Con la película documental “Smilling Lombana” de la
cineasta Daniela Abad Lombana, se abrió una nueva versión del festival de cine
de Cartagena de Indias, con un lleno a rebosar el Centro de Convenciones, el
filme suscitó diferentes opiniones.
Respecto al filme, podemos escribir que es un retrato de
familia, donde su montaje es excelente, logrando un buen timing entre el presente,
el pasado y las entrevistas respecto al artista. Se trata pues de un registro
sobre lo bueno y “lo bueno” sin analogía alguna. Quizá porque el artista sin
temor a equivocaciones fue único a diferencia de otros escultores.
A la hora de un estudio más en profundidad, tampoco
faltan los más criterios y hondos estudios específicos sobre el documental,
donde figura el ya clásico de Bill Nichols, La representación de la
realidad. Cuestiones y conceptos sobre el documental, no llega a
darnos varias ideas sobre el documental en sí.
Lo
primero entonces y con base en lo anterior, lo textual y desde el público es lo
referente al personaje. De pronto poco carismático, algo personalista. Tal vez
por eso sea un documental que no complació a todo el mundo, aunque el cine no
se hace para complacer a nadie.
De
manera que “Smilling Lombana” es un documental que aprueba la cineasta donde la
música agrada al oído del espectador y sin dar respuestas desde los testimonios,
el documental a veces pierde si interés. De todas formas, es el segundo
largometraje de su cineasta, quien tiene en sus manos la opción de buscar otras
verdades, pues lo que le encanta.
La sección
de documentales del festival tiene variada temática, aunque toma las formas de
la imagen más contemporánea. El cineasta español Víctor Érice señala que: el
lenguaje cinematográfico, sometido a los condicionamientos de una profunda
transformación técnica, ha dejado de ser algo en sí mismo, como lo fue durante
muchos años, para convertirse en un apéndice de lo que se ha dado en llamar el
Audiovisual. En esta situación no es exagerado afirmar que la mirada documental
-aplicada o no a una ficción explícita-, renovando la necesidad de observar las
cosas mientras se filma, hace que el cine se mantenga vigente
vigente
y en contacto con el mundo.