Esta cinta colombiana del escritor y director Iván
Obando que lleva por título “Me llevarás en ti” (basada en la composición del músico
Jorge Villamil y que hiciera famosa en su época el dueto Garzón y Collazos), es
una propuesta quizá única en el cine colombiano en lo que atañe a la dirección de
arte.
Tomando como referencia la vida del antioqueño Gonzalo
Mejía —un emprendedor antioqueño detrás del nacimiento de la Sociedad
Colombo-Alemana de Transportes Aéreos (Scadta) que luego se transformó en
Avianca y de Cine Colombia, entre otras grandes firmas empresariales—, la
historia en sí se centra en los amores prohibidos.
Si bien la realización cinematográfica es perfecta, se
intuye que algo pasa en su estructura rítmica. Pero no por ello deja de ser un
excelente trabajo, de factura. Si bien como señala Blaise Pascal “El universo
es un círculo cuyo centro se encuentra en todas partes y la circunferencia en
ninguna”; el cineasta en su debut con los movimientos de la cámara como
mecanismo para la transición desde los códigos del drama —verista— pasando a su
vez por el imaginario paisa, por momentos evidencia más un Romanticismo
existencialista que una imagen de contenido.
No obstante, la médula de la película, se desarrolla en
la transferencia entre estratos con el merodear de la cámara entre dos
realidades —la de Gonzalo, falto a veces de expresividad y la de Isolda, todo
lo contrario —y sin ese primer plano, fecundo en el rostro de las actrices— y sin
embargo a priori y contiguas: en lo cotidiano un drama arraigado y, los
momentos de comunión existencial.
Y es que con el establecimiento de esta propuesta
entre universos —una cósmica y la otra íntima, si se quiere ver así—, sin estar
cercano a cierta espiritualidad a ningún otro cineasta colombiano, Obando pone
la primera piedra para una película que le abrirá las puertas a muchas otras.
Gonzalo Restrepo Sánchez
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