miércoles, 15 de enero de 2025

Apartment 7A

 


Este es un filme precuela de “Rosemary's Baby” de 1968, y si tomamos como punto de partida que Rosemary (Mia Farrow) —la protagonista de “Rosemary's Baby”— se muda al pomposo edificio de estilo renacentista conocido como Bramford con su esposo, conoce a Terry Gionoffri y podemos continuar con este reciente filme (“Apartamento 7”) cargado de interés por todo lo que le precede cinematográficamente hablando.

Entonces el personaje (la bailarina Terry Gionoffrio) por esas cosas de la vida llega al apartamento y ahí se teje todo lo relacionado al discurso fílmico de esta cinta, dirigida por Natalie Erika James (“Relic”), trae a Terry para introducir a una nueva generación de auditorio en ese horripilante cosmos de cultos malignos y purgatorio materno insidioso por primera vez por el autor Ira Levin y glorificado aún más por la penetrante adaptación cinematográfica de Roman Polanski.

A mi entender el filme cumple las expectativas del género de terror, si bien, la curiosidad por los eventos alrededor de Terry parece sobrenaturales. No es que haya mucho a dilucidar en esas extrañas conductas de algunos personajes, incluso, si eres apasionado del tema original. De todas formas, existe una configuración extraña, inclusive, si quitas la naturaleza desagradable de los vecinos de Terry y su pequeño culto satánico.

La joven bailarina, es evidente atrapa por su inocencia a veces y por todo lo extraño que le sucede —lesionada después de una caída especialmente retorcida en “Kiss Me, Kate”—. En el tercio final del filme el asunto parece tomar su rumbo, pero, algo a aclarar es que siempre va a existir a la larga la sombra de “Rosemary's Baby”, y las comparaciones son imposibles de evitar. La historia es discordantemente análoga, y sobre cuán inmutable es la pesquisa del heredero de Satanás.