La película que
sobresale en la cartelera es “El mayordomo”, de Lee Daniels. Si bien al
comienzo vemos sentado y reflexivo a Cecil Gaines (Forest Whitaker), el mayordomo
jefe de la Casa Blanca, muy pronto en una retrospectiva de la acción, vemos en
forma de crónica la vida de este señor de raza negra, intercalada con la vida
en la Casa Blanca a través del mandato de ocho presidentes (1952-1986).
Basada en un hecho
real, esta película muestra sin amargura alguna, como poco a poco la
segregación negra en los Estados unidos, fue desapareciendo. En menester
señalar, entonces, que mostrando episodios de la vida nacional (los asesinatos
de Kennedy y Luther King, entre muchos otros) y sobre
todo, ese cosmos en lo político, social y filosofías tan dispares como la de
Martin Luther King y la de Las Panteras Negras; la historia asimismo es una
tierna evocación a los mejores momentos de la vida, aun en medio de injusticias
y tristezas de la familia Gaines. Daniels apuesta por la mesura.
De manera pues que
estamos ante una película cargada de autenticidad (un Whitaker extraordinario),
y centra su mirada en la
lucha por los derechos civiles de los negros y dedica su obra a quienes
pelearon por conquistarlos. Esta subjetividad y este reposado acento en el
drama, no resta credibilidad al relato.
Filme recomendable a
pesar de su extenso metraje, pues la historia también es un rápido zoom a
hechos que muchos de los espectadores vivieron. Sobre todo a aquellos que
formaron parte en el desfile de nuestra vida. La reflexión final es que “Si el individuo
pudiera otorgarse la deferencia que deseara, la sociedad tendería a
desintegrarse en islas habitadas por hombres de culto solitario, cada uno en
continua adoración de su propio altar” (Erving Goffman).
Gonzalo Restrepo Sánchez
Gonzalo Restrepo Sánchez
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