miércoles, 14 de agosto de 2019

El hijo



“El hijo” es un thriller psicológico que al igual que en una crítica reciente sobre otro filme, bien podríamos escribir que: “Al usar un lenguaje icónico activamos, además, una serie de conocimientos que las palabras evocan y no necesitan hacer explícitos” (Conesa, 1998:171).

Y es que es verdad. Este filme argentino con cotas bien altas, no solo habla de las relaciones interpersonales entre dos seres (opuestos a la larga), sino de un rostro —Joaquín Furriel, un actor para tener en cuenta— que invita a leer todos los fantasmas del ser humano. En este sentido, el terror y suspenso es fundamentalmente entendible, ya que todos los humanos tememos y padecemos lo mismo: la sutil o exasperada paranoia donde la felicidad es siempre vehemente.

Desde otro punto de vista, también podemos abordar otro tema. Vamos a definir al afecto, siguiendo a Frank Fish: “oleajes de emoción en los cuales existe una exacerbación súbita que generalmente se corresponde con una evento” (la venida de un hijo en este caso).  Sin ser médico, el filme estudia la singular carga afectiva que acompaña a las ideas delirantes de la Paranoia y que se le dio el nombre de "Afecto Patológico".

La suspicacia del personaje Lorenzo simboliza la forma más aguda de desconfianza. La desconfianza siempre evidente en la atmósfera, reside solamente en no juzgar en favor de las circunstancias y en la benevolencia de nuestros semejantes y, es que la suspicacia va más allá y cuenta con que los sucesos llevan consigo, algo oculto, algo contra él.

Gonzalo Restrepo Sánchez
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