A sus noventa años y aunque usted no lo crea, Clint
Eastwood sigue haciendo películas. En su reciente filme “Richard Jewell” —lleno de realidad y capacidad cinematográficas—,
Jewell es un guardia de seguridad durante los Juegos Olímpicos de Atlanta en 1966, que
salvó muchas vidas, convirtiéndose así en héroe durante algunos minutos.
Más allá de las controversias, lo cierto es que este
filme es una valiosa reflexión de la sociedad norteamericana sobre los asuntos
de los mass media y la concepción del héroe (algo que Eastwood siempre ha
sacado adelante pese a las adversidades). Con su mirada —la cámara—, cristalina, bondadosa,
aunque algunas veces tolerante, el relato de este hecho real tiene la honradez
de convencer.
La película que arranca sin mucha conexión, es una
historia que conmueve más allá de toda ideología. Una película pues capaz de
decir verdades —hasta dónde puede llegar ese periodismo feroz o el mismo ser
humano, siempre vestido de otros disfraces— y de pronto, conmover al espectador
a través de un personaje que desde el primer momento encaja como un modelo de
ciudadano.
Y esto no es de ahora, ya en
las últimas cinco películas del
director, “American Sniper”, “Sally”, “The 15:17 to Paris”, “The Mule” se han
centrado en seres humanos comunes y que hacen cosas extraordinarias. La clave
de todo ha estado en excelentes guiones y sobre todo en los personajes que
forman parte del eje central del asunto o la intriga.
A modo de conclusión y de pronto con otro tipo de
lectura, una cosa piensa uno con su “camino” a seguir y otra lo que señala el
destino. Sobre todo si se trata de personajes que siendo ejemplares en sus
actividades diarias, de pronto se les cruza con una sociedad caníbal, que a lo
mejor y como una plaga de Egipto, intenta
derribar hasta autoestimas de seres inocentes.
Visite: elcinesinirmaslejos.com.co
Gonzalo Restrepo Sánchez