domingo, 27 de julio de 2025

The Ballad of Wallis Island

 

"The Ballad of Wallis Island" del director James Griffith es una comedia a fin de cuentas sublime y encantadora. Esta cinta escrita por los guionistas de la película: Basden y Key, jamás dan una pista de su sencillo origen. La película nos fascina con su humor supuestamente abierto, y un cuadro de melodías folclóricas originales y apasionantes, y su fervor por el extraordinario ambiente.

Cuando el músico folk Herb McGwyer (Tom Basden) llega a la rancia isla de Wallis, cree que viene a tocar un concierto íntimo para algunos entusiastas admiradores. En contexto, el concierto es a la larga para un hombre: Charles (Tim Key). Charles dos veces ganador de la lotería, vive en una finca inglesa, y es un gran admirador del antiguo dúo folk de Herb: McGwyer y Mortimer. La idea de la comerciante local de la isla, Amanda (Sian Clifford) asimismo está suscrita a todos los demás personajes observados, aunque nos refiere buenos enunciados e ingeniosos.

Lo primero que resaltaría de este británico filme es que el curioso humor y el patetismo inglés encumbran sus voces en una dócil armonía en esta apasionante comedia de James Griffiths. Si bien, el guion es imperceptiblemente fuerte, se toma una o dos liberaciones con la trama, sobre todo la manera en que Michael se excluye de la ecuación en una etapa temprana del argumento, y observamos muchos gags visuales.

Varias cosas: más allá del diálogo, las canciones interpretadas por el dúo (escritas por Basden), son de un encanto y folclóricas, y esencialmente memorables, si bien, en realidad son las letras las que cuentan. Una vez más la música (acompañada de una buena iluminación) es protagonista para los estados de ánimo. De todas formas, pienso que hoy día y para que desiguales tipos de espectadores quienes se sientan representados, estamos ante un cine modelo, per se, que no es errado, y muchos son los paradigmas en la historia del cine de películas que agrupan una enorme cantidad de ideas con cohesión y profundidad (en este caso, intentando exasperadamente salvaguardar aquellos “conciertos de sus ensueños” (prefiero no cometer spoilers).