Película fallida que a
pesar de algunos gags (inverosímiles entre otras cosas), no deja en el
espectador ningún aliento a su favor. Su cineasta MacFarlane aplica —su sentido
del humor—, ya bastante conocido: pedos y escatologías renovadas, a lo largo de
esta producción de excesivo metraje.
A pesar del elenco, la
película se burla de sí misma y de los demás que la vimos, para encarar un
fiasco e híbrido en su contexto narrativo. Film pues que sin llegar a ser tan graciosa como “Ted”,
A million ways to die in the West tiene algunos momentos lícitos acompañados
por el villano Liam Neeson, y por
actores más observados en la comedia como Sarah Silverman y Neil Patrick Harris.
Charlize Theron se queda en eso: una belleza en un pueblo que termina siendo la mujer del
delincuente más peligroso.
Gonzalo Restrepo Sánchez
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