La película arranca con
una escena donde la cámara sigue por la "Via Veneto", de Roma a altas horas de la
noche al joven de cabellera larga Paul Getty, pasando al lado de las prostitutas,
en una sutil evocación de “La dolce vita”, para luego suceder lo que tiene que
suceder.
De
manera que la dramatización de Ridley Scott (con ochenta años cumplidos) sobre
la obstinación del multimillonario J. Paul Getty a pagar el rescate por el
secuestro de su nieto en 1973, se convierte en un thriller cuyo guion de David
Scarpa, basado en el libro de 1995 de John Pearson originalmente titulado
“Painfully Rich: The Outrageous Fortune and Misfortunes ofthe Herederos de J.
Paul Getty”, soluciona eficientemente el secuestro y las consecuencias en
familias adineradas.
Pero
la película (en su mejor perfil sobre el comportamiento de los personajes ante los
ojos del espectador), tiene el imaginativo e ingenioso enfoque sobre las
circunstancias adversas de un secuestro.
Cinta
pues que sin una narrativa ambigua, y sin la justificación moral de un acto
como el secuestro, no acepta con humilde estoicismo alguno la posible fecha la
muerte de un secuestrado, sino que de alguna forma (no tan cinematográfica) se
resiste y lucha por su vida, sin gestos desgarradores.
Gonzalo Restrepo
Sánchez
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