sábado, 9 de marzo de 2013

Oz: The Great and Powerful



Si usted vio en la pantalla el film  “El mago de Oz”, de Victor Fleming (1939) y recuerda aun a Judy Garland (reconozco que tuve que verlo en la televisión hace ya algunos años), e intenta compararlo con este precuela, no podemos decir que es la mejor y afortunada herencia, pero es un film bastante bueno, que no deja nada en el tintero para la imaginación del espectador.

Sin cometer spoiler alguno, esta fantasiosa historia de Oscar Diggs (James Franco), un mago de circo de dudosa reputación, que debe abandonar la polvorienta Kansas y “trasladarse” al brillante País de Oz, habla a la larga de lo bueno y lo malo del ser humano. Siempre, por donde transitemos, habrá alguien bueno y/o alguien malo. Pero también la ideología bifurca en la honestidad con uno mismo.

Pero, la mejor estrategia para vencer las adversidades de cuando estamos frente a alguien malo, es precisamente la magia de la invención en artilugios para generar miedo al contrario. En el film, todo se recrea con mucho brillo, colorido y ganas de agradar con todos las técnicas habidas y por haber en el cine para sorprender nuestra imaginación.

Es pertinente señalar, que Sam Raimi, con un trazado infantil (la historia a la larga es para niños), nos introduce a un carismático mago y sus personajes más próximos, con la mentalidad de un inocente (por ejemplo, la muñeca de porcelana entre otros). Y esto debe ser así, pues la enseñanza de la película y para la gente adulta, es para profundizar en espacios como la ciudad Esmeralda de la fábula: una metáfora sobre cómo sería de bueno vivir hoy día en un lugar donde todos queramos pertenecer.

Película pues altamente recomendada para ir acompañado de los hijos pequeños (y algunos no tanto). La lección está a la vista.

Gonzalo restrepo sánchez
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