De gran impacto visual, esta cinta recrea todos los
conceptos y estructura del guion cinematográfico archi conocido para levantar
el interés de los jóvenes y niños. Film nada desdeñable desde este punto de
vista y el espectáculo que suscita.
Han pasado cinco años desde que Angelina Jolie tomó el
roll de Maléfica, reinventando a una villana bien refinada, evocando de alguna
manera la mujer deshonesta del clásico de la “Bella Durmiente” de Disney para
toda una nueva generación. Su continuación en “Maleficent: Mistress of Evil”,
es un ensayo definitivo —más allá de una
inspiración de cuento de hadas— sobre el bien y el mal, y, traer sobre todo nuevos
personajes convincentes, aunque de pronto el relato en sí tiene altibajos en su
ritmo.
El director Joachim Rønning tiene un “touch of class”
cuando trata de visualizar estos mundos casi inimaginables de Maléfica, a
través de los nidos subterráneos de Dark Fae y, hacia los cielos sobre el majestuoso
castillo de Ingrith. Donde la película adquiere de todas formas más interés, puede
ser en ese cuento de hadas que mora en la historia, a veces imaginable.
De todas formas, una historia hilada —al fin y al cabo—,
a partir de invariables referencias visuales, sobre todo: el palpitar del
corazón ante un entorno oscuro, que se da a un cierto espíritu animista y que,
si lo tomamos literalmente, termina por asociar la relación entre Maléfica y
Aurora con un estricto «misterio» cósmico.
Gonzalo Restrepo Sánchez
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