Costa-Gavras en su
película (a diferencia de filmes como “Tierra de nadie”, dirigida por el
documentalista Danis Tanovic) no nos sumerge en las guerras idealizadas para
descubrir manejos socio-políticos, pero sí de ese camino a la felicidad y la
esperanza, en una sociedad enferma ante la ausencia (en muchos casos) de
comunicación, que implica —por supuesto— el deseo de compartir.
“Todo emigrante que
sale de su país —dijo en alguna oportunidad el escritor marroquí Tahar ben
Yelún—, alienta un proyecto de encuentro, de mezcla, de mestizaje, un proyecto
de una vida mejor. La tierra propia, la familia, no se deja por razones
banales. El emigrante, que llega a un lugar para quedarse, deja su impronta,
más tarde o más temprano, con mayor o menos facilidad, en la cultura que le
acoge, de la misma manera que recibe la cultura del país al que llega. No hay
choque de culturas, las culturas se intercambian inconscientemente, es lo que
hemos llamado transculturación”.
Todo lo anterior lo
descubrimos en la ideología del filme “Edén al Oeste”. En una escritura
audiovisual a lo “Road Movie”, Elías (Riccardo Scamarcio) por su juventud y su
aventura, es ese ser transcultural que nos invita a reflexionar si realmente
somos también ¿seres globalizados?
Gonzalo Restrepo
Sánchez
Visite
www.elcinesinirmaslejos.com