jueves, 3 de agosto de 2017

La defensa del dragón, de Natalia Santa TUMBAR EL PROPIO REY


Hay ajedrecistas que abandonan las partidas cuando las ven perdidas. No tienen la paciencia ni la disposición para tramitar y recibir la derrota. No parecen interesados por el fin sino por el juego, pero solo por aquel en el que tienen la expectativa de ganar. Viven como reiniciando la vida, forzando nuevas oportunidades. Eso hace Samuel, el protagonista de esta película, tanto en el juego como en su existencia, la cual parece estancada en ese bucle de reiniciar partidas, a la espera de ganar alguna.


Samuel tiene poco más de cincuenta años, es maestro de ajedrez y padre de una hija de la que poco se ocupa. Junto con dos amigos mayores que él, deambula por la ciudad y por la vida. Juegan, conversan y esperan lo que tal vez nunca va a llegar. Es una sensación de patetismo y declive que permanece con ellos, sobre todo con Samuel, durante casi todo el relato. No es la vida sino un sopor de ella.
Es una vida sin excitaciones, casi inmutable. Por eso, la fuerza de la película está, no tanto en un improbable argumento ni en la intensidad de un drama que no llega a concretarse, sino en la mirada que la directora hace de estos tres hombres y su cotidianidad. Ella sí parece con la sensibilidad y paciencia para percibir y tramitar esa lenta derrota. Y lo hace desde la construcción de personajes, los diálogos y la concepción visual.
Estos personajes están definidos, en principio, por sus oficios: el ajedrecista que ya no compite, el relojero de fina piñonería en un mundo digital y el médico homeópata jugador de póquer. Son personajes determinados más por sus carencias y marginalidad de un mundo que pasa raudo al lado de ellos. También definidos por su relación, una serena amistad guiada tanto por la solidaridad como por su mutuo reconocimiento como almas afines, a pesar de las evidentes diferencias.
Así mismo, los diálogos, que es donde más suceden cosas, se mueven con naturalidad entre los extremos de las nimiedades propias de la cotidianidad y las hondas reflexiones sobre la existencia y las relaciones interpersonales. Y lo mismo ocurre con el universo visual que encierra la parsimoniosa vida de estos tres hombres: es orgánico y lleno de detalles. Hay una suerte de filigrana en las imágenes, los objetos y los movimientos de los personajes que la cámara capta casi siempre con cuidado y desde una necesaria inmovilidad.
Natalia Santa hace aquí una película sobria, madura, aunque tal vez un poco distante emocionalmente, pero también de una tremenda sensibilidad para observar, describir y definir lo que es este mundo de tres hombres mayores que parecen estar en un prematuro crepúsculo de sus vidas. No obstante, siempre deja abierta la posibilidad de ganar una partida, o al menos de empezar otra cada que se les antoje.
Oswaldo Osorio
cinefagos.net

lunes, 31 de julio de 2017

“Dunkerque”, de Christopher Nolan



Al inicio del filme el espectador parece desorientarse en esta nueva película de Nolan (una obra maestra sin lugar a dudas). Sin embargo, muy pronto tomamos el asunto por nuestros sentimientos (los que genera una serie de juicios dramáticos, apoyados por la música). Y es que “Dunkerque” está ordenada con base en tres narraciones que acontecen en espacios y tiempo disímiles: tierra, mar y aire (no olvidemos que la trama parte de la II Guerra Mundial, en las playas de Dunkerque).


En estas tres ideas espacio-temporales, todo intenta converger (evitando el morbo) en aspectos inquietantes o dramáticos, ya que a la larga expresa la ideología del filme: La supervivencia. Porque lo interesante en esta estructura no lineal, es que el cineasta plantea un ritmo y tono preciso (que a veces nos ahoga en la voluntad). Y es que los acontecimientos y circunstancias personales de soldados y personajes alrededor de ellos, así se expresan.

De todas formas, Nolan es así. Su talento en el discurso audiovisual, es el de una fijación por alterar el ritmo cronológico supuesto de los hechos y las diferentes percepciones y puntos de vista de los personajes que habitan cada espacio. Película pues altamente recomendada.

Gonzalo Restrepo Sánchez
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domingo, 30 de julio de 2017

Kelly's Heroes (1970)


Existen filmes que al verlos una vez más resultan mucho mejor que cuando la primera vez. Este es el caso del filme de 1970, “El botín de los valientes”. Cargada de una buena dosis de cine bélico, comedia, robo, amistad, etc. El asunto nos lleva a pensar que el mejor ejemplo de la combinación entre ladrones y soldados en el cine, es la cinta "Los violentos de Kelly" (su título original) y que inexorablemente nos remite a "Rififí" (1955) aunque trasladada a la Francia de 1944. En este remembranza de la cinta francesa, es destacable el nivel de detalle y exactitud con el que es descrito el atraco a la joyería (en una secuencia de 32 minutos), donde el silencio, la ausencia de música, la poca luz y la narración, crean magistralmente un clima de tensión, que agarra al espectador hasta hacerlo cómplice de la acción.

Si tenemos en cuenta que el saqueo en tiempos de guerra no es lo más correcto, la calidad en el guion y la realización de esta cinta, nos permite establecer parangones sobre una realidad cómica y de pronto elogiada en nuestro interior. Solo baste ver el final de esta trama para aceptar dicha idea.

Además y con base en lo anterior, no estamos frente a la propia película de guerra en cuanto oímos la canción "Burning Bridges". Asimismo, los "héroes" son un grupo de soldados enteramente hartos de unos mandos (ineficaces) que solo piensan en sus beneficios.
Gonzalo Restrepo Sánchez

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domingo, 16 de julio de 2017

Murió el director George Romero, padre del cine zombi


El cineasta neoyorquino George A. Romero, maestro del terror de serie B y del género zombi gracias a la mítica película "Night of the Living Dead", falleció a los 77 años a causa de un cáncer de pulmón. 

Según una declaración enviada al diario Los Angeles Times por el productor Peter Grunwald, socio de Romero desde hace tiempo, murió tras una "corta pero agresiva batalla con un cáncer de pulmón". 

Romero falleció mientras escuchaba la música de una de sus películas favoritas, "The Quiet Man" (1952), con su esposa, Suzanne, y su hija, Tina, a su lado, según su familia, que no ha precisado dónde murió. 

El cineasta dejó su impronta en el cine con "Night of the Living Dead" (1968), una obra de culto que influyó notoriamente en el posterior cine del género zombi. 

Tras ella siguieron "Dawn of the Dead" (1978), "Day of the Dead" (1985), "Land of the Dead" (2005), "Diary of the Dead" (2007) y "Survival of the Dead" (2010). 

Con aspecto de hippie con sus gruesas gafas negras y su larga coleta blanca, George Andrew Romero nació en el Bronx, en Nueva York, el 4 de febrero de 1940 y asistió a la Universidad Carnegie Mellon en Pittsburgh (Pensilvania), donde se graduó en Bellas Artes. 

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Pueblo, canto y esperanza



"Pueblo, canto y esperanza" (1956) dirigida por Alfredo B. Crevenna, Rogelio A. González, Julián Soler, es otro filme mexicano donde se escucha otra canción caribeña colombiana y que el jueves 21 de octubre de 1982 con la noticia de que Gabriel García Márquez había ganado el Premio Nobel de Literatura Emilianito Zuleta interpretó la más grande obra musical de nuestro folclor: La cumbia Sampuesana de la autoría del maestro José Joaquín Bettín Martínez.



Película que consta de tres episodios, uno con el folclor de Cuba, otro con el folclor de Colombia y otro con el folclor de México, en los cuales se muestran historias locales. En el episodio mexicano Pedro Infante habla del amor y el honor siendo un simple hombre rural. Los episodios que la conforman son:
Episodio mexicano dirigido por Rogelio A. González
Episodio cubano dirigido por Julián Soler
Episodio colombiano dirigido por Alfredo B. Crevenna.

Gonzalo Restrepo Sánchez
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miércoles, 12 de julio de 2017

“Pasiones tormentosas” (Juan Orol en 1945)


Poco se ha escrito sobre la relación música del Caribe colombiano y el cine nacional. De todas formas, el caribe colombiano que ha dado tanta buena música (compositores, cantantes, etc.) parece estar destinada al poco estudio al respecto.




Sin embargo, ahí queda esta reliquia para la historia de la música colombiana:Primer tema del Caribe colombiano llevado al cine fuera de nuestras fronteras: "Se va el caimán, se va el caimán". Esta canción se pudo escuchar en la película mexicana “Pasiones tormentosas”, dirigida por Juan Orol en 1945, interpretada por el cantante Kiko Mendive,y también cantó "Me voy pa’ Cataca" (más tarde grabado por La Sonora Matancera como "Me voy pa’ La Habana"), Todo compuesto por el barranquillero José María Peñaranda. 

Gonzalo Restrepo Sánchez 
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domingo, 9 de julio de 2017

MIRADAS QUE CONSTRUYEN : "The Gifted"


“Los públicos conocen  el lado mítico de los artistas (de cine), el cual es construido a través del consumo mediante su mirada y la posterior asignación de afectividad. Cuando un rodaje permite la interacción entre misticismo y realidad, suele agregarse un lapsus histórico que difícilmente puede ser borrado de la memoria colectiva…” Con esta afirmación contundente Rodolfo Juárez Álvarez consagra un sentido de la función cinematográfica para cualquier etapa y edad de la vida.


Y es que a la hora de evaluar un filme como “Gifted” o su título para el mundo hispano como “Un don excepcional”, si bien no es la maravilla del otro mundo (filme más bien soso, donde a modo de melodrama plantea la vida de una niña superdotada y quienes deben ser sus verdaderos tutores en la vida), creo que el lado positivo lo podríamos señalar por el lado de los derechos de los niños.

Entonces con base en lo anterior (lo único verdaderamente importante de esta cinta), la historia nos muestra que al margen de tíos, abuelos u otros, la vida interior de un niño es muy importante para que adultos decidan qué es lo mejor.

Historia pues recomendada en este sentido, aunque resulte el tratamiento cinematográfico soso y sin capacidades histriónicas que resaltar de unos actores muy planos, salvo la actuación de la niña Mckenna Grace.

Gonzalo Restrepo Sánchez

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