sábado, 31 de agosto de 2019

Kursk




Con un año de atraso llega a nuestras carteleras “Kursk” (película titulada en nuestro medio como “Alerta submarina”) y que está basada en un hecho real y cuenta la tragedia del submarino nuclear ruso 2000 K-141 Kursk ocurrida en agosto del año 2000, y la negligencia gubernamental que le siguió.

Vinterberg en «Kursk»

Todos estos temas sobre el submarino en su estructura cinematográfica son iguales en lo que respecta al suspenso, los imprevistos y la atención del asunto desde que comienza el filme. Pero, sin lugar a dudas, este es un filme del que es mejor no leer nada sobre él, para disfrutarlo mucho mejor, ya que como todo tema de submarinos en el fondo del mar, hay un callejón sin salida (en apariencia) del cual hay que intentar salir.

Sin el caminar de la tripulación sobre profundidad de campo alguno —con una fotografía más bien de grandes angulares— en los interiores del submarino, el cineasta se esfuerza y visualiza la locación como si de un laberinto de puertas y muros se tratara —un lugar que no accede escapatoria alguna—, y menos cuando el asunto está “color de hormigas”. Por lo demás, “ese silencio” suspendido en ocasiones por el agua y ese  atractivo trabajo sobre la temporalización y el recorrido por los espacios de un submarino, que, solo admite travellings vertiginosos y algún que otro movimientos de cámara; son suficientes para entender lo que pasa.

Esta es pues una cinta que, desde el principio hasta el final de su metraje, el espectador no sale de su conmoción e incertidumbre, pues (hay que reconocerlo) el cineasta belga Thomas Vinterberg —cofundador del movimiento cinematográfico Dogma 95— potencia la tragedia en el interior del submarino y no es cómodo, teniendo en cuenta además el melodrama de las familias de los marinos —el personaje de Léa Seydoux, esposa de uno de los atrapados— y esa frialdad y orgullo característico del “sistema” ruso.

Al “jugar” el cineasta —en el mejor de los sentidos—, si la tripulación se salva o no se salva, es la muestra evidente de que se puede registrar un tipo de buen cine comercial, decente y competitivo, que además roce, con más destreza que inteligencia todos los resortes pertinentes para aseverar su éxito y que marche con la exactitud de —un reloj suizo— en las casi dos horas de proyección, que ni siquiera se sienten. Por supuesto que más allá de una lectura o una mayor profundidad dramática al asunto, sería una absoluta pérdida de tiempo.
Gonzalo Restrepo Sánchez
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domingo, 25 de agosto de 2019

Le chant du loup



El canto del lobo “Los que están vivos, los que están muertos y los que están en el mar” de Aristóteles, es el apotegma con el que arranca este buen filme que de entrada nos introduce en las aguas submarinas y que el cineasta Antonin Baudry nos expresa su fluidez narrativa y suspenso sin contemplación alguna un asunto —en apariencia de Estado—. Estamos pues ante un thriller apasionante y prodigioso dentro de la producción francesa y europea por supuesto.


 The Wolf's Call” (“Le Chant du loup”), afronta pues con talento un género desde la idea de un “oreille d'or”, que formula "oreja de oro" y se refiere al trabajo de un técnico de sonar submarino. Una idea genial para este filme que si bien sitúa a un joven con atribuciones auditivas originales en el meollo de una escena,  asimismo él solo podrá resolver.

Este joven Chanteraide sobre quien recae el peso e interés de la trama, independientemente del asunto político (aprietos políticos posteriores a la “Guerra Fría”) sobre el que se recrea; no obstante ambas ideas mantienen el filme cargado de mucho interés y entusiasmo por parte de los espectadores.

Le Chant du Loup” resulta verosímil gracias a uso del vocabulario técnico y de los procedimientos: test de reconocimiento de sonidos e, interpretar mensajes encriptados en una área tan específica como los submarinos nucleares (cuyo lema es “la belleza de la muerte es silenciosa”) y, de un argumento geopolítico global.

Gonzalo Restrepo Sánchez
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sábado, 24 de agosto de 2019

Light of My Life



¿Quieres que te cuente una historia? Con esta pregunta sobre negro en la pantalla, arranca este drama post-apocalíptico que presenta una atmósfera de cierta desconfianza, donde una pandemia mató a casi todas las mujeres. De todas formas este es un filme que nos cuenta el amor paterno-filial de un padre a su hija.



Cargada de algunos “silencios” propios de un bosque y diálogos entre un padre y una hija y, los “intrusos” entre ellos, resultan a la postre dar sensaciones nada desiguales a las de una fuga por algo, que poco a poco —parece— se irá descubriendo.

Sin saber qué tan lejos o tan cerca están de otros seres humanos, creo que el guion tarda un poco en mostrar las reales condiciones de peligro de esta pareja que luce atractiva y, de honesta relación como debe ser entre padre e hija (aunque se disfraza de chico).

De manera pues que este drama distópico que por momentos flaquea, a la larga el cineasta Affleck logra sacar adelante su película. El último tercio del filme crece en interés aunque en su totalidad la película tiene una lectura de inconformismo.

Gonzalo Restrepo Sánchez
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miércoles, 21 de agosto de 2019

The Reports on Sarah and Saleem


El filme que arranca con la imagen de Saleem arrestado por la autoridad de seguridad palestina (acusado de contrabandear prostitutas israelíes a Cisjordania). Pero más allá de este personaje y su relación adúltera con Sarah; este filme palestino, a la larga, resulta ser una metáfora sobre la relación entre palestinos y judíos en Jerusalén. De todas formas viendo así de sencillo esta historia, el guion ofrece todas las garantías de un excelente drama.


Pero otra lectura de este filme, es el acento de thriller (psicológico) de una relación amorosa que traduce para los servicios secretos del país, un asunto político. Este asunto de la película —contada a modo de flash back—, trasfiere adecuadamente las durezas entre una Jerusalén occidental y la otra oriental, revelando una realidad de a puño: la dificultad entre israelíes y palestinos para cualquier tipo de relación.

Por lo demás, esta segunda película del director palestino Muayad Alayan si bien toca un tema (asuntos extramatrimoniales que han sido la base de muchas películas), logra un excelente filme con un guion tan esterilizado y algo convencional, que si bien, de pronto no aporta novedad alguna al género, se es reflexivo sobre la relevancia del asunto y atina de pleno en el amor que se desprende de los personajes.

Gonzalo Restrepo Sánchez
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martes, 20 de agosto de 2019

Once Upon a Time in... Hollywood



Nos encontramos en los años sesentas —donde muchos crecieron viendo televisión, al igual, de pronto, que usted y yo— para esta película thriller, comedia negra y western a la orden de Tarantino que, cargada de tantos guiños cinéfilos —en la música, filmes, en personajes y situaciones—cualquier asistente culto cinematográficamente hablando, la va a disfrutar mucho más que cualquier espectador desprevenido.

Otro aspecto importante para la valoración del filme entre la estrella de un western televisivo, Rick Dalton (DiCaprio) y su stuntman (Brat Pitt), es el corte entre la película filmándose con ellos y la que muestra Tarantino. La cinta es una reflexión de un Hollywood Tarantiniano, donde el cineasta se arrebataba en abundancia con la sonoridad circundante de sus agudos diálogos e incluida la música, amén de los intereses fílmicos de los productores.


Algo más que un meticuloso ejercicio de estilo, Tarantino lo confía todo en la imagen —la de la televisión también— y de pronto como si todo fuera metonímico entre gestos, miradas y silencios, registra a casi todos los actores (y personajes) como Sharon Tate (cuando frente a una sala de cine, dice que quiere entrar porque ella trabaja en la cinta que está proyectándose) o Bruce Lee, purificando un sentido lúdico de la narración temporal y en otros momentos de “realismo ficticio”.

“Todo mundo necesita un doble” dice George (Bruce Dern) al doble de Rick. Claro que si —y en el cine más—, pero resulta que en la vida sucede igual, sobre todo cuando en un universo de oropel como el observado, todo es mentira —o verdad mentirosa— según el o los interlocutores. Vale la pena recordar la película “Smoke”: un estanquero, interpretado por Harvey Keitel refiere a un escritor (William Hurt) falto de ideas, un cuento navideño.

Gonzalo Restrepo Sánchez
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lunes, 19 de agosto de 2019

Kristen Stewart se sumerge en el primer trailer de 'Underwater'


Este otoño, Kristen Stewart está a ambos lados del espectro cinematográfico con su película biográfica Seberg y el reinicio de gran presupuesto de los Ángeles de Charlie . A principios del año que viene, se la verá en el thriller acuático Underwater, de William Eubank (director  The Signal  and Love) , y el trailer para el que ya ha llegado.


Protagonizada también por TJ Miller, Jessica Henwick, Mamoudou Athie, Vincent Cassel y John Gallagher Jr, la película sigue a un equipo de investigadores subacuáticos que deben ponerse a salvo después de que un terremoto devasta su laboratorio subterráneo. Descrito como un Armagedón bajo el agua , mira el trailer a continuación.
Fuente:thefilmestage.com

miércoles, 14 de agosto de 2019

El hijo



“El hijo” es un thriller psicológico que al igual que en una crítica reciente sobre otro filme, bien podríamos escribir que: “Al usar un lenguaje icónico activamos, además, una serie de conocimientos que las palabras evocan y no necesitan hacer explícitos” (Conesa, 1998:171).

Y es que es verdad. Este filme argentino con cotas bien altas, no solo habla de las relaciones interpersonales entre dos seres (opuestos a la larga), sino de un rostro —Joaquín Furriel, un actor para tener en cuenta— que invita a leer todos los fantasmas del ser humano. En este sentido, el terror y suspenso es fundamentalmente entendible, ya que todos los humanos tememos y padecemos lo mismo: la sutil o exasperada paranoia donde la felicidad es siempre vehemente.

Desde otro punto de vista, también podemos abordar otro tema. Vamos a definir al afecto, siguiendo a Frank Fish: “oleajes de emoción en los cuales existe una exacerbación súbita que generalmente se corresponde con una evento” (la venida de un hijo en este caso).  Sin ser médico, el filme estudia la singular carga afectiva que acompaña a las ideas delirantes de la Paranoia y que se le dio el nombre de "Afecto Patológico".

La suspicacia del personaje Lorenzo simboliza la forma más aguda de desconfianza. La desconfianza siempre evidente en la atmósfera, reside solamente en no juzgar en favor de las circunstancias y en la benevolencia de nuestros semejantes y, es que la suspicacia va más allá y cuenta con que los sucesos llevan consigo, algo oculto, algo contra él.

Gonzalo Restrepo Sánchez
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