Terminó Ficci 2025 y entre las películas a destacar
(sobre todo las producidas en Colombia). Sobresale “Andariega” de Raúl Soto, la
mejor cinta según el público que la votó en el festival de cine. La
protagonista de esta cinta es Chena (María Yesenia Herrera Benítez) es una
madre soltera de 26 años que cada año se une a la diáspora de campesinos que
recorren cientos de kilómetros lejos de sus hogares para trabajar. Una idea sencilla
si se quiere, que no necesita de mucho esfuerzo emocional para compenetrarse
con la joven campesina.
De pronto le pondría el título de “Una vida joven sin pausa” y es que Chena es una mujer dura de roer. Con una pausa para empezar, no es una obra opuesta a la realidad de ciertos campesinos, ya que su andamiaje estético está sostenido sobre una tensión construida sin una exageración de la realidad, aunque, al mismo tiempo, lo observado no hace sino asfixiarnos hasta la extenuación su relato y por momentos su discurso, sin impedir la hondura deseada por el director. O sin impedir las palabras escritas en su diario por "Chena", un escrito que la lleva a sus más profundas ambiciones.
La
expresión desnuda que desarrolla de los actores (algunos ocasionales) cumplen
la función de estar ahí, pues no hay más nada que mostrar. Así, la película, durante casi todos
sus compases, no hace sino construir a través de la vida formal y corriente los
espacios por los que los personajes se deslizan. No hay desolación en ellos, la fecundidad de los escenarios, cierto
automatismo de la puesta en escena y la austeridad gestual de los actores
proyectan la importancia de mano de obra, pero, también deja entrever asuntos
del campo colombiano y la forma de trabajarlo. Pero. Sobre todo, las ganas y
deseos de ganarse la vida como andariegos.