domingo, 14 de enero de 2018

The Shape of Water



Ampliamente galardonada, esta cinta de Guillermo del Toro (“Cronos”, 1993, “El espinazo del diablo”, 2001 o la laureada “El laberinto del fauno”, 2006) ofrece al espectador una serie de sentimientos, que sin lugar a dudas la disfrutará en todo su dimensión. Y es que el cineasta pone toda su destreza para darnos una fábula sobre los afectos de una amistad.

Fotografía: Kerry Hayes / 2017 Twentieth Century Fox Film Corporation.

Y es que en este contexto, con ritmo lento en sus fotogramas, y, sin caer en los clichés; la fábula apoyada con la música virtuosa de Alexandre Despalt, nos cuenta una bella historia de amor (ambientada en los años sesentas) de una mujer llamada Elisa y, en un contexto político que, a mi juicio es válido, pero que en el fondo, transfiere poco a una relación iniciada entre ella y un anfibio humanoide.

El mito amoroso entre un ser bello y la bestia no tiene origen en  alguna  película de la historia del cine, sino que se halla en los albores de la historia de la humanidad. De todas formas, el cineasta mexicano retorna a un mito antiguo y que además se encuentra en la historia del cine, pero que ya formaba parte del imaginario colectivo, mucho antes de la invención del cinematógrafo.

Con algunos elementos del terror gótico de las primeras películas de la “Universal” y con novedosos elementos de ciencia ficción, toda la historia adquiere el tono de thriller, para llevarnos de la mano de los intereses de los protagonistas. Con muchas referencias cinéfilas y con algo de nostalgia a la serie B que se palpita en el filme del cineasta mexicano, Sally Hawkins interpreta a Elisa, la limpiadora de un laboratorio de Baltimore, junto a su amiga Zelda (Octavia Spencer).


Evocando de alguna manera la película, “Creature from the Black Lagoon”, 1954, de pronto, y a lo largo de toda la película en su intriga secundaria, surge la idea de que el monstruo es un animal salvaje (sin estar en su hábitat natural). Y es que en este sentido, el debate de hacer un negocio con lo descubierto, pone por supuesto a la ciencia como válido opositor a dichas intenciones. El anterior argumento, por supuesto que evoca a cuestiones ya observadas en otros  muchos filmes (como “Parque Jurásico”, de Steven Spielberg, 1993). Pero como en todo este tipo de fábula, el empresario ambicioso corre su propia suerte.

Para terminar, estamos pues ante un cine que tiene validez en la medida que sus cineastas transfieran una cinefilia evocando aquellas películas de ciencia ficción de bajo presupuesto. Títulos como “Tarántula”, 1955, “El increíble hombre menguante”, 1957 y el recuerdo a uno de los monstruos más emblemáticos de la Universal, “La Criatura del Lago Negro”: un mutante de semblantes anfibios y humanos que se volvería a refrendar en secuelas como “La venganza del monstruo de La Laguna Negra (1955)” y “La criatura camina entre nosotros (1956)”.



Gonzalo Restrepo Sánchez

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sábado, 6 de enero de 2018

La reina Victoria y Abdul



El mejor estilo de Frears (“Relaciones peligrosas”, “La reina”) donde sobresale el vestuario, el diseño, la fotografía y  la actuación; esta cinta encarna la fascinación de los personajes.

La relación personal entre la reina Victoria de 81 años y el joven Abdul (comienza siendo un vasallo y termina convirtiéndose no solo en su secretario personal, sino en su amigo y confidente), resulta ser una dosis de empatía entre los espectadores. Y es que a través de una primera mirada entre ambos personajes, las cosas irían a cambiar.
Pero más allá de esta sincera amistad (aunque la amistad debe de por sí, ser sincera), nos ilustra de la Casa Real británica, el tradicionalismo de esta época (y de todas), siendo un filme atemporal al servicio de la realidad política de ese país y su relación con los demás.


Con la serenidad en la dirección de actores, la planificación de la puesta en escena y sobre todo la tarea de manejar bien el espacio (entre otros factores y nada próximos al cine de autor), la película provoca un acercamiento entre la propuesta, el punto de vista de los protagonistas y el público.

Filme agradable que a la larga nos lleva a un melodrama ampuloso si se quiere, pero que hace que todos nos sintamos en sus casi dos horas de proyección bastante cómodos.

Gonzalo Restrepo Sánchez
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The Florida Project


Una historia norteamericana auténtica y profunda. Un cine independiente cada vez más a tener en cuenta. Sin que sea una exageración, estas tres premisas marcan la idea de este cine bien interesante que nos permite a través de su cineasta Sam Baker y de una la amistad entre unos niños, advertir (a través de una cámara firme), la desesperación y dulzura de los seres humanos (etiquetados como disfuncionales).


La película que se inicia con una burda travesura de unos niños, resulta ser una situación "normal" y clara cuando de seres que van por el camino de la pobreza, no dejan de abordar a una sociedad y vida desatinada. Visto así el asunto, de pronto, en una lectura más profunda: la vida de Halley y de los niños observada en la trama, nos remite a la idea de la sociopatía para el siglo XXI. Muy acorde a lo que nos depara el futuro no tan lejano cuando de marginalidad se trata.
  
Ya Baker se obligaba —con su reclamo hace dos años— con la película  "Tangerine ", una cinta independiente que filmó toda con una cámara para iPhone, y que contaba la historia visceral de una prostituta transgénero en Los Ángeles. Respecto a la cinta que hoy nos ocupa y en otro orden de ideas, un actor como Willem Dafoe está extraordinario en el papel de Bobby y no lo descartemos para los próximos premios del cine norteamericano.

Gonzalo Restrepo Sánchez

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The Greatest Showman



Si bien el novel cineasta Gracey (a lo mejor) sobredimensiona algunas canciones pop, la película es gratificante y de gran poder de seducción en clave de musical que nos cuenta la vida de  Phineas Taylor Barnum (1810-1891), un empresario circense estadounidense que fundó el "Ringling Bros. And Barnum & Bailey Circus" (al convertir la exhibición de genuinas rarezas humanas en interés al espectador), acreditado como "el mayor espectáculo en la tierra".


Dos aspectos importantes en esta película: primero la superación y segundo punto la creación. Con base en esto, la superación es un aspecto importante que se expresa a través del deseo de Barnum (un Hugh Jackman, a tono de un personaje en busca de sus sueños), sembrando sus ideas a lo visual, diseñando un eficaz show cargado de buen ritmo.

Y por supuesto la creación. Alguien decía que creación es contradecir lo establecido. Y en este caso (el siglo XIX) se tenía que imaginar más allá de lo pensable, para un público díscolo. Historia pues para todos los públicos con la abstracción  que todos los radiantes números musicales se convierten en elementos de fascinación (un show-stoppers) ante los ojos de unos espectadores que desean ser embelesados.

Reflexión final: Todos deberíamos ser un buscavidas (nada ofensivo) de nuestras propias ideas y que ansía no dejar de ser feliz.

Gonzalo Restrepo Sánchez


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viernes, 5 de enero de 2018

La cordillera



Película argentina donde Ricardo Darín es el protagonista, siendo prenda de garantía para un trabajo sólido. El asunto va en clave de thriller político-psicológico (sin nada de clichés) para señalar asuntos políticos sobre las ideas de mandatarios en una sociedad elitista como la de América Latina.


Metáfora entonces sobre la personalidad de un presidente a través de asuntos políticos y que el cineasta Mitre señala en una cumbre de presidentes de la región. Visto así el asunto la trama crece cada vez más y muestra los vericuetos de este tipo de cumbres donde la mentira, los intereses, la hipocresía entre mandatarios; creen que dan soluciones a los países, cuando en realidad es otro el asunto.

 “El hombre común no cita a Marx”, en boca de Blanco (Darín), un presidente con ambiciones, sirve como intertexto para tocar realidades sobre las políticas de una región a través de cumbres que lo único que logran en realidad es ocultar realidades sociales. “Puesto que lo político es una dimensión de lo social, si se intenta un retrato social, se puede (de manera tácita o no) ensayar un retrato político” (Víctor Hugo Martínez González). Para finalizar dos cosas entonces: O buscamos el personaje a través de la historia, o la historia a través del personaje.

Gonzalo Restrepo Sánchez

jueves, 4 de enero de 2018

Lady Bird



La película arranca con una frase que nos pone sobre aviso de lo que a continuación veremos. “Aquel que hable de hedonismo en California, nunca ha pasado una navidad en Sacramento”. Entonces creemos que el asunto va de hedonismo (la supresión del dolor y las penas buscando la felicidad y el placer como motivo y fin de vida).


La película de Greta Gerwig que se alzó con el premio a mejor película y mejor actriz por los Premios de la crítica de Nueva York, va de una joven estudiante que se hace llamar "Lady Bird" (Saoirse Ronan)  y se muda al norte de California en busca de la felicidad.

Y es que como decía el pintor suizo Paul Klee: “Ser feliz significa percibirse así mismo sin temor” Y de eso va la casuística en una película independiente bien realizada, sin pretensiones, inteligente e irónica en la medida que aceptamos a la interlocutora cargada de feminismo.

Película pues de tono fresco y agradable que nos habla (y trata) de un personaje femenino donde es (como muchos de nosotros) apurada, fisgona, aburrida (a ratos), jovial y algunas veces como seres humanos que somos a fin de cuentas: sórdida.

Sordidez con un sentido de lecciones a la madurez. De pronto la película nos revela aspectos autobiográficos de la cineasta. Película pues a tener en cuenta y que incluye a la familia (¡gústeles o no…!). Es bueno mantener las cosas limpias y ordenadas —con su hedonismo propio—.

Gonzalo Restrepo Sánchez
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miércoles, 3 de enero de 2018

I, Tonya



Mirando a la cámara el personaje Tonya nos introduce en el asunto madre de su vida, para luego en un largo flash back, ir cuarenta años atrás y ver el argumento de un personaje cargado de los altos y bajos emocionales, acorde a los sentimientos y maltratos de un esposo y una madre obsesionada. De manera que esta cinta es un Biopic que narra la historia de la patinadora olímpica, Tonya Harding y se centra en gran parte en un delicado incidente que le sucedió en 1994.


La película se basará en las entrevistas mantenidas con Tonya Harding y su ex marido, Jeff Gillooly, con quien mantuvo un turbulento matrimonio durante tres años (desde los 19 a los 22 años). De manera que este relato en primera persona, nos adentra en todo aquello que nos revierte en el esfuerzo y lo que hace a los  deportistas, por ejemplo, unos fuera de serie (sin conocer las realidades verdaderas).

Por otro lado, este filme cargado de buenas intenciones, refleja que la felicidad no siempre está al alcance de la mano. Felicidad y éxito no sería el corolario de una puesta en escena agradable y bien musicalizada y que llega al pathos del espectador, ya que el personaje de marras (en todas las etapas de su vida), nos cautiva.

En lo estrictamente cinematográfico, se plantea un filme a modo de falso documental y sin exagerar las voces en off, nos enteramos de que a pesar de todo lo que nos ocurra en la vida, bien valió la pena vivirla.

Gonzalo Restrepo Sánchez


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