Llamas
contra el viento (Emilio Gómez Muriel,1955, otros autores señalan 1956) es la segunda película extranjera que utiliza el suelo de Cartagena de Indias para rodarla (la primera fue "Green Fire" 1954). El asunto está inspirado en el
poema Canción de la vida profunda, del
escritor colombiano Porfirio Barba Jacob. La coreógrafa Delia Zapata Olivella
fue la responsable de organizar las danzas folclóricas que aparecen en la cinta,
según el investigador caeibeño Chica (2012) para un artículo en el diario El Universal de Cartagena de Indias.
Tres composiciones musicales eternas
del Caribe colombiano se escuchan en la cinta: casi al final del metraje Cero treinta nueve de Alejandro Durán, La cumbia Sampuesana de la autoría del
maestro José Joaquín Bettín Martínez (de pronto la más escucha en el cine de
habla hispana). Y La Danza del Garabato,
de Antonio María Peñalosa (crédito que aparece así en el filme, omitiendo Te olvidé).