Primero habría que aclarar al lector más desprevenido qué
es o qué significa “Blitz”. Una campaña de bombardeos incesantes en el Reino Unido
por parte de la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Estos
bombardeos comenzaron en agosto de 1940 y se extendieron hasta mayo de 1941, y
la historia del filme está ubicada en los momentos de este tremendo suceso que
afectó al mundo entero.
No
obstante, el director compone
un pulcrísimo y triste cuento infantil, tan atento y clásico como deslumbrante
y sin perplejidad, arrebatador y a través del un niño negro llamado George. Pero,
también podemos escribir que es un distante testimonio de una alianza inalterable
entre un chico y su mamá (Rita); y es que Steve McQueen convierte “ese camino
que recorre George”, en esa secuencia invisible —que une un pasado por fuerza ennoblecido
con la ilusión de un futuro.
El protagonista George transitará en su individual riesgo
el sentido riguroso de todos los peligros y todas las clases sociales heridas
por la guerra. El camino emprendido por el niño George lo llevará a retar toda
clase de incertidumbre: en su desconcierto afronta su destino.
Pero, por otro lado, la idea es incorporar a la enfática
majestuosidad de la desgracia y catástrofe en todas sus formas (soberbio el suceso
del incendio con la que se inicia el filme) con la turbación imperceptible y a
su manera épica de una fábula infantil. Entonces, se trata de aproximar el absurdo
subyugante de la destrucción total de una ciudad entera, a través de los ojos
de un crío que supone, idealiza y evoca un casi indeterminado campo de
margaritas (observado al comienzo del filme).
Para finalizar dos ideas: primero, estamos ante un
ejercicio de recreación histórica bastante ambicioso en el que, como suele
suceder en el cine de McQueen, es una proeza individual la que sirve de
pretexto para mostrar una realidad muy incómoda. De hecho, durante una buena
parte de la película, acogemos el punto de vista del niño, cuyo “itinerario” le
lleva a experimentar un sumario de cosas para su discernimiento y madurez.
Segundo: Blitz es una película que requiere de la música,
y que viene a linear toda su propuesta narrativa. Son las canciones cálidas las
que remontan al niño al calor de su morada, es la música la que une a Rita con
su marido, y asimismo como protagonista a convertirse en alegoría del naufragio
(nada de spoiler).