Tomando como punto de partida 1920, la película dirigida por M. Dupontel (una gran obra y altamente recomendada) en
una retrospección de la acción, va hasta 1918 para contarnos en primera
persona, una adaptación del bestseller de Pierre Lemaitre. Dos personajes
principales (dos ex combatientes de la Gran Guerra) que quieren dejar atrás
ciertas circunstancias ya acaecidas en sus respectivas vidas, y, deciden tomar otro rumbo en la sociedad civil
mediante una estafa muy particular.
Visto así el asunto, la película desborda en ingenio e
imaginación de cómo este drama humano termina por encubrir a dos soldados
(seres siempre al margen de la sociedad) que tienen que buscarse la vida. Y es
que cuando “la vida ha desfigurado el pasado”, el presente lleva a estos
marginados y de forma impúdica, a buscarle
acomodo.
De manera que la película refleja que el presente y el
pasado, nada tienen que ver cuando de vivir se trata (¿o sí?), inclusive
inventarse farsas (y falsas aunque suene a exabrupto), que de por sí ya son
bastante desvergonzadas. Esto es el filme: dos cínicos en busca de nada, pues
lo impúdico aborda la miseria humana y la risa (y pantomima) a la larga de uno mismo. Y es que somos lo
que somos porque otros fueron lo que fueron. Y punto.
Gonzalo Restrepo Sánchez
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