevan algunos criterios que vale la pena establecer.
En torno a las disyuntivas de la subjetividad: entre el filo del desquite y el
marco de la culpa, pues surgen todos los interrogantes morales de venganza,
culpa y necesidad de castigo. Agresión y agresividad en el resarcimiento.
La venganza provoca a desquitarse de ultrajes
recibidos (en el filme ya sabemos, la muerte de la chica de Filip). Aparece sin
ley alguna que la detenga, ilícita, por lo tanto impera al acto y anima. En
diferencia con la culpa —que tiene una función de desaprobación (condena al
acto) —, está atada a la ley, obliga e intimida. Por consiguiente, ambas
actitudes hacen de la subjetividad personaje, un debate a posteriori de estos
asuntas, anda ajenos al ser humano.