domingo, 12 de enero de 2020

Underwater



En lo personal, cuando decido ver un filme, en lo primero que me fijo es en el director. Luego en su reparto, si el cineasta no me llama la atención. En esta oportunidad, la actriz y actor Kristen Stewart y Vincent Cassel, cumplen todas mis expectativas, pues entre otras cosas, y empleando un término coloquial “mueven el torniquete”.


Mirando con detenimiento el filme, se puede observar que si bien nos deja la sensación de déjà  vu, pues evoca otros aliens, suspensos y vicisitudes de los personajes —una tripulación de seis integrantes queda atrapados en una instalación submarina—. Ahora los espacios claustrofóbicos, el sentido apocalíptico de este cosmos, amén de la música de Marco Beltrami (especialista para este género de cine de terror), es evidente que genera más de un susto en el espectador.

Película pues pasable y que bien valdría la pena sentarse a repensar este fórmula de los alienígenas en el cine, pues parece estar repitiendo los mismos criterios y efectos especiales. A propósito de efectos especiales, este es un filme que no se podría haber realizado unos pocos años atrás, pues sus efectos especiales (lo mejor de la cinta) hubieran impedido su realización.

A modo de conclusión, el guion de Brian Duffield y Adam Cozad se conecta de forma excesiva a los criterios e ideas originadas en “Alien” y nunca más lejos de nuestras pantallas, que por no decir cerca y casi una copia aunque debajo del agua.



Gonzalo Restrepo Sánchez

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Charlie's Angels (2019)



Un filme que cumple meramente su sentido de entretención y que si bien corresponde a un título que arrastra algún tipo de espectadores, el relevo a Drew Barrymore, Cameron Diaz y Lucy Li lo han tomado Kristen Stewart, Naomi Scott y Ella Balinska. De todas formas un trío que no llega a la fascinación de sus predecesoras.


El filme cargado de bonitas postales al rodar en algunas ciudades de Europa, pretende con algún diálogo directo un feminismo que resulta válido (como lo dice Sabina: “las mujeres pueden hacer cualquier cosa”). Y es que en este sentido se puede entender el filme —un ejemplo es una mujer turco-musulmana, Fatimah (Marie-Lou Sellem), a quien el filme confía de afirmarnos que conozcamos—, más allá de las tareas de la protagonistas, siempre difíciles de ejecutar.

Historia pues archisabida por el espectador cuya presencia en la sala es para verificar hasta qué punto estas tres mujeres siguen siendo unas fuera de serie. No es más ni es menos. Nada de belleza plástica y una expresividad que recuerdan algún filme el pasado. De todas formas siempre recordaré a los ángeles de la serie televisiva.

Gonzalo Restrepo Sánchez

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martes, 7 de enero de 2020

Richard Jewell


A sus noventa años y aunque usted no lo crea, Clint Eastwood sigue haciendo películas. En su reciente filme  “Richard Jewell”  —lleno de realidad y capacidad cinematográficas—, Jewell es un guardia de seguridad durante los Juegos Olímpicos de Atlanta en 1966, que salvó muchas vidas, convirtiéndose así en héroe durante algunos minutos.

Más allá de las controversias, lo cierto es que este filme es una valiosa reflexión de la sociedad norteamericana sobre los asuntos de los mass media y la concepción del héroe (algo que Eastwood siempre ha sacado adelante pese a las adversidades). Con su mirada —la cámara—, cristalina, bondadosa, aunque algunas veces tolerante, el relato de este hecho real tiene la honradez de convencer.

La película que arranca sin mucha conexión, es una historia que conmueve más allá de toda ideología. Una película pues capaz de decir verdades —hasta dónde puede llegar ese periodismo feroz o el mismo ser humano, siempre vestido de otros disfraces— y de pronto, conmover al espectador a través de un personaje que desde el primer momento encaja como un modelo de ciudadano.

Y esto no es de ahora, ya en las últimas cinco películas del director, “American Sniper”, “Sally”, “The 15:17 to Paris”, “The Mule” se han centrado en seres humanos comunes y que hacen cosas extraordinarias. La clave de todo ha estado en excelentes guiones y sobre todo en los personajes que forman parte del eje central del asunto o la intriga.

A modo de conclusión y de pronto con otro tipo de lectura, una cosa piensa uno con su “camino” a seguir y otra lo que señala el destino. Sobre todo si se trata de personajes que siendo ejemplares en sus actividades diarias, de pronto se les cruza con una sociedad caníbal, que a lo mejor  y como una plaga de Egipto, intenta derribar hasta autoestimas de seres inocentes.

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Gonzalo Restrepo Sánchez



lunes, 6 de enero de 2020

Once upon a time in...Hollywood (Golden Globe 2020)



(Escrito el 20 de agosto del 2019 en este link)

Nos encontramos en los años sesentas —donde muchos crecieron viendo televisión, al igual, de pronto, que usted y yo— para esta película thriller, comedia negra y western a la orden de Tarantino que, cargada de tantos guiños cinéfilos —en la música, filmes, en personajes y situaciones—cualquier asistente culto cinematográficamente hablando, la va a disfrutar mucho más que cualquier espectador desprevenido.


Otro aspecto importante para la valoración del filme entre la estrella de un western televisivo, Rick Dalton (DiCaprio) y su stuntman (Brat Pitt), es el corte entre la película filmándose con ellos y la que muestra Tarantino. La cinta es una reflexión de un Hollywood Tarantiniano, donde el cineasta se arrebataba en abundancia con la sonoridad circundante de sus agudos diálogos e incluida la música, amén de los intereses fílmicos de los productores.

Algo más que un meticuloso ejercicio de estilo, Tarantino lo confía todo en la imagen —la de la televisión también— y de pronto como si todo fuera metonímico entre gestos, miradas y silencios, registra a casi todos los actores (y personajes) como Sharon Tate —cuando frente a una sala de cine, dice que quiere entrar porque ella trabaja en la cinta que está proyectándose— o Bruce Lee, purificando un sentido lúdico de la narración temporal y en otros momentos de “realismo ficticio”.

“Todo mundo necesita un doble” dice George (Bruce Dern) al doble de Rick. Claro que si —y en el cine más—, pero resulta que en la vida sucede igual, sobre todo cuando en un universo de oropel como el observado, todo es mentira —o verdad mentirosa— según el o los interlocutores. Vale la pena recordar la película “Smoke”: un estanquero, interpretado por Harvey Keitel refiere a un escritor (William Hurt) falto de ideas, un cuento navideño.

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Gonzalo Restrepo Sánchez



sábado, 4 de enero de 2020

Jumanji: The Next Level



Con los mismos héroes pero con apariencia distinta, es una de las premisas de esta cinta, que si bien tiene todo el chiche habido y por haber de la saga “Jumanji”, se puede expresar sin temor alguno a que el filme se deja ver gracias a un excelente guion que toca las fibras de los espectadores.


Y es que con una noción del sentido del absurdo, la película genera todo tipo de sobresaltos —puentes móviles con mandriles feroces— y expectativa. Además se recrea en lo cómico y es de agradecer. Todos los personajes bien caracterizados revelan sus temores y sus propios deseos de salir adelante —aunque solo sea un juego.

Asimismo se conserva algo muy importante y es el terreno metafórico que sugiere que, todos, desde el más feliz hasta quien no lo es, tiene en su interior una personalidad sin lugar a dudas poco explorada, un universo por revelar y una condición —y un estilo, quizás— inadvertidos por uno mismo que, tal vez, se revelarían si se uno se atreviera a “tirar el dado”, alegóricamente hablando.

El cine de aventuras sigue ocupando un espacio en la cartelera mundial. Sobre todo cuando se está bien realizado y deja algún que otro consejillo en alma triste que entró a la sala de cine a ver qué pasaba en su interior, aunque diga que es para pasar el rato.

Gonzalo Restrepo Sánchez

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‘No andaba muerto, estaba de parranda’ (cine colombiano)



Juan Pablo (Ricardo Quevedo) es un hombre abnegado que sufre la indiferencia de su pareja y el maltrato de jefe (Brian Moreno). Un día sufre un accidente y al acudir al médico se entera de que va a morir, por lo que decide robar un dinero y gastarlo en un viaje por Europa junto a su amigo Javier (Nelson Polanía "Polilla"). Esta es la premisa de un guion que toma de otros guiones (menos inteligentes) una idea que fundamentalmente se recrea en algunas escenas en Europa en tono de comedia aburrida y carente de imaginación.


Muy poco más que añadir de esta cinta flojísima. Aquí hay un consejo gratuito para los creadores de comedia: no hay que recurrir a pseudo actores de programas de televisión de risas, pues no funciona. La película de Fernando Ayllón pretende ser coherente, pero al mismo tiempo, rebasa sin gracia e inteligencia sus propios límites.

Sin limar rigores, la cinta propone elementos narrativos propios y no mide los tiempos —en parte— gracias a un guion malo y gracias a un ejercicio de montaje que no fluye y para nada despliega un sentido de ritmo apropiado. En lugar de evitarlo, el cineasta da forma “deformando” a golpe de cámara y desafiando sin claridad por cierto gesto cinematográfico.

Gonzalo Restrepo Sánchez

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lunes, 30 de diciembre de 2019

The Collini Case



El filme se basa en la novela homónima de Ferdinand von Schirach sobre un juicio por un asesinato. El libro que fue una sensación cuando se publicó en Alemania en 2011, muestra un interlocutor asentado en el siniestro abuelo de von Schirach —el líder de las Juventudes Hitlerianas durante la II Guerra Mundial—.


En primera instancia parece correcto señalar que no es usual que los alemanes (a diferencia de otros ciudadanos y cineastas europeos, por supuesto) remueven en sus heridas sencillamente por vergüenza, pero alguna vez que otra lo intentan como en esta ocasión. De manera que libro y película fascinante: un abogado como Leinen que no solo se ve forzado a defender a un hombre que abdica a defenderse —negándose además a revelar el porqué del crimen—, sino de la misma manera, debe zanjar un apremio de intereses personales y profesionales. No olvidemos que todo apunta a un turbador capítulo de la historia de la justicia alemana.

Franco Nero interpreta a un hombre que —supuestamente— ejecuta un asesinato a sangre fría y Elyas M'Barek quien caracteriza al abogado que se encarga de su caso, son los dos pilares en los que se basa este drama judicial que mediante el uso del flash back y sin añadir niveles meta reflexivos, no resulta una conclusión fácil —y para nada ambigua— ante los ojos del espectador, pues las características en la puesta en escena alejan esa representación, aunque en el último tercio del filme, todo parece estar más claro. Además, relevante en su modo de forjar el uso del tiempo como instrumento narrativo. Película recomendada del reciente cine alemán.

Gonzalo Restrepo Sánchez
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