“El silencio ante el mal es un mal así mismo” con esta frase
al final del filme iralndés podemos entender más aun la personalidad de Dietrich
Bonhoeffer (interpretado por Jonás Dassler) en una época de la historia de la
Europa convulsionada. De manera pues que más que un thriller estamos ante un
biopic que no enseña la historia del teólogo alemán antinazi Dietrich Bonhoeffer,
un hombre cuya fe y principios lo llevaron a convertirse en un espía y
participar en un complot para asesinar a Hitler, si bien esto último lo podemos
leer entre líneas del discurso audiovisual.
Si bien Dietrich Bonhoeffer, fue una voz contra la
intolerancia que se afanó para proteger judíos, y que pudo haber ayudado a
quienes intentaron asesinar a Hitler. La música blues que escuchamos, le dan
ese tono de alegría a los personajes en sus momentos de esparcimiento, pero los
diálogos le confieren a esta cinta, algunas de las pláticas angustiosas de la
película —sobre todo la política que infecta a la Iglesia, la segmentación de
la gente (racismo), el fomento de la falsedad y la falsedad— y que suenan adecuadas
y perturban.
Hay quienes consideran que rotular la política de la
película es arriesgado, ya que procede del estudio cristiano conservador Angel
Studios (distribuidor de "Sonido de la Libertad"). Y todo obedece
quizás a que se denuncie a partir del legado de Bonhoeffer por nacionalistas
cristianos declarados, toda una serie de temas respecto a la vida y obra del
personaje de marras.
Lo que sí es cierto es que hay rectitud e integridad el
personaje que es difícil desconocer y ha convertido a Bonhoeffer —autor de una
serie de libros antes de su muerte—, en una figura respetada y un mártir para
muchas personas. Pero la película del guionista y director Todd Komarnicki, lleva
el camino de enaltecer, e inspirada por la fe sobre Bonhoeffer, el cineasta aborda
con claridad audiovisual no solo la complejidad de la coexistencia de la benevolencia
en un solo hombre, sino como diríamos hoy un superhéroe seguro en amparo de la
justicia.
Es en estos sedimentos donde el cine de este cineasta es
pura contundencia. No se trata, pues, de inducir a través de lo concreto y
visceral. Lo que interesa aquí es la confidencia para y de todas aquellas
situaciones que demanda justicia donde solo hay silencio.