sábado, 9 de marzo de 2013

EDÉN AL OESTE



Costa-Gavras en su película (a diferencia de filmes como “Tierra de nadie”, dirigida por el documentalista Danis Tanovic) no nos sumerge en las guerras idealizadas para descubrir manejos socio-políticos, pero sí de ese camino a la felicidad y la esperanza, en una sociedad enferma ante la ausencia (en muchos casos) de comunicación, que implica —por supuesto— el deseo de compartir.

“Todo emigrante que sale de su país —dijo en alguna oportunidad el escritor marroquí Tahar ben Yelún—, alienta un proyecto de encuentro, de mezcla, de mestizaje, un proyecto de una vida mejor. La tierra propia, la familia, no se deja por razones banales. El emigrante, que llega a un lugar para quedarse, deja su impronta, más tarde o más temprano, con mayor o menos facilidad, en la cultura que le acoge, de la misma manera que recibe la cultura del país al que llega. No hay choque de culturas, las culturas se intercambian inconscientemente, es lo que hemos llamado transculturación”.

Todo lo anterior lo descubrimos en la ideología del filme “Edén al Oeste”. En una escritura audiovisual a lo “Road Movie”, Elías (Riccardo Scamarcio) por su juventud y su aventura, es ese ser transcultural que nos invita a reflexionar si realmente somos también ¿seres globalizados?

Gonzalo Restrepo Sánchez
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