El logline de este filme (y sin que sea
spoiler), cuando los nazis invaden Polonia en 1939, la enfermera Irena Gut (Sophie
Nélisse) es trasladada e impuesta a trabajar para las huestes alemanas, siendo
asignada como ama de llaves de un comandante nazi.
Y eso es justamente lo que le da su
potencial dramático al filme, y asimismo cuando los oficiales de la SS ahorcan
a los cómplices prosemitas. Pero, por otro lado, cuando la película de la
canadiense Louise Archimbault da por hecho la hazaña de Irene (una inspirada
Sophie Nélisse), obvio que podemos pensar que la cinta tiene mucho de invención
y de realidad, ya que está basada en eventos reales.
Por otra parte, la magnífica idea y notable
del filme, a su vez adaptación de la obra teatral asentada en las historias de
Irene, es el uso de la mansión del oficial nazi en la que Irene ejerce como ama
de llaves, y se concibe como una puesta en que, en ella plantea toda una
condición del ser humano y sus misterios y desconsuelos.
Estamos
pues ante otra historia
basada en hechos reales sobre una persona corriente que, en períodos tan
lamentables como los del nazismo, expuso su propia vida para salvar a un buen
número de judíos. En este argumento, Irene Gut fue una joven enfermera polaca
que le da vida Sophie Nélisse (“La ladrona de libros”, en una propuesta de
afines particularidades).
Dos cosas para finalizar, por un lado que la música en
muchos momentos no favorece los instantes de aprehensión y un guion que tiene
la capacidad para mostrarnos los ángulos que no hemos vivido o que hemos vivido
sin ser aptos de tomar cierto aire para escapar de nuestra propia subjetividad.