jueves, 1 de marzo de 2018

Smilling Lombana abre el telón en FICCI 58



Con la película documental “Smilling Lombana” de la cineasta Daniela Abad Lombana, se abrió una nueva versión del festival de cine de Cartagena de Indias, con un lleno a rebosar el Centro de Convenciones, el filme suscitó diferentes opiniones.

Respecto al filme, podemos escribir que es un retrato de familia, donde su montaje es excelente, logrando un buen timing entre el presente, el pasado y las entrevistas respecto al artista. Se trata pues de un registro sobre lo bueno y “lo bueno” sin analogía alguna. Quizá porque el artista sin temor a equivocaciones fue único a diferencia de otros escultores.

A la hora de un estudio más en profundidad, tampoco faltan los más criterios y hondos estudios específicos sobre el documental, donde figura el ya clásico de Bill Nichols, La representación de la realidad. Cuestiones y conceptos sobre el documental, no llega a darnos varias ideas sobre el documental en sí.

Lo primero entonces y con base en lo anterior, lo textual y desde el público es lo referente al personaje. De pronto poco carismático, algo personalista. Tal vez por eso sea un documental que no complació a todo el mundo, aunque el cine no se hace para complacer a nadie.

De manera que “Smilling Lombana” es un documental que aprueba la cineasta donde la música agrada al oído del espectador y sin dar respuestas desde los testimonios, el documental a veces pierde si interés. De todas formas, es el segundo largometraje de su cineasta, quien tiene en sus manos la opción de buscar otras verdades, pues lo que le encanta.

La sección de documentales del festival tiene variada temática, aunque toma las formas de la imagen más contemporánea. El cineasta español Víctor Érice señala que: el lenguaje cinematográfico, sometido a los condicionamientos de una profunda transformación técnica, ha dejado de ser algo en sí mismo, como lo fue durante muchos años, para convertirse en un apéndice de lo que se ha dado en llamar el Audiovisual. En esta situación no es exagerado afirmar que la mirada documental -aplicada o no a una ficción explícita-, renovando la necesidad de observar las cosas mientras se filma, hace que el cine se mantenga vigente

vigente y en contacto con el mundo.